Opinión Nacional

Chávez respete la Constitución

Si los empleados del Metro de
Caracas reclaman postergadas reivindicaciones y cumplimiento de su contrato
colectivo, el Teniente Coronel Chávez monta en cólera, no oye razones y los
amenaza con enviarles la Fuerza Armada para militarizar las operaciones de tan
importante medio de transporte masivo. Si los obreros de Guayana protestan el
incumplimiento de cláusulas laborales se les prescribe la misma medicina, se
callan la jeta o se les envía el ejercito. Si fulanito de tal (sangre azul o
roja normalita) reclama la ocupación de su fábrica, finca o instalación
comercial sin el debido proceso y claridad en la norma presuntamente violada,
de la misma manera se le amenaza con la militarización y la expropiación. Si
alcaldes y gobernadores, electos por el voto popular, manifiestan defender las
atribuciones y prerrogativas que les consagra la Constitución, el jefe de
Estado, iracundo, los insta “a no ponerse cómicos” y misiona (sic) a un alto
oficial de la Fuerza Armada Nacional para que tome instalaciones o dependencias
bajo jurisdicción constitucional de autoridades locales y regionales. ¿Qué
entiende el teniente coronel Chávez por ponerse cómico? ¿Tiene vigencia la
Constitución en Venezuela?
“La Constitución es la norma
suprema y el fundamento del ordenamiento jurídico. Todas las personas y los
órganos que ejercen el Poder Público están sujetos a esta Constitución”
consagra el artículo 7 de nuestra Carta Magna. Cabe preguntarse entonces ¿qué
ocurre cuando el Jefe del estado manda a la Fuerza Armada Nacional, como si
esta fuera una guardia pretoriana a su exclusivo servicio, a operaciones
militares contra autoridades electas por el voto popular? ¿No establece
claramente el artículo constitucional 328 que la Fuerza Armada Nacional
constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política y
que en el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la
Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna? ¿No se
colocan los militares, y el Jefe que los comanda, al margen de la ley al
atentar contra la
descentralización consagrada en la exposición de motivos, en el preámbulo y en
no menos de catorce artículos de la Constitución?
La exposición de motivos ilustra
claramente el diseño constitucional que consagra un Estado Federal que se
define como descentralizado para no dejar dudas de la voluntad de transformar
el anterior Estado centralizado del pasado, el Estado de la “dedocracia”, en un
verdadero modelo federal. Cuando la Asamblea Nacional, obsecuente y cómplice,
para satisfacer las ansias de poder de su jefe máximo, aprueba una nueva ley de
descentralización que revierte competencias y atribuciones de las autoridades
locales y regionales para dárselas al Presidente de la República atenta contra
principios fundamentales de la Constitución, se burla de la soberanía popular
que el 2 de diciembre de 2007 rechazó la inconstitucional reforma que pretendía
revertir la descentralización. Asimismo, se expropia la soberanía popular que
el 23 de noviembre eligió gobernantes de vocación democrática no alineados en
el modelo autocrático y militarista que encarna el presidente Chávez.

¿Se están poniendo cómicos los
gobernantes regionales y locales que defienden la Constitución? ¿O se está
poniendo cómico Chávez que la viola?
De manera firme los alcaldes y
gobernadores recién electos han señalado que “Desde hace más de veinte años, el
pueblo venezolano desarrolló la lucha por darse sus propios gobiernos
regionales y locales y conquistó el triunfo en esa lucha. Pasamos de tener
gobernadores elegidos por el presidente a gobernadores elegidos por el
pueblo. Pasamos de la toma de decisiones en Caracas sobre el destino de
los estados, a que cada estado pudiera tomar sus propias decisiones. Durante
las últimas dos décadas, los venezolanos hemos evolucionado de tener un
presidente todopoderoso a repartir el poder para acercarlo al pueblo”.

El poder constituido -Presidente
de la República, Asamblea Nacional, TSJ y Contraloría- pretendiendo esta
contramarcha hacia el pasado de la dedocracia violentan la voluntad popular expresada en las
urnas. Meter la chola hacia el socialismo, anunciar la radicalización del
proceso (sic), revertir la descentralización coloca claramente al gobierno fuera
de la Constitución. No debe olvidar el poder constituido que “Esta Constitución
no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque
fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella…( artículo
333).

Utilizando su misma expresión no
será prudente recomendarle al Presidente de la República ¡Sr. Chávez deje la
cómica! y respete la Constitución.

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