Opinión Nacional

4D: una lección política democrática

El engreimiento de buena parte de la dirigencia oficialista le viene impidiendo apreciar el fondo sociopolítico del proceso político venezolano.

Hay engreídos zanahorias, fanáticos mesiánicos y hasta inocentones que creen que en Venezuela marcha un proceso revolucionario, que “los trapos sucios de lavan en casa” y que, a fin de cuentas, la inmoralidad en el desempeño público no es tan importante como “la defensa del proceso”.

Otros se afincan en el liderazgo presidencial para delinquir descaradamente, son los corruptos del chavismo, civiles y militares, quienes ahora tienen propiedades urbanas y rurales y hasta yates e inmuebles costaneros, depósitos en el exterior y una extensa red de testaferros-contratistas del Estado, a nivel nacional, regional o municipal: la matraca, las comisiones, los sobreprecios y el pago enmascarado de bienes y servicios particulares con partidas de los organismos públicos son la norma robolucionaria. Familias enteras y verdaderas mafias del lavado de dinero sucio proveniente de la corrupción administrativa son parte del paisaje sistémico del chavismo. Son la escoria del chavismo, tan asquerosos como los corruptos del puntofijismo, y en el fondo son los enterradores del proceso de transformación que iniciamos democráticamente en 1998. El triunfo del Polo Patriótico fue el colofón de luchas democráticas y revolucionarias de varias generaciones durante más de sesenta años, y no providencial obra de un individuo llamado Hugo Chávez Frías, a quien le ha faltado humildad y generosidad para reconocer la fuerza histórica de los cambios en Venezuela y América Latina.

Hay una tercera camada que más que engreimiento lo que muestra es una concepción monopartidista y antidemocrática que, adulando al Presidente hasta en sus garrafales errores, se ensañan contra todos aquellos que no son “militantes del proceso” (es decir, gobierneros) o contra cualquier mortal que critique el abuso de poder, la corrupción y la ineficiencia político-administrativa. Son los verdugos que han castigado con la “Lista de Tascón” y sus similares, los que amenazaron el 4D con despedir funcionarios por el “delito” de no ir a votar aquel domingo histórico. Civiles y militares se dan la mano en esta orgía de persecución y agravios, que más nunca podrán instrumentar, como no pudieron a raíz de la masiva abstención electoral del 4D.

MENOSPRECIO A LAS MAYORÍAS
Luego de casi siete años de fracasos, corruptelas y abusos desde el poder, los engreídos del chavismo recibieron lo suyo, lo que merecen: un rechazo firme e irreversible de las mayorías nacionales, quienes sentimos el menosprecio, los atropellos y el insulto diario de quienes acumulan fortunas sucias descomunales y se creen dueños de Venezuela.

Eso, en el fondo, no lo entienden, no lo comprenden, no lo aceptan. En siete años han hecho lo que las ha dado la gana, literalmente hablando, como les ha dada la gana y cuanto les ha dado la gana. Comenzando por el presidente Chávez, quien se cree reencarnación de nuestros libertadores y sufre un cuadro psicológico de caudillismo y autocratismo providencial, muy preocupante. Claro, los adulantes medradores se lo alimentan, son incapaces de sugerirle morigeración a sus impulsos mesiánicos, y le aguantan cuanta malcriadez y atropello le va generando su frustración ante los subproductos políticos, administrativos, materiales y anímicos que han ido generando su propia forma de hacer política, su incompetencia y la de sus subalternos.

Lo que ocurre es que se están mordiendo la cola, y creen que no hay país que los observe y les reclame. Tan abstraídos han estado, emborrachados de poder, que creen que los demás no existimos o no deberíamos existir.

COMPRA DE CONCIENCIAS
Han sido tan excluyentes, que apenas toleran la crítica, “de la boca pa’fuera”, pero lo que quieren es sometimiento total de la población a sus dictados.

Escogieron varias opciones: la primera fue encantar incautos; la segunda, amedrentar y someter; la tercera, comprar corruptos y ganárselos para “el proceso”, a punta de billete, contratos y cargos burocráticos; la cuarta, comprar por el estómago a centenares de miles de venezolanos y venezolanas humildes con los multimillonarios “paños calientes” que han sido las “Misiones” y aquellos “operativos” cívico-militares que sirvieron además, para engordar bolsillos de jerarcas militares y civiles con el sucio dinero de la corrupción; y por último, el chantaje: toda expresión de crítica al gobierno es considerada una conspiración monitoreada por la CIA, el Pentágono y el Departamento de Estado de EUA. Y así, se han ido consumiendo.

