Opinión Nacional

¿A Ud. no le da vergüenza?

«Vergüenza», ese sentimiento que uno tiene cuando sabe que ha cometido algo malo, algo que su conciencia moral debería reprocharle, hoy día es un término obsoleto que ya no pertenece a la jerga corriente. En otras palabras, la gente, desde el mundo de la economía y de la política hasta llegar a nuestro comportamiento cotidiano, no se avergüenza más, y ha vulgarmente prostituido sus principios anteponiendo el interés y la ambición de mando, a la honestidad y a esas normas sagradas de la moralidad.

 

En la mayoría de los casos, muchas personas –y en eso los políticos actuales son sobresalientes– ni siquiera dan señales de arrepentimiento por las faltas en las cuales han incurrido o por las acciones deshonrosas cometidas, sino que tienen el desplante de mentir descaradamente, primero en público y luego con ellos mismos, sofocando cualquier inquietud que pudiese surgir, o cualquier remordimiento de conciencia. Y así, en este mundo moderno donde el dinero y los cargos de preeminencia han suplantado los valores morales, es tristemente normal ver a tantas «caraduras» ocupar posiciones sociales y políticas de privilegio y, al mismo tiempo ser consideradas como personas importantes y merecedoras de aprecio. Es una forma de servilismo vergonzoso porque no puedo pensar que las tantas operaciones ilícitas realizadas por estos «sinvergüenzas», sobre todo en estos últimos años, sin disimulo y sin ninguna reticencia, no sean del conocimiento general. Hay más, la degradación moral en la cual vivimos y la poca importancia que se le da a los auténticos valores de la vida, han llegado a tal extremo que el que no se aproveche de la situación montándose en el carro del vencedor, muchas veces de ese vencedor que hasta ayer había adversado y duramente criticado –espero que nadie se sienta aludido– para ocupar posiciones de mando y para ganar dinero en forma deshonesta, es considerado por la mayoría como un «pobre mentecato».

 

Definitivamente y como canta Enrique Santos Discépolo en su famoso tango Cambalache,…hoy resulta ser lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador…palabras que eran actuales en el «quinientos seis» y, lamentablemente, lo siguen siendo ¡en el 2013 también! Si hacemos algo malo, entonces vamos a tratar de tener vergüenza de nosotros mismos y de ruborizarnos de nuevo. No es un acto de debilidad sino un gesto de nobleza de ánimo, es una extraordinaria manifestación de hombría.

 

Desde Italia

 

 

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