Algo raro está pasando
Debo confesar que desde hace algún tiempo para acá no he estado de acuerdo con las marchas porque creo que ya cumplieron su función, y la lucha actual en el corto y mediano plazo debería darse desde otras trincheras. Dicho esto, no se puede negar que en las últimas dos marchas opositoras sobre todo en la del pasado sábado 5 de septiembre, la concurrencia multitudinaria que desbordó las calles y avenidas de Caracas, rememora de manera obligatoria las demostraciones populares variopintas que condujeron al fatídico 11 de abril y al derrocamiento temporal de Chávez. El sábado pasado se pudo apreciar de manera definitiva y determinante, que Hugo Chávez perdió la calle, el pueblo, y su insepulta “revolución” para siempre.
No soy de los que escriben “pajuatadas” ni cosas bonitas para darle ánimo a la gente, ni mucho menos para quedar bien con los lectores, al contrario, escribo la realidad que se palpa, por lo menos desde mi punto de vista, y que normalmente no es la que desean leer ni escuchar la mayoría de los opositores con pajaritos preñados en la cabeza. Bastantes insultos y agravios me he llevado por parte de los come-flores que todavía piensan en una salida electoral, o de los que creen en un golpe de estado milagroso y providencial. Habiendo aclarado lo anterior, hay que reconocer que definitivamente la actitud asumida por el dictador y sus colaboradores de oficio en las últimas semanas, sólo tiene una interpretación: Hay miedo parejo en el régimen y de ahora en adelante sólo les queda reprimir, amedrentar, y sobre todo, institucionalizar todavía más la dictadura.
Por primera vez en casi 11 años, todas las encuestadoras, absolutamente todas, a excepción de las que controla el desgobierno, colocan al chavismo cómo minoría incuestionable. Poco a poco han ido desapareciendo los ni-ni y los chavistas duros, de hecho, y esto va para los come-flores que todavía creen en la salida electoral, si hoy se realizara una elección presidencial y la oposición fuera unida, ninguna encuestadora daría ganador a Chávez. Es más, según las encuestas de las últimas semanas, por vez primera desde que asumió la silla de Miraflores, la mayoría de las personas culpan al dictador de los problemas y lo hacen responsable de manera directa. Es decir, ya el pueblo llano desengañado no culpa a los inservibles ministros, ahora culpa al todopoderoso, al dueño y señor del hato llamado Venezuela.
Esto no es poca cosa, precisamente ahora es el momento que debería aprovechar la dirigencia opositora para darle el palo a la lámpara y llamar a la desobediencia civil generalizada. Es ahora cuando los lideres políticos, civiles, sociales, religiosos, empresariales, estudiantiles, gremiales, etc; tienen el deber histórico de cohesionarse y llamar a la aplicación del bendito artículo 350 de la Constitución Nacional, para derrocar definitivamente al engendro barinés. El comienzo de las clases o el cierre de nuevas emisoras de radio cómo acaba de anunciar Diosdado Cabello, sería el detonante perfecto para actuar de una vez por todas. Máxime si se da el cierre de Globovisión antes del inicio del año escolar cómo se rumorea en los pasillos de Miraflores.
Si en mi columna anterior dije que al régimen se le veían las costuras, ahora puedo decir con mayor autoridad, que la “cagantina” de Chávez y sus secuaces llega sin duda alguna al festival de Cannes, donde precisamente nuestro glorioso dictador se da la vida de rico jugando a ser actor de reparto en el mundo civilizado. Ojalá y este disfrutando bastante su gira mundial por la conchinchina sideral, porque de pronto y hasta es la última que degusta el monarca caribeño. Si la historia y sus señales se cumplen en Venezuela, cómo se han cumplido en otras latitudes, el fin de Chávez y su escatológica robo-ilusión está más cerca de lo que pensamos. Dios no discrimina y las señales están allí. ¡Ánimo compatriotas que en el gallinero hay rebelión y definitivamente algo raro está pasando!
“Renovemos la idea de un pueblo que no sólo quiere ser libre, sino virtuoso”
Simón Bolívar
¡Patria, Democracia y Libertad!
