Opinión Nacional

Chavismo sin Chávez

Era inevitable que la renuncia del Papa se asociase con la situación actual de Venezuela, donde nos debatimos en la incertidumbre sobre lo que va a ocurrir en el país en un futuro de extensión impredecible. Consciente de su incapacidad física para ejercer las delicadas funciones del pontificado, el Papa, en un acto de reconocida honestidad y sensatez, renuncia al altísimo cargo, uno de los políticamente más importantes y poderosos a que un ser humano puede aspirar en el mundo de hoy.

Si de algo podemos estar seguros los venezolanos es de que el teniente coronel Hugo Chávez no volverá al cargo de Presidente de Venezuela, o de que si logra llegar, será de manera simbólica, sin ejercicio real del poder.

Dadas las causas de ese convencimiento, es obvio que el primer convencido de ello es el propio Chávez, que sin duda está consciente de su grave enfermedad y de su carácter terminal. En tales circunstancias uno no se explica por qué el sabaneteño se aferra con semejante tozudez al cargo. Pocas veces ­quizás ninguna en Venezuela­ se ha visto una ambición de poder tan grande y tan inútil como esa. No solo él mismo debería asumir la tremenda responsabilidad de su renuncia, sino que sus allegados ­familiares y más inmediatos colaboradores­ debieraninducirlo ­u obligarlo si fuese menester­ a resignar la presidencia.

La enfermedad de Chávez ha puesto en primer plano la idea, acariciada desde mucho antes de que semanifestara el mal, de un «chavismo sin Chávez».

Incluso hay quienes piensan que ya estamos en ello, pues la ausencia del país por más de dos meses del jefe del Estado y del Gobierno supone un evidente vacío de poder, a duras penas medio compensado por algunoschavistas más conocidos por su incapacidad que por su propio chavismo.

Las cosas no son tan simples. La ausencia de Chávez no significa que este haya desaparecido. Y mientras Chávez esté vivo, independientemente de la supuesta o real gravedad de su mal y de que no esté realmente en el poder,ejercerá sobre las masas chavistas una influencia decisiva, que cerrará las puertas a todo intento de sacar al chavismo del gobierno por la vía electoral.

Aun fallecido Chávez su influencia sobre sus seguidores se mantendrá un tiempo, impredecible aunque no necesariamente muy largo. Influencia que solo desaparecerá a medida que la incapacidad y estupidez de susherederos en el gobierno vaya agravando el desastre a que nos ha conducido el chavismo en los últimos catorce años. El chavismo sin Chavez no tiene vida.

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