AUTOGOL
El oficialismo está viviendo una crítica situación regresiva, sufre una especie de Sida o enfermedad similar contra la cual su propio organismo es incapaz de generar defensas. El 4D fue expresión de esa degradación progresiva y, a mi juicio, irreversible. Tienen el Sol a sus espaldas, como escribí hace poco. Pero, no quieren aceptarlo.

El oficialismo engreído, corrupto, abusador e ineficiente cree que Chávez es mago, que ese “gran comunicador” basta y sobra, que el tipo es tan fuera de serie, culto e inteligente, casi sabio e irrepetible, que no habrá fuerza que lo extinga. No comprenden el autogol que Chávez y ellos mismos (los que están y los que han pasado con más pena que glorias) se han infringido, históricamente. Lo hecho, hecho está, y la mayoría del país no se los perdona.

Y no es que más del ochenta por ciento de los venezolanos y venezolanas que expresamos nuestro rechazo con la abstención del 4D, seamos “títeres del imperialismo” (que los hay) o “agentes del puntofijismo y el neoliberalismo” (que también los hay), sino una porción determinante de la nación que ni acepta los desmadres y la ineficiencia del chavismo, ni quiere volver a los desastres del puntofijismo y su etapa terminal neoliberal.

AN: SUBPRODUCTO DE LA CRISIS
Un subproducto de la vocación monopartidista del oficialismo es la próxima Asamblea Nacional. Subproducto, digo, porque emana de la enorme crisis política que vivimos, que es moral, ideológica, política, económica y social, pero fundamentalmente moral. La AN que tendremos a partir de enero próximo, será una corporación limitada en su legitimidad, no sólo por los altos niveles de abstención (75%) y de votos nulos (7%), sino también por la voracidad monopartidista que constituye el sistema de las “morochas”. Todo para ellos, y así fue.

Pero, el engreimiento no los deja apreciar el mar de fondo. No sólo creen que se la comieron el 4D, sino que consideran que tienen el poder absoluto de la nación, y se disponen a pisar el acelerador, ahora sí, que están solos en la AN. Y no es que estén solos en la AN, sino se están quedando solos en el país. Esa es la verdad. ¿A quién representan? ¿A quién dirigen?
Algunos diputados tendrán que hilar muy fino, pensar, meditar profundamente, por encima de la vivarachería atropellante, para evitar una agresiva tendencia al control monopartidista de la República. Por lo que respecta a la próxima AN, sólo expresa la representación real de un 18 por ciento de los electores (restado el 75% del abstención y el 7% de votos nulos), y al final sólo le correspondió al oficialismo un 14 ó 15 por ciento del favor electoral de los cerca de 14 millones de electores.

Lo que les propongo públicamente es modestia, humildad y mesura. Ni el presidente Chávez cuenta con el favor mayoritario de la opinión pública. Va en descenso, por su culpa personal en graves errores e inconsistencias en el desempeño de su alta magistratura; y por la dudosa gestión de la mayoría de sus subalternos.

Creo que la bonanza petrolera les ha cubierto las espaldas. Sólo la enorme burbuja petrolera les ha permitido inflar las altas nóminas de la burocracia chavista, millonarios todos con sueldos de ensueño y hasta diez meses más de bonificaciones por vacaciones y fin de año. Mientras, el pueblo sigue jodido, pasando hambre y necesidades en el subempleo de la economía informal, matando tigres o con el inservible salario mínimo de 405 mil bolívares mensuales.

En eso radica el castigo masivo del 4D. Si no lo quieren entender, es su problema. Creo que están incapacitados para comprenderlo: prefieren buscar culpables, acusar conspiraciones y escurrir el bulto, como lo indica la cultura de la vivarachería y la irresponsabilidad del venezolano. Siempre la culpa es de los demás.

Lo reitero: el sistema político venezolano, más allá de del gobierno y la oposición, está en crisis, entró en una crisis irreversible, hasta ahora no capitalizada por ningún factor político conocido. El futuro próximo indicará las nuevas tendencias, pero está claro que el chavismo empezó a morir, como le ocurrió al puntofijismo-neoliberalismo.

Ahí está el verdadero nivel de la discusión necesaria, lejos del maniqueísmo “gobierno-oposición”, que es la gran trampa continuista.

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