Opinión Nacional

A propósito del libro de Teodoro Petkoff

Circula en librerías la nueva obra de Teodoro Petkoff sobre “las dos izquierdas”. Eso es bueno y lo saludamos desde aquí. Porque desde una oposición tan hueca de ideas, es en extremo sano y saludable para Venezuela que se escriban y circulen libros en defensa de ideas. Aunque sean las mismas ideas de izquierda que el Gobierno comparte, y practica; y que la oposición insiste en distinguir, suavizar y matizar, en lugar de adversar. De todos modos es muy meritorio, digno de elogio y de aplauso que aparezca al menos un libro ideológico de la oposición.

Ahora bien, la tesis de las dos izquierdas no es nueva. Es la tesis oficial del MAS, y de todos los ex chavistas, desde que Chávez es Gobierno. Conviene darle una revisión crítica a la tesis de las dos izquierdas. ¿Es cierto que hay dos izquierdas? ¿Una que es “moderna y civilizada”, y otra que es todo lo contrario? De ser así sería muy lindo: los venezolanos deberíamos esperar y confiar a que esa izquierda “buena”, de la que se supone que depende el fin de nuestros males, ¡nada más llegue al Gobierno!

¿Y qué pasaría si la izquierda “moderna y civilizada” llegase al Gobierno?

Sería el acabóse. Porque en tal caso “la otra” izquierda pasaría a la oposición: a gritar, chillar, manifestar y protestar desaforadamente que la primera “no es verdaderamente revolucionaria” y “no es de izquierda de verdad”, y a agitar contra ella la efervescencia de las masas. La izquierda en el Gobierno perdería el apoyo popular enseguida. Y de inmediato la otra ganaría el poder. De hecho eso pasó ya en Venezuela, en 1998. Y pasa a diario en todos los países donde no hay expresiones de derecha para contener a la izquierda.

Izquierda hay una sola

Porque en general, hay una sola izquierda siempre y en todas partes: la que con ese fabuloso y quimérico engaño llamado socialismo -una estafa política a gran escala- adoctrina continuamente a las personas. Y que una vez en el poder, destruye lo poco que queda de la economía de libre mercado; y que siempre, sea Gobierno o sea oposición, impide el retorno a la única forma moderna y civilizada de sociedad, esa misma que peyorativamente llama capitalismo. La izquierda es atrasada y salvaje por definición y naturaleza, aún cuando por conveniencia adopte buenos modales. Y es la única, no hay otra. Sin embargo, vista la cosa más de cerca sí hay en América latina dos izquierdas. Y ya las describimos una vez en una de estas mismas columnas:

La izquierda contenida y “la otra”

1) Una es la izquierda contenida, en países donde existen expresiones económicas o políticas de derecha para contenerlas. En Brasil y Argentina p. ej. existe un sector empresarial privado independiente, que vive del mercado y no del favor del Estado, capaz de no doblar la rodilla ante un Gobierno de izquierda, y que no le permite hacer lo que le viene en gana. Ese sector privado contiene a la izquierda en el poder. En El Salvador y en Chile también hay grandes empresas privadas independientes. Y son consecuentes: apoyan a una prensa de derechas, y a unos partidos de igual signo, que explican a las gentes las ventajas del libre mercado.

Por eso en El Salvador el partido ARENA gobierna consecutivamente desde hace tres períodos; y así tiene a la izquierda contenida, en la oposición. En Chile la izquierda está en el Gobierno, pero la sociedad empresarial SOFOFA la contiene desde la economía, el diario El Mercurio y otros medios de derechas la contienen desde la opinión pública, y los partidos UDI y RN la contienen desde el Congreso. Así la izquierda está contenida.

2) En otros países no existen expresiones de derecha. La izquierda no tiene contención. No tiene “frenos y contrapesos”, como decíamos en aquel artículo. Caso Venezuela.

Izquierda de gobierno y de oposición

Lo que sí hay en Venezuela es una izquierda en el Gobierno y otra en la oposición. Pero eso siempre fue y es así cuando la izquierda carece de contención: se expande y ocupa todo el espectro político; es como una ley física. Y llega a tener un tamaño tan enorme y desproporcionado, que no cabe toda entera en las nóminas presupuestarias oficiales -aunque sean amplias y generosas, como en Venezuela-, y una parte de ella tiene que quedar en la oposición. En nuestro país …:

1) Ya tuvimos al mando una izquierda “civilizada”, desde 1958: eran los partidos AD, URD y Copei -a los que después se agregó el MAS-: todos “centroizquierda”. Gobernaron o cogobernaron junto con Fedecámaras, la CTV, etc. Decretaron todas las típicas leyes “sociales” e intervencionistas, estatistas y anti-mercado: reforma agraria (varias veces); “nacionalización” del hierro y el petróleo; leyes salariales, obreras y gremiales a montones, cada vez más “avanzadas”; suspensión de las libertades económicas, y cada vez con más impuestos y más reglamentos; gasto fiscal excesivo, inflacionario y endeudador; estatización de la enseñanza, rígidamente controlada desde el ME; socialización de buena parte de la medicina; y política exterior tercermundista.

Se desgastaron aplicando completo su recetario. Y fracasaron: la gente se hizo más numerosa pero asimismo más pobre.

2) Y en paralelo, esos mismos 40 años, una izquierda neta menos moderada -tipo bolchevique- estuvo en la oposición; pero en sus manos tenía resortes claves en la educación, las iglesias y los medios de comunicación, y estaba infiltrada en las Fuerzas Armadas. Exigían siempre medidas todavía más radicales. (Pero eso hace siempre la parte de la izquierda que va a la oposición. Ahora mismo, ¿no repiten acaso los grupos como Bandera Roja que Chávez no es “revolucionario” ni es de izquierda “de verdad”?)

Y la izquierda entera, tanto los más radicales como los menos radicales, en conjunto y por 40 años hicieron lo más grave de todo: le metieron a la gente -sobre todo a los más pobres y menos instruidos- todo ese miedo y ese odio tan primitivos a la economía privada y de libre competencia; la “mentalidad anticapitalista” de que habla Mises. Sin contención, en 1998 la izquierda más radical accedió al poder completo, y por la puerta grande, desplazando a la más moderada, que desapareció del mapa. Y ahora hace la segunda parte del trabajo ideológico: le mete a la gente la mentalidad socialista. De todos modos: ¡bienvenido el nuevo libro de Teodoro Petkoff!

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