Parajodas
Si Estados Unidos y Etiopía atacan a milicias islamistas y grupos de Al Qaeda en Somalia – con la autorización de los dirigentes somalíes reconocidos por la Unión Africana y la ONU – se trata de “un acto de imperialismo”, pero si el número dos de Al Qaeda, el egipcio Al Zawahiri, desde un escondite en Afganistán, insta a los musulmanes del mundo a atacar a etíopes, “liberar” a Somalia, y reitera una guerra santa mundial, se trata de una reacción “patriota” a favor de una red global islamista.
Si hubo políticas durante la dictadura de Pinochet que condujeron a Chile a la prosperidad, eso no cuenta porque fue un tirano, pero si Fidel Castro mejoró notoriamente la salud y la educación en Cuba, eso lo hace un demócrata, aunque sea responsable de asesinatos y presos políticos en sus casi 50 años en el poder.
Si el siniestro presidente de Irán declara semanalmente la intención de su régimen de “borrar a Israel del mapa” mientras enriquece uranio con “fines pacíficos”, no hay que tomar en serio su amenaza, pero si un obtuso reverendo estadounidense sin poder político – Pat Robertson – dice que hay que matar a Chávez, eso refleja el peligro del fanatismo del “imperio”.
Si China – comprador de más del 50% del petróleo de Sudán – veta una resolución de la ONU para enviar tropas que detengan el genocidio de cristianos a manos de milicias de su gobierno islamista, es el legítimo derecho de una superpotencia, pero si EEUU veta cualquier cosa, se trata de los perversos intereses del amo del mundo.
Cuando Evo Morales, como dirigente de oposición, llamaba a derrocar gobiernos era un representante del pueblo, y ahora, quienes protestan o hacen huelgas contra su gobierno son catalogados como “antipatriotas” y elites conspiradoras que quieren hacer un golpe de Estado.
Y así, abundan muchas interpretaciones, no precisamente ecuánimes, a la hora de juzgar países, gobiernos y dirigentes, las cuales, a veces, lucen más que paradojas, algo de tomar para joda.
