Opinión Nacional

Chávez y el magnicidio

Como co-fundador y Coordinador de Ideología y Política del el MBR-200 en el Zulia, tuve la oportunidad de interrelacionarme y dialogar en varias ocasiones y circunstancias con Chávez. Y observarlo… Si para algo sirven mis particulares impresiones sobre su personalidad, debo hoy exponerlas.

El hombre que percibí mostró siempre un gran temor o “miedo” a ser asesinado. De hecho, nos manifestaba que no viajaba en avión (vuelos comerciales), lo cual dificultaba su actividad, por esta misma circunstancia. En Maracaibo, solíamos mantener en un hermético secreto su presencia. Sólo un grupo selecto sabíamos hora de llegada, partida y ubicación: Todo un misterio.

El día 20-X-2002, en su Aló Presidente, Chávez anunció que en el país “se había frustrado un magnicido”. Muchos dudan de su versión. Esta podría interpretarse psicológica y/o políticamente: ¿Paranoia? ¿Manipulación política ante el paro del 21-X-02? ¿Ambas?

Chávez es sin duda alguna un hombre contradictorio. Nos manifestaba en sus conversaciones su admiración a Medina y a uno de sus victimarios: Pérez Jiménez. Nos decía, que no era ni de derecha ni de izquierda: Que no se dejaba encasillar ideológicamente.

Cuestionaba el sistema y participaba en el mismo: Estaba contra el proceso electoral y convocaba a la abstención por la perversidad estructural del sistema y luego decide someterse a las reglas del juego y participar en el proceso electoral.

Estas incoherencia nos determinaron, primero discretamente y luego abiertamente (en una Asamblea Nacional del MBR-200 en San Cristóbal), a distanciarnos del Movimiento.

No sé si es cierto lo del magnicidio. Percibo que Chávez sufre de una suerte de manía persecutoria. Es recurrente su referencia a Jorge E. Gaitán. Interésame fundamentalmente, como venezolano, condenar el hecho de un magnicidio.

Consideramos, política, jurídica y moralmente absurda tal posibilidad. Tememos ciertamente, el ‘síndrome Gaitán’ que hoy afecta a los hermanos colombianos.

Los analistas desapasionados reconocen la legitimidad de origen del gobierno de Chávez. La de desempeño, está jurídico-políticamente por verse. Chávez, por otra parte, no ha sido hasta ahora un tirano ni se le han comprobado los crímenes de muerte y desaparecidos de los denominados “padres de la democracia”.

Como dirigente estudiantil y luego académico, no olvido las perversiones y monstruosidades del puntofijismo, hoy antichavista, militarista y golpista.

Quienes puedan pensar en el magnicidio o “tiranicidio”, cometen un gran error, que como dice Chávez, podría acarrear un terrible e impredecible daño político al país.

Chávez, como día CAP, se está “autosuicidando” políticamente. Quienes pretenden sacarlo por la fuerza, le harían un gran favor: Lo convertirían en mártir y en un mito, o por lo menos se generaría el síndrome Perón. Algo muy grave para un país. Como venezolano darle tiempo al tiempo. Alguien decía que el tiempo se venga de las cosas que hacemos sin su consentimiento y colaboración. Hay que darle tiempo al proceso chavista.

No debemos caer en la trampa chavismo-antichavismo, por igualmente absurda e irracional, moral-política y jurídicamente. ¡Oigamos la voz de la racionalidad!

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