Betania, socialista y militarizada
Una familia amiga, de Los Valles del Tuy, como despedida a mi definitiva partida del país, nos invitaron, a mi esposa y a mí, a visitar el Santuario de la Virgen de Betania en Cúa, estado Miranda.
Estos amigos y nosotros ya habíamos ido, en algunas ocasiones, a orar a ese lugar que se dice Santo, pero que está poblado de mercachifles de cuanta cosa existe para la idolatría y la adoración de los «fieles», cuestión que se supone debe ser ajena a los Católicos. Eso no es nuevo y, la verdad es que yo no soy muy dado a visitar tales lugares «Santos» debido a que no creo en ídolos, más si confieso que creo en los dogmas de María madre de Jesús.
En fin, nuestros amigos y nosotros llevábamos, como todos los años, nuestros perritos «poodles» para que recibieran la bendición del señor Cura, cuestión que es tradicional en la Iglesia Católica: bendecir a las criaturas de Dios. Recordemos que cuando nació Jesús, el Pesebre estaba lleno de animales domésticos y de allí viene la tradición católica de darles la bendición.
Nuestra desagradable sorpresa comenzó cuando guardias armados nos impidieron el paso con las mascotas «porque estaba prohibido». Yo me les acerqué, frente a frente, y les dije «miren ustedes, desde cuando los animalitos que son criaturas de Dios, no pueden ingresar a recibir la bendición del Cura; es tradición de la Iglesia Católica hacerlo». Me dicen «está prohibido pero hable con el señor Procurador del estado Miranda que se encuentra allí, pues él es quien controla la entrada». Yo digo, pero que tiene que hacer el gobierno con autorizarme a ingresar a un recinto que es de la Iglesia Católica. Pero, mi sorpresa fue mayor cuando veo una tropa de una treintena de milicianos y milicianas (¿reservistas?) en uniforme verde oliva, que estaban allí dizque para cuidar el recinto. ¿Por qué ustedes militarizan esto, les digo, ni Hitler se atrevió a militarizar las Iglesias.
El «procurador» en cuestión, obviamente uniformado de rojo, con un letrero en la espalda que decía estado Miranda, más un ayudante, me dicen «señor no está permitido que pasen animales». Me dio gana de decirles y como están ustedes aquí.
El letrero de bienvenida al recinto, está firmado por el gobierno bolivariano del estado Miranda, con la frase cliché de «Venezuela somos todos». Otra intervención política, pensé. ¿Por qué se debe politizar todo, hasta la fe? ¿Por qué la Iglesia permite individuos armados en lugares que se supone son sagrados y de Paz?
En fin, mi amigo y yo nos quedamos cuidando los perros, que para que ustedes tengan una idea el más grande pesaba 4,3 kilos para que nuestras esposas pudieran subir a la gruta de la Virgen.
Al regreso de ellas, subió mi amigo y yo y la sorpresa fue mayúscula cuando veo allí a un tremendo perro acostado frente al altar, en donde además había tres carpas con los consabidos colores que usan los gobiernistas; pensé de inmediato: la Virgen está roja rojita; y vi al «procurador» y su ayudante haciendo unos pases raros con el agua de la gruta que yo nunca había visto en los ritos católicos o cristianos en general.
Me acerco al «procurador» y le digo vaya, ¿y ese perro que está en el altar es del PSUV? ¿No de otra manera está aquí verdad? El funcionario en cuestión balbuceó algo que no le entendí. Seguramente fue alguna frase no muy cristiana.
Hablé con una damita policía que se encontraba en el recinto, que se acercó a mi al verme rezongar y me dijo «mire señor, si ese señor (el «procurador») no hubiera estado aquí yo lo dejo pasar, pues no entiendo por qué han politizado esto». Luego me dice, por favor señor, no de mi nombre pues me pueden botar, yo no soy roja y además, soy evangélica, así que tampoco creo en brujos»…
Me voy de Venezuela con un peso en el corazón. ¿A dónde piensan llevar este país? ¿Por qué todo, lo más bello, incluso la fe de los cristianos tiene que ser mancillada con la cochina política de individuos que usan las iglesias y santuarios para práctica que van contra la fe? Y, ¿con las prácticas de mercachifles a los cuales Jesús sacó a latigazos del Templo? ¿Quo vadis Venezuela? ¡Vade Retro Satanás!
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