Opinión Internacional

Un nuevo 11S

Carlos Lillo no estaba en el hospital de su jurisdicción cuando dos aviones secuestrados se lanzaron contra las Torres Gemelas. Una enfermera amiga suya salió a buscarle cuando los gritos en el pasillo llamaron su atención sobre el televisor. Ella pensó que quizá Lillo estaría ayudando a las victimas. Su horror solo empezaba y aumentaba minuto a minuto. Cuando los edificios cayeron y él no apareció, el temor de Carmen López se agudizó. Finalmente el de Carlos Lillo fue uno de los últimos cuerpos en recuperarse. Los investigadores creen que el bombero paramédico del Batallón 49 estaba en el lobby de la Torre Sur cuando se produjo el colapso.

El 11S no puede ser solamente una fecha para recordar tragedias. Hacerlo así solo anidaría la tristeza. Debemos rescatar lo positivo.

El Tai Chi es la conjunción de dos mitades, representados en un singular disco, el Yin y el Yang o lo que es lo mismo lo negativo (Yin) y lo positivo (Yang), dos aspectos contrarios y complementarios. Su unión es el equilibrio de las dos fuerzas de la vida en un conjunto indivisible. La separación de las dos mitades es sinusoidal de tal forma que es imposible trazar un diámetro que lo divida en dos partes. En la filosofía china, el Yin y el Yang esta en perfecta armonía y equilibrio.

Hemos estado demasiado tiempo en la oscuridad, es hora de alcanzar la luz. No entraré en los debates nacionales e internacionales de la responsabilidad política. El 11S no debe ser un punto de quiebre, es esencialmente un punto de partida. Tres años de furia, tres años de duelo son suficientes.

Cuando las personas que conocieron al bombero Carlos Lillo lo recuerdan, dicen evocar su sonrisa fácil, su buen temperamento. De toda una vida, la gente se quedó prendada de su buen espíritu. Toda una vida y lo que mas recuerda la gente no es su auto nuevo, ni la vez que se compró una chaqueta de cuero, ni cuando ingresó al Departamento de Bomberos. Toda esa vida no es que haya sido olvidada, simplemente no ha tenido tanto impacto como su buena disposición, su servicial espíritu, su ánimo siempre en alto y sus enormes ganas de vivir en positivo.

No puedo dejar de pensar en lo que es importante e intrascendente en la vida. En como confundimos lo trivial por vital, lo necesario por imprescindible. Al final, solo somos tierra. Menos vanidad y más sustancia.

Mike Higgins, un experto en psicología de desastres, sostiene que luego de hacer seguimiento a los sobrevivientes del 11S descubría que aquellos que lograban superar el trauma inicial, llevaban una vida más simple y sencilla. Trabajar doce horas diarias para pagar una hipoteca por una casa de 350 mil dólares, que sería cancelada a la víspera de jubilarnos y que finalmente venderíamos por enorme e inmanejable para pasar nuestra vejez en soledad, es un disparate. Sin embargo, ese es el estilo de vida de millones.

El bombero neoyorquino Carlos Lillo fue rico en amigos. Actuó de buena fe, trató de ser buen amigo, no siempre lo logró pero todos dice que siempre lo intentó. Calidad de vida, cómo somos nosotros con el mundo que nos rodea es la clave. Menos vanidad y más sustancia, esa es la lección universal que nos deja el 11S.

(*): Site del autor (%=Link(«http://www.josemusse.com»,»www.josemusse.com»)%)

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