Opinión Internacional

Por fin de quién es el tesoro

Imagine usted ser descubridor de un tesoro encontrado en el fondo del mar producto del hundimiento de un barco que llevaba nada menos que 500.000 monedas de plata con un peso de diez y siete toneladas, cientos de monedas de oro además de tallados en oro y otros artefactos de valor. Imagínese también que el descubrimiento ha sido hecho por robots submarinos que a usted han costado una inversión de millones de dólares, y que el lugar del descubrimiento en el océano Atlántico usted a bautizado con el nombre de “Black Swan” (no es nombre de ningún barco) de donde ha rescatado en forma discreta el tesoro indicado y lo ha llevado a un lugar secreto. También sabe que numismáticos han dicho que cada moneda de plata puede venderse entre 500 y mil dólares lo que significa una venta promedio de 375 millones de dólares sólo por las monedas de plata. Por supuesto que usted no daría a conocer el nombre del navío naufragado ni el país de origen, ni la fecha del naufragio porque no le conviene. Tampoco le conviene dar a conocer el lugar exacto de “Black Swan” porque a lo mejor está en aguas territoriales de un país en cuyo caso el tesoro no es solo suyo o no debería serlo.

Bueno pues, lo anterior está lejos de ser ficción porque ha acontecido e indirectamente puede que tenga que ver con Potosí, Alto Perú, hoy Bolivia. Se trata del descubrimiento más millonario de la historia, y el descubridor es la tripulación del barco Ocean Alert de la compañía estadounidense Odyssey Marine Exploration Inc.(OME) de Tampa, Florida, especializada en exploración marítima. El tesoro ha sido rescatado y está en algún lugar de EEUU.

El 18 de mayo de 2007 OME lanzó un comunicado de prensa anunciado el hallazgo arqueológico de “un barco hundido en el periodo colonial” fuera de aguas territoriales y jurisdicción marítima de ningún país. OME también proclama que el descubrimiento se hizo en conformidad con la Ley de Rescate y la Convención de Legislación Marítima, y que “el notable estado de conservación de las primeras seis mil piezas de plata recuperadas ha sido una agradable sorpresa,” y que la mayoría de las monedas de oro están en excelente condición. También dice que OME está entusiasmada con la cantidad y variedad de fechas, orígenes de las monedas, etc. Y que la comunidad de coleccionistas quedará pasmada cuando vea la calidad y diversidad de lo encontrado.

Hasta aquí quizá OME esté haciendo bien el trabajo de relaciones públicas. Pero qué si al final se descubre que el sitio “Black Swan” está dentro de la jurisdicción española o de otro país. A esto hay que añadir la reciente inquietud del Gobierno español y del Gobierno peruano por saber dónde en el mar está “Black Swan” al punto de que la Guardia Civil española está inspeccionando los barcos de OME que anclan en aguas españolas, aunque ésta insiste que sus relaciones con la autoridades españolas han sido siempre cordiales; pero no dice dónde está “Black Swan”. Pero en eso de “el período colonial” está la cuestión palpitante.

Si el barco se hundió en el periodo colonial de EEUU quiere decir que naufragó antes de 1776 cuando la mayor parte de América del Sur, del Centro y buena parte de Norte América eran colonias españolas; lo que quiere decir que existe una posibilidad elevada de que el barco haya sido de bandera española, y que semejante cantidad de monedas sólo podían proceder de un lugar donde se acuñaba monedas de plata en cantidades sin precedentes en esa época, y ese lugar puede que sea Potosí, hoy Bolivia, de donde se extrajo tanto tonelaje de plata que entre otras cosas financió el inicio de la revolución industrial europea, y desde luego las guerras de religión que sostuvo España en varios frentes europeos sobre todo durante el reinado de Felipe II que corrió de 1556 a 1598. Las deudas contraídas afligieron a la corona española hasta mucho después y fueron solventadas por cargamentos millonarios de plata, oro y otros metales procedentes de América. Se extrajo tanta plata de Potosí que incluso el emperador Habsburgo Carlos I de España, V de Alemania y Padre de Felipe II, acuñó la unidad monetaria alemana thaler, o táler en español, en base al potencial argentífero proveniente de América y concretamente de Potosí.

A propósito, el ingeniero boliviano Roberto Arce Álvarez me decía hace unos años que en 1775, en lo que vino a ser EEUU, se tenía tanta bronca a lo inglés incluyendo la libra esterlina que se decidió acuñar por primera vez una moneda derivada directamente, por lo menos en nombre, del táler, y se llamó dólar de EEUU. Así que no sería nada raro que lo encontrado en “Black Swan” sea un cargamento de táler acuñado en la Casa de la Moneda de Potosí y perteneciente a la corona española. Pero un momento, si la plata era procedente del Alto Perú, o sea del Virreinato de Lima, ¿por qué Perú y especialmente Bolivia no pueden alegar jurídicamente derecho a por lo menos una parte de semejante tesoro? A ver si la autoridad boliviana por lo menos en esto ¡se despabila! www.eforobolivia.org

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