Opinión Nacional

Adalid de la Democracia y necesidad de los venezolanos

Con el presente artículo (estructurado en tres partes) me propongo exponer sin ánimos ni pasiones algunas nociones básicas acerca de una de las condiciones esenciales, diría yo, vitales de una forma de vida y de gobierno nominalmente triunfante alrededor del mundo, como es la Democracia, a saber: la necesidad de un juicio político justo y prudente de parte no tanto de los gobernantes, sino de quienes detentan “materialmente” el poder en esta forma de gobierno y de vida, el cual es el pueblo que se hace ciudadano con este ejercicio de la razón. Condición desgraciadamente ausente en Venezuela, en los ciudadanos, en el Pueblo durante estos días decembrinos o quizás en este año 2002 y posiblemente los comienzos del 2003. Cuestión que ha llevado a una coyuntura dentro de la coyuntura, es decir, a una intensa crisis política y social en nuestro país que ha agudizado la ya larga crisis de nuestro Sistema Político Venezolano que refleja la posible vacuidad del talante democrático de nuestra sociedad.

Podemos comenzar con la siguiente afirmación, no existe un concepto definido y absoluto acerca de lo que se entiende por Opinión Pública (como la mayoría de los conceptos en Ciencias Sociales), es por ello que, se optará por exponer un conjunto de características de la misma, sin las cuales la noción perdería sentido, aquello que intuitivamente le es constitutivo y sin lo cual entenderíamos cualquier otra cosa, para luego dar una definición que intente abarcar estas características.

De esta manera, siguiendo las ideas de algunos teóricos políticos contemporáneos (Bobbio, Sartori) encontramos una serie de notas características y definitorias que el concepto Opinión Pública debe (sentido prescriptivo) poseer:

– Es una opinión generalizada, difusa entre un público amplio, es decir, debe haber una expansión de la doxa en un conjunto de personas que están asentadas en una unidad político territorial, léase, Estado. Es decir, es una opinión masificada.

-Es un público de ciudadanos , “(…) que tiene opinión sobre la gestión de los asuntos públicos y, por lo tanto, sobre los asuntos de la ciudad política (…) un público interesado en la “cosa pública”. (Sartori, 1994; 56)
-Como consecuencia de lo anterior, la Opinión Pública, pretende discutir y criticar los actos del poder público encarnados en la administración del Estado (Gobierno) esencialmente pero no exclusivamente, sino que debe aplicar tal ejercicio a cualquier forma de arbitrariedad que provenga de otra forma de poder en la sociedad .

-Esta opinión interactúa con flujos de información, y por ende, ésta suele expresarse a través de una multiplicidad de medios de información y comunicación (contemporáneamente, medios de comunicación de masas), así como mecanismos procedimentales democráticos (sufragio, referéndum, encuestas, mesas de diálogo, grupos de opinión, etc.)
– La opinión Pública es considerada como una esfera distinta e independiente a la del gobierno, es decir, son informaciones y conocimientos prácticos que de forma dinámica y continua se forma no sólo ni principalmente desde el ámbito de la Sociedad Política por excelencia (léase el Estado o los mismos Partidos Políticos), sino esencialmente en el ámbito de la Ciudadanía en sentido sustantivo (hombre capaz de expresar no un solo un juicio determinado sino el necesitado “justo juicio político”), lo que posibilita la discusión de los asuntos del poder público-político, así como de otras formas de arbitrariedad social y económico, por cuanto habíamos afirmado que la característica de la Opinión Pública es la de discutir y criticar cualquier forma de intromisión del poder, ya sea político, económico y social.

Las anteriores características no agotan el caudal de posibles significados sobre la noción de Opinión Pública, sin embargo, aquí se ha privilegiado aquellas, que a consideración propia, son las más evidentes e importantes para el esclarecimiento de la complejidad política que nos enfrentamos hoy día como venezolanos. Teniendo presente lo anterior, podemos formar una tentativa de definición sobre la Opinión Pública de la siguiente manera:
La Opinión Pública es la representación del estado en el cual se encuentra la relación Gobierno (Estado) y Sociedad (ciudadanos); es decir, expresa el grado de consenso y/o, principalmente, de disenso que existe en una sociedad sobre asuntos públicos (res publica), existiendo entre éstos un flujo de información, necesaria, para la discusión.

