Opinión Nacional

Chavismo y Totalitarismo

Mi amigo y compañero de investigaciones, el profesor, David Couller me preguntaba por qué los venezolanos creíamos que Chávez era un hombre totalitario. Me decía que la información que él maneja, es que el líder de la revolución bolivariana es un hombre que habla de democracia participativa y que busca incorporar a las masas a la actividad publica y productiva del país. Couller nació en Inglaterra y conoce los mecanismos institucionales del primer mundo, pero nunca ha pisado un país de los que se consideran subdesarrollados o tercermundistas.

Empezamos nuestra discusión sobre las actitudes de Chávez, su discurso, sus acciones y las medidas de orden jurídico que ha impuesto en sus siete años de gobierno. Recordamos las lecciones de Hannan Arendt sobre el totalitarismo, cuya definición abarca al sistema político en el cual todos los aspectos de la vida, sean de orden social, político, económico, intelectual, cultural o espiritual, se hallan subordinados a los intereses e ideología de los gobernantes. En Venezuela, hasta el mes de febrero de 2006, no hemos llegado a ese extremo, pero no cabe duda que vamos en la ruta de ese modelo ansiado por el Teniente Coronel desde hace más de dos décadas.

En los regímenes de corte totalitario, los derechos y libertades no merecen ninguna consideración, puesto que perturban los propósitos del líder. Ya vemos, con evidencias claras, que en nuestro país hemos ido perdiendo, antes los ojos impávidos de la una sociedad adormecida, todas las garantías democráticas.

En el totalitarismo, cualquier tipo de oposición o crítica al Estado y a la ideología de los gobernantes es reprimida y tildada de traición. En este tipo de regímenes, nada se puede poner en tela de juicio; la voz de la argumentación y de la crítica queda anulada frente al poder. En el caso venezolano, el presidente pretende dictar la pauta del pensamiento de los venezolanos. Chávez y sus seguidores no dan tregua a ninguno de los factores disidentes. Acabaron con los partidos políticos tradicionales, con de las nuevas generaciones; encarcelaron o mandaron al exilio a los militares y civiles disidentes; han acosado las organizaciones de la sociedad civil, a los medios de comunicación y obviamente de los periodistas. Todos LOS DISIDENTE, DE UNA U OTRA MANERA, hemos sido objeto de persecución y de amenazas por parte del régimen que todo lo quiere.

En la medida que hacíamos una comparación entre el totalitarismo y el chavismo, Couller tomaba otra postura. Los totalitarismos, le recordé, se caracterizan por que menosprecian y se oponen a las concepciones liberales y democráticas de la vida política. Es el líder y el partido quién organiza directamente tanto la vida privada como la vida pública. Toda la sociedad está sujeta a una organización jerárquica en la cual, incluso los miembros del partido que ocupan lugar con un determinado poder, se hallan sometidos a la imprevisible «voluntad del líder». Entonces, le pregunté a mi colega ¿Hacia donde vamos en Venezuela?, Cada paso que se da en las instituciones gubernamentales responde al pedido expreso del líder, y no a una necesidad plateada por la sociedad.

El movimiento político que representa Chávez es una mezcla. Definitiva hay una serie de características que se incluyen en LA ESENCIA del proceso revolucionario y en el pensamiento de Hugo Chávez. Sí analizamos al líder, podemos encontrar en él rasgos de autoritarismo, de populismo clásico, de totalitarismo, de fascismo, de comunismo, de socialismo. Esa mezcla explosiva hace de Chávez un personaje confuso, peligroso, disparatado y de una volatilidad emocional que mantienen preocupados hasta sus asesores más cercanos.

Si hablamos del movimiento político que lo sustenta, vemos que los partidos o agrupaciones que siguen al régimen dependen de la de la voluntad de Chávez para tomar cualquier decisión por muy minúscula que esta sea. Emeveristas, pepetistas, y todos los lacayos que siguen al gobierno no hablan ni actúan sino para buscar puntos a favor con el Jefe de Miraflores. Sus seguidores son incapaces de dar una opinión contraria a las órdenes de Chávez, por muy disparatadas que estas sean. Aquel que se atreve, termina siendo señalado de traidor a la patria y al proceso, y por ende amenazado, asesinado, encarcelado o enviado al exilio.

Le seguí enumerando a Couller los principales factores que hacen Totalitario a un sistema, haciendo énfasis en el control de todos los medios de comunicación, resaltando que con el control mediático, la información deviene en propaganda y adoctrinamiento. Este objetivo se le ha hecho difícil al líder de Sabaneta, a pesar que haber puesto sus mejores esfuerzos y haber trabajado de manera fervorosa para lograr acallar a medios y periodistas por la vía legal, por la penalización, las multas, las amenazas de muerte, persecuciones o el exilio.

Chávez seguirá trabajando para que los medios sólo digan lo que él desea, como lo logró Fidel en Cuba. Este es uno de los retos que debe afrontar el fracasado militar golpista y que aun no sabemos si lograr coronar con éxito sus aspiraciones.

Le recordé a mi colega, además, que en los regímenes totalitarios se dispone de una eficiente policía secreta, que espía y horroriza a toda la población, incluidos los que ocupan lugares altos en la jerarquía en el gobierno. Esta policía prueba y evalúa la fidelidad de los individuos que se suponen son el soporte del régimen. Este trabajo lo desarrollan en Venezuela, los miembros del G2 cubano que tienen 46 años de experiencia en esa área, mientras los militares y miembros de los cuerpos de seguridad del régimen se entrenan en estas tareas que no eran practicadas durante los periodos de democracia.

La eficiencia de la policía política del régimen chavista ha llegado a traspasar la fortaleza norteamericana de Valle Arriba, ya que a confesión del mismo Chávez, ha infiltrado a la Embajada de los Estados Unidos en Caracas y ha logrado enterarse hasta de las debilidades culinarias de los funcionarios americanos. El régimen persigue, busca, viola las leyes y los principios de libertad, hace mero caso a los requerimientos jurídicos para acometer sus crímenes y delitos. Los esbirros de Chávez acosan e imponen el miedo, matando a ultranza a cuanto venezolano requiera el gobierno para justificar sus increíbles hipótesis. Antonio López Castillo es un ejemplo fehaciente de esto.

Por ultimo, no podemos dejar de lado el manejo que, poco a poco, ha venido adquiriendo Chávez de todas las instancias de poder. Las expropiaciones, la creación de empresas estadales basadas en el modelo socialista. No hay duda, Chávez es un populista, autoritario, con una ambición de lograr consolidar un modelo totalitario que sea capaz de traspasar las fronteras de la patria de Bolívar. Cauller me dijo finalmente: “Chávez es un aspirante a totalitario, pero parece que la cultura y fortaleza del pueblo venezolano han frustrado, o al menos, retrasado la consolidación del totalitarismo en la Venezuela del siglo XXI”.

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