Opinión Nacional

Campaña electoral, futuro y dilema del prisionero

¿Cómo salimos de este atolladero? ¿Cómo es posible que un régimen que ha destruido las instituciones de cualquier Estado y/o sociedad moderna -el Estado de Derecho, libertades económicas e individuales, derechos de propiedad, independencia de poderes, derechos humanos, pluralidad informativa, mediática y en la explotación del espectro radiomagnético, libertad de expresión, eficiencia y accountability en el uso de los recursos e instituciones públicas, etc.- pueda mantenerse en pie?

La respuesta obviamente no es sencilla, pero apunta a una especie de situación de dilema del prisionero, que cuando menos teóricamente posee una respuesta.

¿Cómo es posible que una gestión de Gobierno tan ineficiente cuente con apoyo popular, aún cuando el costo de oportunidad colectivo supera a las ganancias individuales de captura o contraprestación por ser adepto al mismo?

Una respuesta puede encontrarse en el hecho que el costo de oportunidad por tan ineficiente Gobierno implica pérdida de valor y bienestar no realizado, un concepto en extremo abstracto para el venezolano “de a pie”. Luego, la redistribución de rentas vía políticas regulatorias y de controles ineficientes que fuerzan cierta equidad, si bien en términos colectivos netos puede implicar pérdida de valor y bienestar, puede crear una masa de adeptos muy significativo a la hora de contiendas electorales.

Adicionalmente, debemos recordar que el Gobierno bolivariano ha perfeccionado una sociedad y unas instituciones para las cuales las relaciones económicas y comerciales dejan de ser libres, voluntarias y por tanto un juego de suma positiva; para imponerse como juez y parte interesada de una relación artificial y forzadamente suma cero.

Por otra parte, si bien la racionalidad del hombre económico es universal por natural, no significa que implique la única racionalidad reconocida por la literatura económica. También existe la racionalidad de la envidia -el término no es nuestro- que implicaría que sin satisfacer necesidades materiales directas o emocionales positivas, sino por el contrario infringiendo lesión sobre terceros, se incrementaría la utilidad de los adeptos. Esta racionalidad que resulta socialmente costosísima, para las instancias de poder resulta económica y redituable porque no implica crear valor, ni compromete mayores recursos propios, sino por el contrario expolia y discrimina, económica, social y jurídicamente a terceros. Efectivamente este proceder es abiertamente fascista.

Ahora bien, cómo proceder como grupo preocupado por el bienestar social, por Venezuela y por evitar continuar con este modelo destructivo, pero sostenible en el corto plazo de dilema del prisionero en Venezuela.

La teoría de la regulación económica sugiere que todos los individuos deben estar conscientes del alto costo de la actual e ineficiente gestión de Gobierno. Lo anterior significa que todos y cada uno de los venezolanos debemos vernos y entendernos como residual claimants o dolientes finales de las malas políticas públicas y de su alto costo de oportunidad. ¿Pero cómo se come esto? Una forma es poder visualizar una situación en la cual verdaderamente, individual y colectivamente pudiéramos internalizar el uso y disfrute de la renta petrolera en contraposición al uso discrecional, rentista, clientelar y particular que hoy día se hace de la misma. Los ingresos cuasi fiscales del régimen representan cerca del 50% de sus ingresos y si bien en el papel, somos los venezolanos los verdaderos dueños de la renta petrolera, estos no pasan ni por nuestros bolsillos, ni por nuestro escrutinio, ni siquiera colectivo vía análisis costo-beneficio de su uso, socialmente hablando (si bien hace más de doce años hemos señalado la necesidad de cambiar los esquemas de incentivos y por tanto de entrega, administración y uso de la renta petrolera, y aun cuando propuestas como su entrega e internalización individual resulta cuando menos “estridente”, también podría comprometer o condenar su uso eficiente en proveer bienes públicos. Este inciso lo presentamos porque se ha estado proponiendo recientemente teste tipo de salida pero de nuevo, parece una solución extrema al problema agente-principal en el manejo de la renta petrolera que podría contar con mecanismos de competencia por el mercado, subasta, licitaciones y análisis coste-beneficio sobre su uso, que introducirían cierto accountability, sin perder ni sacrificar la oportunidad de su uso explotando economías de escala). En este orden de ideas, hay que hacer ver a los venezolanos lo que representa el costo de oportunidad del uso discrecional de los recursos y las instituciones públicas. Los venezolanos tenemos que crear conciencia sobre la inexistencia de bienes públicos, responsabilidad de una gestión de Gobierno que ha amasado la mayor de las rentas y fortunas petroleras extraída en el país.

Adicionalmente se deben rescatar las instituciones formales e informales-culturales que resultan fundamentales para cualquier sociedad moderna que respete al individuo y al bienestar social: el concepto de democracia; no discriminación; Estado de Derecho; accountability del Gobierno, los recursos e instituciones públicas; respeto y resguardo de los derechos de propiedad; libertad y pluralidad de expresión, respeto a la diversidad, etc.

Economista. Master in Competition and Market Regulation. Master in Industrial Organization and Markets. Especialización en Economía de los Sectores Energía, Telecomunicaciones, Farmacéutico, Transporte, Agua y Banca. Profesor universitario de Regulación Económica y de Competencia.

 

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