Opinión Nacional

Colombia como instrumento

Jamás había visto al pueblo venezolano tan triste, ni a muchos de sus dirigentes políticos más atemorizados, como en los días de la conmemoración del 11-A-02. Tristeza hija de la impunidad que reina frente a la criminalidad confesa del gobierno. Asume la dictadura descaradamente. A un año de la masacre de Miraflores los asesinos están libres, supuestamente investigados por delitos menores, y protegidos por el régimen los victimarios de los soldados de la Plaza Altamira y acompañantes, los terroristas que volaron los consulados de España y Colombia en Caracas. Con relación a estos hechos y muchos más que el país conoce, sabemos que los autores materiales e intelectuales están en el gobierno. A la cabeza de ellos Presidente y Vicepresidente de la República. Ministros, diputados, alcaldes, legisladores regionales y concejales integran la nómina de bribones y ladrones que matan y roban en nombre de una revolución que el ciudadano rechaza. Presos, enjuiciados y perseguidos los hombres de trabajo de la CTV, de Fedecámaras y los líderes de la industria petrolera. Inmoral cambalache. En Venezuela hay ambiente de guerra interna. La insolencia de convocar a una cumbre mil millonaria de forajidos internacionales, algunos intelectuales tarifados y otros terroristas confesos, con motivo de la masacre de Miraflores, es de una insolencia inaceptable. Aunque esta guerra no esté formalmente declarada carecemos de la serenidad indispensable para vivir normalmente. Hipocresía, arrogancia, cinismo, cobardía, corrupción e incompetencia para todos los gustos y circunstancias.

El gobierno no puede mantenerse en democracia. Lo rechaza la inmensa mayoría y las verdaderas fuerzas motrices de la nación trabajan para provocar su final. Las razones del 11-A-02 tienen ahora más fuerza que antes. Por eso desaparece el principio de la legalidad y se tienden cortinas humo para justificar la represión. Ahora el instrumento es Colombia. Allá se libra una de las luchas más hermosas del mundo en contra de la violencia, del terrorismo, de la lucha armada y del narcotráfico. Álvaro Uribe se levanta como un gigante, ejemplo y guía para un continente amenazado. La lucha del gobierno y pueblo de Colombia es la misma del venezolano común, pero lamentablemente no es la misma del gobierno venezolano. Le pido a los colombianos y a todos los pueblos de la tierra que no confundan a Venezuela con su gobierno ni a nuestra fuerza armada con unos mandos circunstanciales de las mismas características del gobierno. Allí está el peligro. También el problema. No hay secretos eternos. Los gobiernos de Venezuela y Cuba planifican incidentes fronterizos y diplomáticos contra Colombia, su pueblo y su gobierno. No importa el precio en vidas. Lo importante para estos forajidos es apoyar el narcoterrorismo fronterizo, golpear a la “oligarquía”, derrocar al gobierno para que triunfe la “revolución” y desviar la atención interna de las cosas que en realidad importan. Hay que rebelarse.

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