Es de notar que, en esta definición de Opinión Pública contiene un conjunto de elementos que son necesarios precisar antes de entrar al estudio de sus relaciones en la Democracia venezolano actual. Estos puntos se pueden comprender de mejor manera si agregamos dos categorías teóricas generales que las clasifique, a saber, el Significado Histórico y el Significado Político.

– Significado histórico. Por cuanto el término Opinión (doxa) no es la expresión de un proceso de pensamiento especializado y acabado (o episteme), pero tampoco es el resultado del puro despliegue de la voluntad humana, sino que es la expresión media y ponderada entre el saber especializado y la práctica poco razonada. Esta búsqueda del significado provino de las ideas de Platón (téngase presente que era un aristócrata), al querer decir que la Democracia es una forma de gobierno de opinión, en el que el pueblo se caracteriza por un no – saber y por ello era necesario el establecimiento de un rey – filósofo con episteme.

Ahora bien, el término se remonta a los decenios precedentes de la Revolución Francesa, o sea, estando en el contexto de la Ilustración, sus representantes, los iluministas buscaban que el público en general se formaran una opinión de acuerdo a los nuevos tiempos, una opinión general desde, por y sobre la razón, preparando así el terreno práctico y necesario como condición de la Democracia.

– Significado Político. Este apartado es particularmente importante ya que incorpora otro concepto, más instrumental, menos abstracto y sustancial que el expresada anteriormente, y que debe aplicarse urgentemente en los tiempos presentes de nuestra República para su análisis. Se trata de la “política del espectáculo”, es decir, la idea según la cual los medios de comunicación no son un reflejo, un instrumento de la Opinión ciudadana, sino que son ellos mismos la Opinión Pública, y por tanto, no serán una opinión justa y prudente sino mediada por la política del interés comercial. Es el aquí y el ahora que exige los medios de comunicación, aunado con la imperiosa necesidad comercial de buscar noticias “espectaculares”, impactantes o socialmente llamativas que normativamente negaría la existencia de la Opinión Política como un justo juicio político de los ciudadanos, que dejarían de ser tales convirtiéndose en simples y pasivos consumidores.

Además, esta concepción es excesivamente simplista y errónea, ya que si bien es cierto que, la Opinión Pública encuentra sus canales de expresión por medio de los medios de comunicación, esto no nos puede conllevar a afirmar que esta Opinión es igual a los medios, o más particularmente a los periodistas, ya que los representantes de los medios tienen un fin último de tipo comercial, como se ha insinuado, buscan aquellas noticias que llamen la atención para aumentar la demanda del medio donde trabajan, sin que esta noticia sea necesariamente importante, desde el punto de vista público-político nacional. Es por ello que la Opinión Pública son las expresiones de los ciudadanos en cuanto a un interés común nacional, articulado por los medios de comunicación, como instrumentos a su servicio.

En este mismo apartado, del Significado Político, podemos encontrar otro punto esencial que está subsumido en el término trabajado, y es el relacionado con el concepto de legitimidad , es decir, según lo entendido en Sartori (1994) y en Bobbio (1986), se supone que habrá legitimidad cuando las autoridades públicas al emitir sus decisiones obligatorias a la sociedad, o al realizar alguna actuación dentro del área pública nacional, no encuentran resistencias, en el sentido de graves conflictos sociales, ya que estas decisiones y acciones son aceptadas por los ciudadanos, reflejando el resultado de la expresión de su Opinión pública, es decir, ha habido una relación directa entre la Opinión y las decisiones gubernamentales, siendo legítimo este gobierno.

Finalmente, después de entender lo anteriormente expuesto, podemos empezar con el análisis de la Opinión Pública en las sociedades democráticas, y, aun cuando con las características y elementos expresados se pueden inferir muchas relaciones con la Democracia, en estos momentos nos interesan solo dos aspectos de la misma, la una, referida a la necesidad de la “vigilancia continua” en una democracia, y la otra, relacionada con las condiciones democráticas para la Opinión Pública y algunas consecuencias indeseables, a mi parecer, de ciertos supuestos que se pueden implantar (o se intentan dar) en una sociedad democrática.

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