Opinión Nacional

Chávez: ¿Castro-comunista?

En mi carácter de co-fundador del MBR-200 y de Coordinador de ideología y política del mismo en el Estado Zulia, me interesó sobremanera establecer el auténtico pensamiento ideológico de Hugo Chávez Frías.

Con absoluta objetividad académica e intelectual, debo decir, que Chávez, según nuestra percepción ideológica, no mostró cuando le escuchábamos, en ningún momento, la más remota inclinación ni interés teórico o práctico por el marxismo como instrumentote análisis y acción político-económico-social.

De las conversaciones y exposiciones sostenidas con Chávez en algunos encuentros, jamás pudimos establecer que se valiera de Marx y sus desarrollos teóricos (Materialismo dialéctico y Materialismo histórico), para justificar o explicar su postura ideológica. Marx no formaba parte de su ‘Weltanschaung’.

No creo, por otra parte, que a Chávez le preocupe mucho la filosofía.

1. Estas opiniones las fundamos en los siguientes hechos:
* En una oportunidad, cuando le escuchamos hablar de la lucha armada en la década del 60, fue para condenarla
* En otra ocasión, hizo una referencia pública atribuyendo a ‘Bandera Roja’ la muerte de un soldado en un enfrentamiento con la guerrilla venezolana, quien —si mal no recuerdo — nos dijo que murió en sus brazos. Fue la misma que nos hiciera a nosotros en privado, para manifestar su condena a la lucha armada, por ‘inoportuna e injustificada’.

* Chávez, según esto, combatió a las guerrillas como militar, no sólo por obediencia, sino por convicción, cosa que jamás hubiese hecho un auténtico marxista.

La formación filosófico-política de Chávez, bien por ignorancia, prejuicio, carencia de oportunidad de estudios filosófico-políticos, no llegó nunca a profundizar el pensamiento de Marx.

Muchos de nosotros, observamos en ese entonces que Chávez no era un hombre de ‘honduras doctrinarias’. Lo considerábamos sí, un ‘convencido nacionalista’.

*El término ‘revolución’ en Chávez no tiene una connotación ‘marxista-leninista’; y la que él se planteaba ‘por definición’ no era ni es, desde un punto de vista iusfilosófico, una ‘auténtica revolución’.

* A Chávez, ciertamente le molestaba mucho cuando le pedíamos definiciones. Decía que él no era ni de derecha ni de izquierda.

2. Chávez no escondía su profunda simpatía y admiración por furibundo anticomunista y sátrapa, General Marcos Pérez Jiménez.
Se me puede preguntar: ¿Cómo explicar que un académico e investigador en “Filosofía del Derecho”, campo en el cual produjo obras de reconocimiento internacional, acompañase y entregase su esfuerzo teórico, material y de tiempo, en función de un proceso carente de definición ideológica?

Debo responder que: En primer lugar, estaba hastiado y asqueado de la podredumbre de la envilecida política puntofijista. En segundo lugar, hemos estudiado y escrito sobre el pensamiento jusfilosófico y filosófico-político de El Libertador Simón Bolívar.

Consideramos que en la axiología política-moral, educativa y social de Bolívar (raíz ideológico-fundamental del MBR-200), existen suficientes elementos doctrinales para lograr la concreción del bienestar y la salud, seguridad y felicidad social de nuestros pueblos: Un estado social de derecho y de justicia.

Chávez se manifestaba ‘bolivariano de alma, vida y corazón’. En esto coincidíamos plenamente y nos parecía suficiente.

Debemos dejar claro, que teníamos, como otros compatriotas de la dirección del MBR-200 (Zulia), temores fundados sobre su admiración profunda por Pérez Jiménez. Esto explica su original desprecio por el 23E. Todo este cuadro, lo confesamos, nos horrorizaba y paraba los pelos.

Chávez, sin duda alguna, se nos mostraba como una persona autoritaria. Prefería a quienes le obedecían sin deliberar. Luego, cometió el error de poner a deliberar, a quienes ‘estructural o funcionalmente’ deben obedecer: Los militares.

Más que hombre de izquierda (visión del mundo, que de una manera política y axiológica compartíamos), nos aterraba que nos pudiese resultar un ‘gazapo de derecha’.

Antes de las elecciones rompimos con Chávez, junto con otros miembros del MBR-200.

Su cambio de postura, y la del MBR-200, frente a la participación en el proceso electoral, nos pareció (lógico, ética, política y jurídicamente hablando), incoherente con la posición original de iconoclasta (léase 4F) y la del MBR-200 frente al sistema.

Recordamos que Chávez al igual que el MBR-200, invocaba inicialmente el artículo 250 de la ‘moribunda’ (Constitución de 1961), ‘para desconocer al sistema’, por un lado; luego por conveniencia, de manera radical y sorpresiva se ‘sometía al sistema’.

Inicialmente habíamos convocado al pueblo, invocando la ‘ilegitimidad’ por encima de la ‘legalidad’, a la abstención, pese a la obligatoriedad constitucional de votar.

Chávez, por tanto, niega las premisas y el discurso original.

Chávez, sin duda, es un hombre contradictorio. Últimamente parece más bien, un predicador cristiano. Ahora está protegido supuestamente por dos Cristos. (Crucifijos).

Pero Chávez, como objetivamente lo reconoce la prensa internacional, no es un tirano. Tampoco bolivariano, ni marxista: ¡No hay nada en él de marxismo., tampoco en su gobierno. No leyó ni le enseñaron a Carreño.

No sé si conoce esta hermosa sentencia: “La noble decencia honra a quien la usa” (S.B). Chávez ignora las buenas maneras. ¡Esto particularmente nos choca! En esto no es bolivariano. Bolívar respetaba y seguía las buenas maneras, proponiéndolas como parte importante de la educación.

¿Chávez es ‘chavista’? ¿Con qué se come eso? Eso no se come con nada. Sin embargo, como conocimos las entrañas del “hombre”, nos parece que a manera de testimonio, debemos decir como ‘cronista’ y conocedor ‘in situ’, que Chávez no es (como falazmente y sin ningún apego a la verdad, lo señalan los ‘antichavistas’) “castro-comunista”.

¡Chávez es Chávez! ¿Definirlo? ¡It’s the question!

Chávez ha sido, sí, víctima de su “verbo-boomerang”. Empero, durante el ‘puntofijismo’ hubo peores. Ni los medios, ni los hombres del petróleo, ni Fedecámaras, ni la CTV, ni la Iglesia, fueron para nuestra desgracia, tan radicales y despiadados, como contra Chávez. Jamás pidieron sus renuncias, ni hicieron un paro tan discutible como el que hoy vivimos . De haber sucedido así, no tendríamos hoy a Chávez, quien ayer invocaba la legitimidad como valor político fundamental y hoy la niega, al no aceptar el proceso electoral.

(*): Profesor Titula Emérito, Ex Director del Instituto de Filosofía del Derecho de la Universidad del Zulia.

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