¿Capital Ciudad Gótica?
En nuestro país, nuestra querida Venezuela, el deterioro social, moral y material es tal, que es preciso detenernos a reflexionar, a replantear y a organizar los pasos para hacer una oposición efectiva y seria a este régimen. Sin embargo, luego de ver el menoscabo de nuestra infraestructura moral y material, es inevitable referirse a la situación actual, acompañado de una dosis de comicidad, de metáforas y de alguna que otra parodia.
En la Venezuela actual la atmósfera es turbia y lúgubre. Una espesa neblina se hace mas densa con la llegada de la noche y gustosamente nos cubre con sus invitados especiales. Óxido de carbono. Nitrógeno. Dióxido. Radioactividad. Azufre.
El venezolano no sabe si es de noche o es de día. Es igual. Siempre es de noche en esta atmósfera recalentada por contaminantes que impide la fotosíntesis natural y nos deja sin aire puro para respirar. La asfixia es física y moral. El Guazón y sus amigos, Gatúbela y el Acertijo, controlan los conductos de aire y han dejado correr un gas letal que nos desintegra poco a poco.
Estamos encerrados en una aventura de ciencia ficción.
En algún momento de nuestra historia tomamos el camino equivocado y caímos en un agujero negro que nos condujo a un mundo fantástico. Una historia de Pinky y Cerebro conspirando para conquistar el mundo, mientras los venezolanos vivimos con una cruz a cuesta intentando descifrar día a día un «acertijo» para poder vivir en paz y con dignidad.
Nuestro país está tomado por la delincuencia, por lo banal, lo trivial y por la miseria. La contaminación. El deterioro. Los escombros. Se puede decir que vivimos en el escenario ideal para ambientar una película de Batman, pero basta estar en nuestra ciudad capital para sentirse parte de un reparto de actores en Ciudad Gótica, con la diferencia que aquí todo es real, a menos que ya seamos parte de un Reality Show con cámaras escondidas.
La crisis en nuestro país es profunda y real, no es ciencia ficción. Nuestras mayorías están cada vez mas desamparadas y estamos en una vorágine de «sálvese quien pueda».
El llamado es para nuestro liderazgo emergente para que no se deje arrastrar por esa corriente. Venezuela y nuestras mayorías espera mucho de su liderazgo para construir un país con valores democráticos, en donde reine la justicia social y el bien común.
No podemos dejar que Venezuela se nos convierta en una verdadera Ciudad Gótica.
