Carne de cañón
¿Por qué marchan los estudiantes en el país? ¿Cuál es el objetivo de los enfrentamientos? ¿A quiénes están defendiendo? Por mucho que trato de encontrar las respuestas a estas preguntas, todavía no hay ninguna que me pueda convencer. Esta reflexión la planteo desde los dos bandos políticos que, estratégicamente el gobierno revolucionario ha creado y en donde la oposición quiere tratar de obtener alguna cuota de poder. Pero, ¿por qué el enfrentamiento? ¿Los jóvenes no estarán siendo utilizados como carne de cañón?
El desgaste político, de energías y de vidas que están empañando nuevamente al país se podría solucionar, si los líderes políticos tienen más inteligencia y solidaridad que la ofuscación que genera el poder por el poder. Lamentablemente, ciertos grupos estudiantiles, están siendo títeres de los intereses extremistas de quienes asumen el oficialismo y la oposición.
Considero, que hace años que la lucha en la calle es un recurso restringido a quienes no tienen otra estrategia que la violencia por la violencia. Esto no quiere decir, que las marchas sean una herramienta valiosa en una sociedad democrática. Pero, cuando no hay un trabajo de calle previo con las comunidades y cuando quien tiene las armas es uno de los sectores, es absurdo ir a un enfrentamiento. Hay una realidad evidente: no hay igualdad de condiciones para quien se dice revolucionario con respecto al que no.
Ante esta situación solamente son posibles estrategias más lentas, más inteligentes y más creativas… pero más eficaces, y en eso los jóvenes tienen una manera inteligente de canalizar otros tipos de protestas. El esfuerzo debería estar enfocado a crear un movimiento político juvenil de amplias bases en donde los partidos políticos tengan una injerencia mínima. Este movimiento político debe tener una estructura que permita la participación activa, y en red, de todos sus integrantes. Una organización que impida la corrupción y la permanencia permanente en los espacios de coordinación.
En otras palabras, olvidarse de las estructuras arcaicas planteadas por la revolución bolivariana y la oposición radical. Entre los jóvenes las cosas son más sencillas, menos absurdas y más optimistas. A los jóvenes nos están quitando la ilusión de soñar y nos están arruinando el país. Es hora de razonar y actuar con más inteligencia y estrategia.
