Opinión Nacional

Autocracia y populismo

“En América Latina hay dos elementos claves: el restablecimiento de los sistemas democráticos y un manejo económico muy serio. Y esto último es tan importante como lo primero. Como dije una vez, para la democracia es tan peligroso un general golpista como un ministro de Hacienda populista”.

Cuando el socialista Ricardo Lagos le hizo esta declaración a la periodista chilena Patricia Politzer aún era ministro de Obras Públicas bajo el gobierno de su antecesor, el presidente demócrata-cristiano Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Y ni siquiera se imaginaba que pocos años después, siendo él mismo presidente de Chile bajo la alianza política de la concertación, se encontraría con un sorprendente engendro que uniría en un solo gobierno los dos más grandes peligros ˆ son sus palabras ˆ para el continente: un militar golpista y un ministro de hacienda populista. Ni tampoco que le correspondería al país bajo su gobierno ser parte de un “Grupo de Amigos” encargados de la difícil misión de cumplir con la solución a tan grave problema que él entonces considerara prioritario: restablecer la democracia y promover un manejo económico serio.

Podrá parecer insólito, pero lo cierto es que bajo el gobierno del teniente coronel Hugo Chávez se cumplieron las dos temidas predicciones de un estadista serio y responsable — que se me perdone la redundancia— como Lagos. Chávez es el clásico militar golpista a quien un capricho de la historia le cierra las puertas al Poder por su medio natural -el golpe, en que es derrotado- y se lo permite por el desvío que le repugna -las elecciones- en las que obtiene un triunfo glamoroso. Pero que ni Lagos ni ninguno de los restantes miembros del Grupo de amigo se llame a engaño: golpe o elecciones son meros atributos operacionales en la mentalidad de Hugo Chávez. Su objetivo final es estrictamente el mismo: hacerse con el Poder absoluto para establecer un régimen autocrático de corte cívico-militar, aplastar toda oposición hasta convertirla en disidencia y gobernar en solitario, así sea bajo una máscara constitucional tanto como sea posible. Ya dejó de serlo: su gobierno ha tiempo que abandonó todo democratismo. No sólo es autocrático: comienza a hacerse totalitario y a ejercer la forma superior de los totalitarismos, el terrorismo de Estado.

Pero tampoco imaginó Lagos que de entre los dos males que había que evitar a toda costa en América Latina, a saber un ministro de hacienda populista, también en este caso tendría que contar con el ejemplo venezolano. Pues contrariamente a lo que hacía presagiar la propia experiencia chilena, también en el siglo que estaba a punto de iniciarse podía darse el caso más que absurdo de un militar golpista con un proyecto socio-económico populista. Razón más que suficiente para imaginarse la multiplicación de los daños: autocracia con populismo. Si a ambas plagas combinadas en un solo virus se agrega su temible capacidad de propagación, veremos multiplicarse en un futuro no muy lejano los grupos de amigos: Ecuador, Bolivia y Perú ya son firmes candidatos. ¿No sería hora de ir anticipando las posibles soluciones?

No hay duda de la razón incontestable que le asistía y le asiste a Ricardo Lagos. Venezuela está sufriendo de mengua democrática y de desastre económico. Ni una sola de las supuestas ventajas económicas de gobiernos autocráticos y todos los defectos socioeconómicos del populismo. No sólo ha desaparecido toda vigencia de la clásica separación de los poderes: el país ha sufrido en estos cuatro años una caída del PIB equivalente al 16% y amenaza con sufrir en este año que recién se inicia un incremento en dicha pérdida de hasta un 20%. En sólo dos meses, la inflación acumulada asciende al 8%, hay un dramático control de cambio de claro signo político y económico restrictivo, existe un peligroso desabastecimiento, el desempleo asciende al 25%, más del 50% de la población laboral subsiste en la economía informal y la devaluación acumulada ronda este último año más del 300%.

Chávez: un militar golpista con un ministro de hacienda populista. ¿Mayor peligro para la región? – sumarle el ingrediente terrorista. Ya comenzamos a entrar a esta “tercera fase”. El Grupo de amigos está enfrentado a un gravísimo problema. ¿Contribuirá a resolverlo? Eso se preguntan varios millones de venezolanos, que ansían vivir bajo un sistema como los dominantes en cualquiera de los regímenes gobernados por nuestros amigos.

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