Opinión Internacional

Soberanía a lo Chávez

El régimen venezolano siempre pone por delante el tema de la soberanía cuando se trata de acciones que se dan desde el exterior, pero se olvida de ella cuando es su gobierno quien actúa en otros países.

La lista de reclamos a la intervención de Chávez en asuntos domésticos en Latinoamérica, ha venido aumentando. No nos referimos a los sonados casos electorales donde algún candidato que él cree cercano o amigo recibe su apoyos públicos y muy probablemente privados, como es el caso de Húmala y Ortega; tampoco nos referimos a sus relaciones con grupos extremistas, fundamentalistas, radicales o fanáticos alrededor del mundo, o más simplemente a esa manía de realizar actos de masas paralelos a alguna cumbre importante donde ha sido invitado como presidente y termina como político en una plaza; ni mucho menos a su inaudita concepción de que hay que redefinir la alianzas económicas venezolanas – fundamentalmente petroleras- con base a lo que él considera lo fundamental, es decir, un supuesto socialismo del siglo XXI, que impulsa sin entender como dijo el líder chino Den Xiaoping: “no importa el color del gato si no que cace ratones”.

No nos referimos a eso, nos referimos a esa nueva política de pasar sobre el Estado central para conectar directamente con gobiernos regionales y locales que les son afines, sobre los que pretende ejercer una influencia directa y con los cuales ambiciona definirse como un actor político en otras tierras soberanas. La práctica de que un presidente vaya en visita privada a entrevistarse con un alcalde, o que esos alcaldes y concejales- o incluso líderes comunales- vengan a pedir y solícitamente reciban petróleo y otros donativos, sin la presencia del gobierno central, siempre que sean “amigos” claro está, no sería mas que una violación de la soberanía, al menos desde el punto de vista de Chávez.

Imaginemos por un momento que Mr. Bush o cualquier otro presidente, le diga a Rosales “gana Rosales, gana” o que a la sazón de una conferencia de presidentes algún demócrata haga un mitin en Caracas con personas de la oposición o que el “imperialismo y su lacayos” entreguen donaciones masivas a un Estado Federal o a un municipio sin autorización del gobierno central, como lo hace Venezuela, en casos como los de Nicaragua o Chile, o que el destinatario sea una ONG. No hay dudas que de suceder esto el enojo de Chávez sería monumental.

Nada de esto es teórico, recordemos como el Embajador norteamericano tuvo que huir de un campo de baseball infantil donde donaba guantes, bates y pelotas, mientras que sin protección gubernamental, era insultado y su vehiculo asaltado. Tampoco olvidemos el caso de la ONG SUMATE que ha sido acusada nada menos que de traición a la patria, por recibir donaciones de los EE.UU. Y finalmente, como corolario, tengamos presente la próxima aprobación de una ley para controlar y evitar cualquier donación externa que no sea autorizada y controlada por el gobierno central.

Por esto, al apreciar como el régimen concibe y aplica con un doble rasero el concepto de Soberanía, no podemos más que concluir que también este concepto está sometido a la estrategia de la penetración y expansión global de la revolución bolivariana; y que muchos de los que hoy extienden la mano, sentirán muy pronto en su interior que tal penetración no valió la pena, pues pone en peligro su propia independencia y soberanía.

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