Opinión Nacional

Chávez trabaja para Cisneros?

Hugo Chávez ha vuelto a vestir sus palabras con el más puro integrismo islámico al insultar a quienes toman cerveza. Sin mirarse al espejo, ha dicho que quienes la bebemos somos locos, belicosos, barrigones (y asesinos, diría el comandante Arias Cárdenas). Y ha prometido que si llega a expropiar a la primera industria cervecera del país, la convertirá en una fábrica de helados o de cualquier otra cosa (ya deben estar las focas más cercanas elucubrando planes). La Polar –como la llama el pueblo- es un grupo de empresas administrado con eficiencia y que de lejos es el primer contribuyente privado al Fisco nacional. De manera que con el asalto a esas empresas, que producen miles de toneladas de alimentos, además de cerveza, Chávez ahondaría el hueco fiscal, rumbo a la ruina. ¿Tampoco importa que aumente el desempleo y la pobreza? En el diseño chaviano de país parece que ningún otro poder –sea de la naturaleza que sea- puede sobrevivir a su voluntad. Ya lo adelantaba en aquella carta a la desaparecida (por propia mano) Corte Suprema de Justicia donde se arrogaba la representación exclusiva de la Nación. Pero Chávez ha demostrado que sabe retroceder cuando el adversario le planta cara. Chávez puede negociar y hasta rendirse como lo hizo el 4 de febrero de 1992, cuando engañó y llevó a la muerte a decenas de soldados. Desde su escondite del Museo Militar pidió clemencia para luego ser proyectado por la TV (de donde no ha salido desde entonces). También negoció y renunció a la Presidencia el 11 de abril de 2002, según anunció el general Lucas Rincón, su actual embajador en Portugal. Los lectores recordarán sus invectivas contra Gustavo Cisneros, dichas a todo pulmón desde el set de “Aló Presidente”. Recordarán cómo lo insultaba y amenazaba. Hasta la misteriosa reunión, con Carter de amigable componedor, Cisneros era el enemigo de la “revolución”. Pues bien, allí se selló el pacto: Venevisión para muchos pasó a llamarse Vendevisión y Cisneros dejó de ir a la OEA a denunciar al gobierno para ahora venir de vez en cuando (con un muy bajo perfil) a supervisar sus negocios. Entre los negocios que mantiene la familia Cisneros en Venezuela está la cerveza Regional. Por más esfuerzos de mercadotecnia que haya hecho, Regional no se acerca a la inmensa preferencia de los consumidores por las cervezas de Polar: Polarcita, Polar Ice, Solera y Solera Light. La primacía de Polar en el mercado nacional es algo establecido, forma parte de los patrones de consumo de todas las clases sociales y sólo en algunos nichos Regional presenta competencia. Tal éxito tiene que ver con muchos años de paciente esfuerzo, en primer lugar por tener una red de distribución que funciona rayana en la perfección. Esta es la razón principal, creo yo, para que Polar mantenga la predilección del gran público. A la impecable distribución va unida la inmejorable publicidad que incluye el patrocinio al deporte nacional. Sólo la concreción de una amenaza, como la proferida por Chávez, pudiera hacer ceder a Polar el mercado en el que desde hace décadas impera. Sólo con esa pequeña ayudita la cerveza de Cisneros podría llegar al primer lugar en ventas (y hasta a ser la única hecha en el país). Es decir, matando a la competencia. ¿Eso estaba previsto en el acuerdo Cisneros-Carter- Chávez? [email protected]

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