Opinión Nacional

¿A quién no le gustan las colas en los bancos?

Mucho se ha dicho y escrito sobre las colas que se forman en las entidades bancarias del país. En la inmensa mayoría de los casos, dichos planteamientos revisten el carácter de queja o crítica corrosiva, relativa al tiempo que nos toma realizar cualquier gestión en una entidad financiera, por más sencilla que esta sea.

No haremos referencia a los cambios en la legislación que rige la actividad bancaria en el país, o a las consecuencias de la crisis financiera mundial en la función regulatoria del Estado sobre el mercado bursátil o especulativo, o a lo paradójico de tales retrasos, en medio de todo el arsenal tecnológico e informático actual.

Preferimos, más bien, salir en defensa de toda esa matriz de opinión que trata de desprestigiar las colas bancarias. Los beneficios y ventajas son múltiples y variados. He aquí algunas de ellas:

–          Las colas en los bancos son el mejor incentivo contra el aburrimiento o el fastidio. ¿Cuántas veces se ha quejado Ud. en su casa de que no tiene nada que hacer, o de que la programación de la TV está muy aburrida, o que su trabajo es poco interesante? Las colas bancarias son la mejor solución para quién fastidiado, no tiene oficio y desea pasar dos o tres horas de entretenida cola. Además, ¿Por qué tardar 15 minutos, si puede durar tres horas en el Banco? Sería un shock muy fuerte, entrar y salir tan rápido del banco, y contar con tantos minutos de posible productividad. Sencillamente, no estamos preparados para eso.

–          Las colas en los bancos ofrecen diversas ventajas físicas y biológicas, poco exploradas. Luego de tres horas en una cola, Ud. pone a prueba la resistencia y fortaleza de sus pies, rodillas, pantorrillas, piernas y caderas. ¿Para qué gastar en un gimnasio? ¿Sufre Ud. de varices? ¡No se preocupe! De seguro todo forma parte de un experimento secreto para medir la capacidad de resistencia del venezolano en esta área.

–          Por lo general, cuando la cola está más larga, de las 15 taquillas de la agencia sólo hay dos funcionando. Y Ud., seguramente, empieza a exigir más cajeros, o a rememorar a la progenitora del gerente de la sucursal. Tranquilícese. Respire profundo. Entienda que todo ello forma parte del racionamiento en que vivimos. Si hay racionamiento de agua, de luz, (si, otra vez), es obvio que tiene que haber también un racionamiento de neuronas, sacando a buena parte de los cajeros de su puesto. Además, el efecto estético y visual de tantas cajas vacías es muy agradable, dentro de las nuevas tendencias de decoración  de interiores.

–          Hay un desarrollo de nuevas habilidades y destrezas. Dormirse parado, o cabecear sin caerse; recostarse en una pared sin perder el equilibrio; o emulando al “Hombre que calculaba”, desarrollo de habilidades matemáticas: contar todos los bombillos del banco, o contar las pepitas de la señora de adelante, o el número de piezas de cerámica del piso. Verdaderos retos a la capacidad mental de cualquiera. Absoluta gimnasia cerebral.

–          Las colas tienen múltiples ventajas sociológicas, además de un indiscutible y curioso efecto en la longevidad y vitalidad del venezolano. Por ejemplo, Ud. vio la noche anterior a su vecino, a las 2 de la mañana, encaramado en la mesa de una  tasca bailando regueatón y dando más vueltas que “mamón en boca ´e vieja”. Le resulta extraño verlo en la cola de la tercera edad, jorobado, con un bastón, caminando achacoso y sin la plancha dental. ¿No le parece eso acaso un extraordinario ejemplo de vitalidad situacional?

–          ¿Para qué ir al cine? ¿Para que ver novelas? Si Ud. luego de dos horas de cola, se entera de cosas que jamás imaginó, truculentas, increíbles historias familiares, de lo que hizo tal o cual personaje, de recetas caseras para tal dolencia, o de lecciones vigorosas de autoayuda. Ah…y por supuesto, drenar…hablar mal del gobierno, de cualquier gobierno y a cualquier nivel. ¿Qué más puede pedir?

–          Plan de ahorro de cotorreo por celular. Quizá también hay una estrategia secreta de abarrotar las entidades bancarias, y así descongestionar el flujo de llamadas y mensajes vía celular. Por aquello de…”Chamo, no te puedo atender, estoy en el banco”, surgen además alternativas creativas para esquivar llamadas fastidiosas o indeseables.

Y estas son sólo una ínfima parte de las ventajas y beneficios de hacer larguísimas colas en los bancos del país. Así que no se queje tanto, no se pare temprano, y llénese de alegría y emoción cuando llegue a la Agencia, Ud. no ha almorzado y la cola llega hasta la calle. Antes de vociferar alguna vulgaridad a viva voz…recuerde…¿A quién no le gustan las colas en los bancos?

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