!Berrinche!
He oído decir que al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, de vez en cuando, le dan berrinches.
Como todo es posible en esta Venezuela de vivos (Alexis Márquez), siempre dudé que fuera esta aseveración algo real y confiable. Pero si vamos al grano, y analizamos el último Aló Presidente del domingo 2004-03-28, descubriremos tremendo berrinche: casi se le salieron los mocos de la naríz al presidente cuando dijo eso de las armas de guerra que defenderán, “a toda costa”, la revolución. Y eso sin mencionar otras atrocidades como los insultos a todo lo que le entorpezca esa trona epopéyica que pretende establecer como realidad.
Seguro le dieron agüita de babandí al final del programa, porque algo hay que hacer cuando se cae tan bajo públicamente.
A Boris Jeltsin , preventivamente, le daban vitamina B12, antes de bajar del avión. Yo me pregunto ¿que le tendrán que dar a este hijo de Tarzán, antes de que salga a vociferar sus aullidos desesperados? ¿Donde está la Jane que sin medicinas le cure ese reconcomio?
Ave María purísima: el jefe que tenemos cree que es Dios; si sigue así, hasta el Diablo se hará presente.
Los berrinches, al igual que los delirium tremens, no se curan con agua de babandí, sino con la vitamina B12 que los laboratorios de la Shering Plough de EEUU exporta a Venezuela. Pero, por las cosas que veo, en el caso de nuestro primer mandatario, ya es tarde para esos remedios.
La enfermedad ya ha entrado en una fase sin vuelta atrás y me preparo para un triste final; no sin estar consciente de que la locura temblorosa de un diletante como Chávez, es capaz de disparar la locura que malignamente ha sembrado en sus fascinados seguidores.
Su estado criminal se muestra tan exaxerbado hoy que, aún conociendo el peligro de un conflicto con sus vecinos, los cuales, por decirlo claramente, de un solo plumazo llegarían hasta Guyana, sigue buscándose o, mejor dicho, buscándonos lo que no se nos ha perdido.
Por la boca muere el pez, dicen los pescadores. Y gracias a los Aló Presidente –que no me los pierdo– mientras más hable este orate, más bajo caerá.
Yo por mi parte seguiré siempre aquí, asustado de lo que oigo y tratando de ayudar para que termine de caer este gobierno; antes de que algún ofendido vecino pierda la paciencia y me pegue a mí sin razón.
Quiero recordar, aunque no sea de mi agrado, que las palabras de Hugo Chávez Frias son palabras de profunda agresividad, son palabras que Venezuela, oficialmente, grita a la comunidad internacional; son palabras que aunque queramos o no nos involucran a todos los venezolanos. A aquellos en contra y a aquellos a favor.
Estocolmo, 2004-03-29
