Obama y el régimen Chávez-Farc
Más allá de una justificada alegría entre los demócratas del mundo, por el triunfo de BARACK HUSSEIN OBAMA, ratificación para USA como primera democracia en el orbe, me resulta gratuita cualquier otra complacencia en nuestra Pequeña Venecia.
No podía ser de otra manera, luego del horror que para nosotros ha significado esta década perdida. La búsqueda de objetividad ante tales acontecimientos, debe ser característica entre quienes padecemos a una clase política que oscila, entre una partidocracia corrompida hasta la médula, emblema de un CAP I, y el régimen CHÁVEZ-FARC, su continuación.
Su planteamiento electoral, el sentido común y muy recientes declaraciones, definen sin duda, una postura digamos ¨nacionalista¨ para la gestión gubernativa del novel mandatario. El alivio que dicho enfoque traduce para Hugo Chávez, también resulta innegable.
Contar con un presidente de EE UU cuyo único interés por Venezuela estribe en el clásico envío de petróleo seguro, al tiempo que progresa de camino a la alternativa energética, constituye mejor noticia, para el poder constituido que para nuestras fuerzas demócratas; más sin embargo gran mérito, si extraemos la ventaja entre tal adversidad.
Es axioma político universalmente reconocido, la necesidad de los pueblos por internalizar situaciones, ha modo que asuman perdurables resoluciones. El régimen CHÁVEZ-FARC, si bien fenómeno político debilitado al tiempo presente, carece de reemplazo a la vista; ello por causa de nuestra vernácula incapacidad de promover a una dirigencia demócrata calificada para tal fin.
En tal sentido, resulta pertinente afirmar, que la presencia en ¨The White House¨ de un gobernante hostil al nativo comandante, más que en apoyo, deriva en traba, como lo evidencia el mandato Bush.
Al efecto, oportuno el ejemplo de la actual democracia polaca, con mayor deuda frente a la autoridad moral del fallecido Papa Juan Pablo II, que respecto al Washington de entonces. Solo a través de la fortaleza moral nacional, representada en una dirigencia política a la altura de nuestras circunstancias, lograremos no solo restaurar la constitucionalidad democrática en la República de Venezuela, sino además garantizar el no retorno de un régimen Chávez-Farc. ORA Y LABORA.
