Opinión Internacional

¿Un nuevo exilio europeo?

ETA ha practicado el terrorismo de bajo impacto. El 8 de agosto de 2002, en la playa de Santa Pola, junto a la discoteca Elcano, ETA había enterrado varios kilos de explosivos. Los bañistas sin conocer la mortal amenaza disfrutaban del sol y las suaves olas. ETA llamó al diario vasco “Gara” y avisó del explosivo que no fue encontrado y la amenaza se descartó. Los bañistas asustados regresaron. Nuevamente la llamada, más insistente esta vez. Otra evacuación y nada fue hallado, los bañistas regresaron aunque algo más confundidos. Otra vez ETA llamaba telefónicamente, dio más detalles y la bomba finalmente fue descubierta cuando los indicios apuntaban a que se trataba de una broma pesada.

Siempre que he discutido con españoles el tema de la violencia de ETA, he encontrado un discurso similar. Más violencia significaría el fin de la poca aceptación que tienen los violentos separatistas. A lo que les respondo ¿Siempre apostarán los terroristas vascos a los atentados selectivos y de bajo impacto? Los actuados por estos criminales han logrado poca receptividad en la prensa extranjera, quizá la mayor publicidad gratuita que han alcanzado ha sido gracias a la cuestionada intervención de Ángel Acebes, Ministro del Interior, justamente en estos días de horror madrileño.

Así que el enigma a descifrar pasa por conocer la evaluación político militar que haga ETA sobre las últimas bombas. ETA también puede sopesar la sensibilidad que ahora existe en la sociedad europea para el terrorismo luego del 11M y empezar a transitar por un diálogo que ya propuso abiertamente, propuesta que obtuvo el rechazo esperado de Rodríguez Zapatero. Es posible también que en este debate interno en ETA se generen fraccionamientos. Veamos que pasa.

No negociar con terroristas es una línea aceptable en las políticas internacionales, pero debemos considerar que esta construcción doctrinaria nace en la superioridad política, militar y económica que conserva para sí un Estado y que a todas luces es mayor a la de grupos armados de confección irregular y clandestina. Un paradigma que puede cambiar, Al Qaeda, quizá la fuerza organizada más poderosa, tanto que es comparable con cualquier potencia de Occidente, pues es capaz de desarrollar una guerra global y atacar a los que se presumían invulnerables. No contará con Portaviones ni satélites espías ni mísiles Tomahawk, pero hasta el momento parece no necesitarlo.

Al Qaeda también está demostrando que es una fuerza política formidable. El 11M demolió a José María Aznar y esfumó las esperanzas del PP, al menos en el corto plazo. En el otro extremo del planeta, miles de musulmanes se manifestaron contra el presidente Pervez Musharraf, luego del pedido de la organización terrorista para que se busque su derrocamiento.

La iniciativa militar la tienen los terroristas, hasta ahora Occidente se ha mostrado dividido, incongruente y a la defensiva.

Otra pregunta clave para el futuro es ¿Cuántas bombas tolerará Europa? Es obvio que una sociedad que ha maximizado la vida no requiere más que de muy pocas bajas para afectarse radicalmente. Somalia es el mejor ejemplo e Iraq, un endeble reducto que está calando en la opinión norteamericana, un escenario que ya bordea el colapso. Una bomba bastó para el retiro de la ONU en el país árabe.

¿Qué ocurrirá al día siguiente de la detonación de un Arma de Destrucción Masiva? ¿Qué tanto estará dispuesto arriesgar su propio futuro Occidente por defender a Israel y sus propios intereses geopolíticos? Europa es el escenario propicio para esta nueva guerra, el eslabón más débil que buscaría aislar a Estados Unidos. Una región que nunca quiso esta guerra, sería la más perjudicada. Un continente sobre poblado, con una tasa de ancianidad alta, con una economía sostenida por una fuerza laboral de inmigrantes y por lo tanto móvil, será insostenible si la violencia terrorista aumenta y la economía se afecta.

El turismo aumentó para América Latina, que se vende ahora como un destino más seguro frente a Europa y Estados Unidos, algo impensable hace unos años. El miedo y la guerra continental parecían una realidad lejana a los europeos, tanta como la emigración, situaciones que podrían cambiarse si se sigue apostando por soluciones militares. ¿Resistirán los europeos en su territorio luego de la detonación de un Arma de Destrucción Masiva? No tendría porque ser tan espectacular, podría ser sabotaje. Envenenamiento del agua, aire y recursos alimenticios, etc. ¿Estaremos los latinoamericanos frente a un nuevo exilio europeo?

Este escenario no es imposible, está a la vuelta de la esquina, América Latina debe desplegar políticas previsoras y humanitarias, si se produjera tal exilio lo aprovechará quien se haya preparado con antelación. Argentina, Chile, México y Brasil los beneficiados naturales por ser países de mayor infraestructura. Inversionistas, profesores universitarios y tecnólogos estarían disponibles a bajo costo. Toda guerra ocasionada desplazados. Veamos que pasa.

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