Collage

De acuerdo con el texto del Diccionario Panhispánico de dudas, el término “collage”, debe ser cambiado por: colaje, pero por esta vez, y solo por esta vez, utilizaré el grafo en su idioma original: el francés. ¡Caprichos de quien escribe! ¿Qué les parece?

Todos ustedes, distinguidos lectores, vale decir, damas y caballeros, conocen el significado del título, sin embargo, para quienes lo olvidaron, este tiene la misma connotación de un vocablo de los tiempos de nuestros abuelos: revoltijo. Y esta “tareita” de escribir hoy es, eso, un conjunto de ideas reunidas. ¡Claro si no son reunidas no forman un conjunto! ¡Por Dios, Nelson!
No son muchas, creo yo, son las que caben en: más de 3 y menos de 4 mil caracteres sin espacio. ¡Ja! Es que lo que origina esta mezcla no le da cabida a más de dos, la primera y la segunda.

La primera idea es: “Ser rico es malo”………, fue la expresión de un funcionario del Estado. Todos sabemos quien fue y no hace falta mencionarlo. Esa opinión a nadie le gusta, ni siquiera a sus más cercanos. Sin embargo, a algunos “loritos” si y la vocearon como lo que fueron, son y serán: unos loritos.

Los menos favorecidos económicamente y otros, los convencidos de la sacralización de la palabra proferida por quien la dijo, han quedádose en la misma estancia recibiendo la misma pobre mesada proveniente de la misión “doctrina”; el mismo paquete de productos, de tercera calidad, proveídos por la misión “conformismo” para el consumo alimenticio de los estómagos pobres, y los no tanto, y la esperanza, como siempre, de la redención infinita que no llegará. ¡A lo mejor, no se quedaron, ni recibieron lo mismo de siempre!
Mientras a algunos adultos contemporáneos les trepanan el cerebro con la “consignita” de la misión “resignación” y desprecian pensamientos, como por ejemplo, el merecimiento que tiene, cualquiera, de ser próspero y rico; otros no le prestan atención y ya no son pobres. ¡Y con ese chorro de petrodólares, menos!
Es que la riqueza no es únicamente la cantidad de dinero líquido que se tenga, ni los bienes inmuebles, muebles e intangibles que se posean. Lo que sucede es que quienes dicen odiar la riqueza si es verdad, la odian, pero en las manos ajenas; en las suyas, no. ¿Será por “su amor, entrega y sacrificio por la patria”?

Ahora, no crea que todo cuanto el uno dice, y los demás repiten, es un acto impensado, alocado, impertinente e irreflexivo para complacer o satisfacer las necesidades de reconocimiento del uno. No, todo es un plan estratégico, bien planificado y puesto en práctica con el fin de que usted menosprecie la actividad política; influir para que la considere sucia e irrelevante; la margine y por tanto, no participe en ella, sobre todo si considera que los actuales operadores no reúnen las condiciones para hacerlo. ¡Convénzase que es así!
De un texto del Dr. Ramón Guillermo Aveledo transcribo una referencia a Savater, quien a su vez cita a Sófocles: “De todas las cosas dignas de admiración que hay en el mundo, ninguna es tan admirable como el hombre”. Continuando con el texto se lee: “Por ello, los griegos inventaron la polis, la comunidad ciudadana en cuyo espacio artificial, antropocéntrico, no gobierna la necesidad de la naturaleza de la voluntad enigmática de los dioses, sino la libertad de los hombres, es decir, su capacidad de razonar, de discutir, de elegir, y de revocar dirigentes, de crear problemas y de plantear soluciones”. ¡Parece extensa la cita!
El texto se circunscribe a los que a los venezolanos nos gusta: la libertad de ser nosotros mismos y que al régimen no le place. Por el contrario, anhela convertir y transformar a los criollos en clones de los pobladores del cubano islote. ¡Váyanse pa’l cipote los promotores de la clonación!

Esa es la segunda idea: enviar bien lejos, al ostracismo, si es posible, a quienes han contaminado a la población venezolana con su bacterias destructivas y virus enfermizos.

Para hacerlo, enviarlos refiérome, no basta con desear la aparición de un líder. El aparecerá, tarde o temprano. Eso si: déjense de posturas limitantes y etiquetamientos pret – a – porter. ¿Y como así? No pretender a un dirigente que sea así: bueno, humilde, sencillote, humano, solidario, sin poses intelectuales, besucón de viejas y jovencitas, repartidor, poco exigente, hablador, populachero pero decente, voceador de consignas en contra del capitalismo y a favor del socialismo, discreto mentador de madre, en fin, algo así como lo que trató la publicidad para definir a Lusinchi: ¡ay! ¡Que sea como tú!
¡Cuidado! ¿Quien y como eres tu? Porque los actuales, aún, no se han atrevido a confesarse, realmente, como lo que son: comunistas; sin embargo se visten de rojo y la gente está como un novato en su primer turno al bate, en grandes ligas. ¡No coge seña!