Opinión Nacional

Aquí hace falta un líder

En memoria de Carlos Siso Paván

Nuestro recordado Carlitos se nos fue hace más de un año. Nos reuníamos con frecuencia hebdomadaria y compartíamos almuerzo y tertulia con otros queridos comensales.

Los temas de nuestra conversación iban de lo humano a lo divino, de lo sagrado a lo profano, de lo trivial a lo medular. La política nacional, lugar común de todo ciudadano que se respeta, ocupaba, tal como hoy, lugar prominente en estos encuentros.

Traemos esto a colación pues nuestra sociedad se encuentra inmersa en una situación grave y se esgrimen argumentos a favor y en contra de sufragar ante la propuesta de modificación de la Constitución nacional.

Pensamos que una y otra posibilidades tienen méritos y su argumentación tiene que fundamentarse en las premisas que establezcan las personas que aspiren a conducir el proceso que tiene que producirse para alterar los objetivos del régimen.

El ciudadano común, el hombre de a pié, todo aquel que tiene la posibilidad de sufragar, lamentablemente adolece de limitaciones tanto en la información de que dispone como en la capacidad de análisis de las consecuencias.

Este ciudadano, mortal común y cuyas responsabilidades se debaten entre la atención a su familia, el desempeño de un trabajo honrado y escasamente remunerador y proteger sus bienes y pequeño patrimonio, solo dispone de un arma para opinar políticamente: el voto.

En constituciones anteriores, el voto era un deber. Era imperativo ejercerlo. Hoy la situación es diferente. De acuerdo a lo que reza la Constitución que nos rige, el voto es un derecho. En consecuencia, el ciudadano tiene la potestad de ejercerlo o no.

En elecciones de personas que deben cubrir determinadas posiciones políticas y administrativas, lo normal es que se le presenten al elector diferentes opciones. Así sucede cuando se trata de elegir al Presidente de la República, a los gobernadores de los estados o a los miembros del Poder Legislativo.

En esta oportunidad se trata de asistir a un proceso consultivo donde se le somete a consideración de la ciudadanía la aprobación o el rechazo a la propuesta de modificación a la Constitución.

Nos resulta paradójico que la ciudadanía, que tiene limitados recursos para conocer y analizar la propuesta, sea llamada a consagrar o rechazar un evento que ha sido analizado únicamente dentro de foros especializados y elitescos.

Para que la ciudadanía tenga capacidad para opinar hace falta que sus dirigentes los ilustren sobre las ventajas y las desventajas de sus acciones.

En el análisis de la situación que ofrece la modificación propuesta nos surgen algunas reflexiones.

Se ha establecido, por parte de consagrados juristas, que la propuesta de modificación y el procedimiento de aprobación o rechazo están reñidos con lo dispuesto con la Constitución que nos rige, con lo que el procedimiento recomendable no es la de la consulta popular sino que se debe proceder a la objeción ante los tribunales competentes, es decir, ante el Tribunal Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia.

· Parece absolutamente digno de una obra de Kafka, pensar que un simple SI o un NO, pueden sancionar un planteamiento tan complejo como el propuesto.

Diera la impresión de que en semejante ensalada comunista existen agresiones a los derechos fundamentales del ciudadano que no pueden ser alterados.

Además, creemos que el acto de asistir a una urna para depositar un voto tiene consecuencias que son diferentes a las que conlleva la abstención.

Pensamos que hace falta que quienes tienen la esperanza y la posibilidad de conducir un proceso que derrote la propuesta, tienen la obligación de ponerse de acuerdo en el objetivo que debemos perseguir y en consecuencia cual es la medicina que se debe suministrar que en el caso de la ciudadanía, oscila entre el ejercicio del derecho al voto y la abstención. Estas dos opciones no son concurrentes en cuanto al objetivo. Votar significa estar dispuesto a vivir dentro de las normas propuestas. Abstenerse tiene otro significado.

Terminemos con la frase que sirve de título a estas líneas y que Carlitos nos la repetía varias veces: Aquí hace falta un líder.

Caracas, octubre de 2007

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