C h á v e z: economía, moral, política y derecho II
(%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/8348133.asp»,»Parte I del artículo»)%)
III) Chávez, dado su elemental voluntarismo mesiánico, no entendió de economía, ni de moral, ni de política (con su errática actuación, ignorando la consigna que aconseja dividir al contrario, espantó a sus amigos y los unió a sus enemigos), ni de derecho.
Esta limitación le impidió aprehender y asumir debidamente dichas realidades. Ha sido un pésimo estratega: Unió a la derecha y dividió a la izquierda. Su destemplada antirretórica logró el milagro de mezclar el agua y el aceite. En un tiempo pensamos que aprendía y continuaría aprendiendo muy rápido. Nos equivocamos.
Habló todo el tiempo de ‘revolución’ y pese a que en diversas oportunidades le explicamos (fuimos miembros fundadores del MBR-200 en el Zulia y Coordinador de Ideología y Política el mismo Movimiento en ese Estado), no supo o no quiso entender que, por definición, en un ‘Estado de Derecho’ (y particularmente en y con el alcance contemporáneo de éste), es posible una reforma, más no una auténtica revolución. En efecto, el nuestro no sólo está regulado por la Constitución y las leyes, sino también por una Carta Democrática Interamericana. Al final, como diría ese gran pensador: CAP no logró ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario. Chávez para seguir con CAP se “autosuicida” y conduce al país a la hecatombe.
La Constitución Bolivariana, produce un efecto contrario a su voluntarismo, convirtiéndose al final en una camisa de fuerza ‘jurídco-política’, que asfixió su mesianismo.
El unilateralismo omnímodo y su absolutismo son ‘jurídico-estructural y funcionalmente’ incompatibles con uno de los pilares fundamentales del Estado de Derecho, a saber: La división horizontal y vertical del poder. El Estado de Derecho per se limita la acción política y la concreción de un auténtico proceso revolucionario o de una autocracia.
Si bien en Venezuela no hemos logrado una ‘conciencia jurídica’ como la del antiguo pueblo romano, sin duda, desde el punto de vista jurídico-político, se ha tomado una gran conciencia, fundamentalmente en el ámbito del Derecho Público respecto a la importancia del ‘Estado de Derecho’.
Chávez, a su pesar, se ha dado cuenta muy tarde de esta situación. Su «proceso” tiene que ser “conforme a derecho” y no «a su voluntad». Los casos de la Policía Metropolitana y el del sobreseimiento de los militares “golpistas”, así como la derogatoria de los artículos 89 y 90 de la Ley de Tierras, etcétera, son una demostración de lo anterior.
Muy en contra de su voluntad, Chávez ha tenido que someterse a una jurisdicción (el Poder Judicial) que dentro de la arquitectura e ingeniería propia del Estado de Derecho, no ha podido controlar, para su frustración. Igual ha ocurrido con el Poder Electoral y su decisión de convocar el referéndum consultivo, que sin duda golpeará profundamente la legitimidad de desempeño de su gobierno.
Por principio y por razones de orden académico y jurídico no podemos decir que los crímenes del 11A y del 6D son imputables a Chávez.
No sabemos a ciencia cierta si los ataques a personas, bienes o entes han sido ordenados por el Presidente. Existe jurídicamente una presunción de inocencia. Empero, éstos y otros hechos, como lo demuestran las innumerables manifestaciones en todo el país, inevitablemente se han revertido moral y políticamente en su contra. Esos cadáveres se han enredado en las piernas de Chávez y afectan la gobernabilidad del país.
Los factores del cuadro descrito, interactúan entre sí, generando una situación de ingobernabilidad que nos ha conducido, axiomática, axiológica, definitivamente y sin lugar a la menor duda a una profunda crisis que debe ser solucionada pacífica y constitucionalmente. En esto debemos y tenemos por todas las razones y sinrazones, estar contestes.
Nos preocupa, sin embargo, observar que las caras ‘feas’ responsables del envilecido ‘puntofijismo’ y de su efecto: Chávez, sean los directores visibles del ‘antichavismo’. Chávez es también, por otra parte, políticamente responsable de la resurrección de estas momias. Es necesario para los venezolanos levantar y hacer nuestra la consigna de los argentinos: ¡Que se vayan todos’.
(*): Profesor Titular Emérito y Ex Director del Instituto de Filosofía del Derecho de la Universidad del Zulia.