Opinión Internacional

Paralelos entre Bush y Castro

¿En qué se parecen las políticas de George Bush y Fidel Castro? Básicamente en tres aspectos, que son vitales para su propia supervivencia en la Historia: 1)Educación, 2) Lucha contra el terrorismo y 3) Búsqueda del libre comercio.

En un reciente discurso improvisado en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, con motivo de la asunción al mando del presidente Nestor Kirchne, Castro expresó interesantes puntos de vista que lo acercan a la agenda de Bush.

Después de referirse al oscuro destino de la humanidad con una globalidad dominada por una economía neoliberal, dijo: “Pero no todo está perdido, una esperanza es la educación”. Y consideró oportuno referirse a los reconocidos avances en materia educativa implantados en Cuba, donde, aseguró, no existe ni un solo niño sin escuela.

Bush también enfatiza el aspecto educativo y siempre recuerda la influencia de su esposa, Laura, que antes de ser primera dama, ejerció toda su vida como maestra de escuela. La educación, ha dicho varias veces Bush, es obligatoria para todos los niños de Estados Unidos. Y debe ser excelente, con gran énfasis en la lectura. Y no debe quedar un sólo niño que no sepa leer.

En el tema del terrorismo ambos son implacables. Para los dos el objetivo es liquidar las formas de terrorismo que afectan a sus respectivos países. Bush protege a su potencia de alcances imperiales y Castro a su isla aislada y hasta bloqueada. Para esto, ambos despliegan una doctrina maniquea: O están conmigo o están contra mí.

Bush libra una “guerra global” contra el terrorismo, para lo cual ya ha convertido en campo de batalla —y ocupado militarmente— a dos naciones: Afganistán e Irak, y hay otros posibles escenarios. Uno podría ser su propio país, estimado lector. Contácteme y le diré por qué.

Castro se circunscribe a los limites y alcances de su isla. Y como ocurre con Bush, la calificación de “terrorista” es arbitraria, privando la seguridad del estado sobre los derechos ciudadanos. Así, les toca la represión a todos los disidentes. Y a los que secuestren aviones, embarcaciones y otras formas de transporte público, les espera el pelotón de fusilamiento.

Bajo la “doctrina Bush”, los acusados de terrorismo no tienen los mismos derechos constitucionales que contempla el amplio sistema jurídico de la poderosa democracia norteamericana y les espera la cárcel perpetua o la inyección letal.

Ni a Bush ni a Castro parece importarles un bledo la crítica de la opinión pública mundial.

En el tema de comercio, ambos abogan por libre comercio mundial. Bush quiere comerciar con todos —especialmente China comunista. Pero no con Cuba. Castro también quiere negociar con todos, —especialmente EE.UU—, pero no puede. La política de Bush, ya cuestionada internamente por empresarios norteamericanos del sector agropecuario, es bloquear a Cuba.

No sé si Fidel querría bloquear comercialmente a USA. Pero no puede. Es demasiado grande. En ambos casos, Castro en su isla y Bush en la globalidad, cabe preguntar la gran duda que planteó al siglo XX “cambalache” (Santos Discepolo dixit) el filosofo boliviano Franz Tamayo: ¿Se puede ser impunemente poderoso?

(*)Columna global por Ted Cordova-Claure/Corresponsal en USA/BIP
(**):Otros articulos en (%=Link(«http://www.tedcor.com»,»tedcor.com»)%)

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