¡Chávez, ponte a trabajar!
Una pancarta que circula profusamente por Internet condensa el sentir de la ciudadanía ante el desarreglo del teniente coronel Chávez por los resultados electorales y su maniático empeño de insistir en el tema de la reelección indefinida que ya fue rechazado por el pueblo en diciembre de 2007: «Deja de pensar en ti, piensa en los más pobres. ¡Ponte a trabajar! Te quedan cuatro años de gobierno».
Luego de dos meses de una campaña electoral cargada de agresiones, insultos, promesas de sacar tanques y de cerrar medios de comunicación, de amenazas de guerra de parte del jefe del Estado, los ciudadanos acudimos en paz a las urnas electorales. La mitad de Venezuela se pronunció por un cambio; el corazón económico, intelectual, cultural, académico y turístico del país, representado por los estados Zulia, Carabobo, Miranda, Táchira, Nueva Esparta y la Alcaldía Metropolitana, rechazó su obsesiva y enfermiza pretensión de convertir nuestro país en otra Cuba. Sin embargo, conocidos los resultados del 23 de noviembre, el Presidente insiste en su lenguaje de incitación al odio en todas las abusivas y desconsideradas alocuciones en cadena y coloca en la agenda pública, nuevamente, el tema de su reelección perpetua. Muchos venezolanos se preguntan ¿por qué el Presidente está tan bravo?, ¿por qué sólo piensa en sí mismo?, ¿por qué no acepta la invitación de las nuevas autoridades regionales y locales electas a trabajar juntos por el país?, ¿por qué reflotar el tema de su reelección cuando ese es un tema que, más que unir, divide a los venezolanos?, ¿por qué no convocar al país a afrontar la escandalosa tragedia que significa que más de 14.000 compatriotas mueran cada año en manos del hampa?, ¿por qué no invita a las fuerzas productivas nacionales, a los gremios profesionales y los propios afectados para encarar el déficit de casi 2 millones de viviendas dignas? «Deja de pensar en ti, piensa en los más pobres. ¡Ponte a trabajar! Te quedan cuatro años de gobierno». El texto de esta pancarta condensa sin duda alguna y magistralmente un reclamo y una interpelación sentida por todos los venezolanos. En las recientes elecciones regionales, políticos jóvenes y bien preparados conquistaron sectores populares que ayer respaldaban a Chávez y ofrecen soluciones a los graves problemas que en estos últimos diez años se han agravado, prometen gobernar para todos y acabar con la franelización roja rojita que impuso su gobierno.
La masiva participación debe haber desestabilizado al Presidente cuando en su inconstitucional propuesta de reforma de 2007 pretendía, a dedo, designar gran parte de estos gobernantes y así acabar con la descentralización. Al año de haber sido rechazada esa reforma, el pueblo ratificó su decisión. Muchos venezolanos votamos por un país plural y multicolor.
La estrategia de las inhabilitaciones y el paquetazo inconstitucional no logró alejar a los electores de las urnas. Tampoco las amenazas de poner a candidatos presos y seguir cerrando medios de comunicación ni las acusaciones de magnicidio. El 23 de noviembre el pueblo eligió y Chávez debe respetar esa voluntad expresada en las urnas. La Constitución azul con la cual se presentó al país después del primer boletín del CNE no es para fingir ser un demócrata, sino para cumplirla. Las nuevas autoridades fueron elegidas por el pueblo y merecen el respeto de todos. Los saqueos en alcaldías y gobernaciones de oposición que han hecho sus seguidores, con la complacencia de su gobierno, atentan contra el pueblo venezolano.
El «embargo» que pretenden hacer contra los nuevos gobernantes, negándoles los recursos que le corresponden y robándole, además de los equipos, las competencias adscritas a esas entidades, no engañarán al pueblo que una vez más sabrá quiénes delinquen, quiénes les roban lo que les pertenece e incitan a la violencia y quiénes, en verdad, son los verdaderos golpistas.
En beneficio de la tranquilidad del país los seguidores de Chávez no deben obedecer como corderitos la instrucción presidencial de solicitar su reelección; deben analizar detenidamente los resultados del 2-D y del 23-N, a «sacar su cuenta», como dice la campaña publicitaria del gobierno, deben invitar al jefe del Estado a rectificar y a no subestimar nuevamente al pueblo venezolano que no acepta más abusos y desea fervientemente vivir en la paz que orienta el espíritu y letra de la vigente y ya ratificada Constitución de 1999.
¡No a la reelección!
