Opinión Nacional

Comandante en jefe Fidel

Llamo tu atención para recordarte el compromiso asumido por ti con los venezolanos el 23 de enero de 1959, en la multitudinaria concentración política que llenó la plaza de El Silencio en Caracas, en la que viniste a agradecer nuestra colaboración moral y material con la Revolución Cubana. Dijiste: «…si alguna vez Venezuela se llegare a ver bajo la bota de un tirano, cuenten con los cubanos de Sierra Maestra: con nuestros hombres y nuestra armas…». Llegó la hora de cumplir con tu palabra empeñada.

Seguramente dirás que ya no hace falta tu intervención pues no hay aquí ni una tiranía, ni un régimen autoritario ni totalitario; que muchas han sido las elecciones que se han realizado. Ciertamente, no estamos aún ante los horrores de las tiranías totalitarias pero sí ante una tiranía de formas moderadas, como sucede desde Zimbabwe a Libia, de Argelia a Irak, de las repúblicas del Asia Central a Birmania y hasta Pakistán. Sin embargo, no podrás negar que nos calamos a un tirano, déspota, sátrapa y, hasta, dictador. Ya decía Aristóteles: «…la mayor parte de los tiranos habían sido demagogos que se ganaron la confianza del pueblo calumniando a notables…». En Grecia, el vocablo tyrannos se refería al poder absoluto y arbitrario que no respetaba la ley. Es un tyrannos quien adopta medidas despóticas que incluyen la fuerza: castiga, destituye, descalifica, persigue, destierra y hasta mata. El tyrannos es violento.

Es rencoroso. Prefiere permanecer ensimismado, encerrado, sólo accesible a los aduladores, para sostener su mundo ilusorio. Ignora la piedad y el perdón, que considera signos de peligrosa debilidad o derrota. Jamás se pone en el lugar del prójimo, al que desprecia cuando no le sirve. Considera que todo lo merece y le pertenece; por eso se dedica a confiscar los bienes ajenos. Y no lo frena el pudor al mentir, en especial cuando asegura que ayuda a los pobres. Pero los pobres siguen siendo pobres, para constituir su ejército ciego, que lo apoya para continuar atornillado en el poder. Dice que gobierna para todos, pero es mentira, porque margina sin clemencia a quienes no bajan la cabeza ante él ni doblan la rodilla. Le fallan las percepciones debido a la omnipotencia de su mente inmadura. Su soberbia requiere una reiterada convalidación por parte de los aduladores, que deben servirle halagos como si fuesen el pan de cada día.

Camarada Fidel, es irrefutable que Venezuela está bajo la bota de un tirano y que nos hace falta tu ayuda redentora. Sé que ya no te dedicas a las pequeñas causas o a perseguir homosexuales como en los 60 y 70, en cambio, ahora te dedicas a movilizar al mundo para persuadir a Barack Obama de que evite la guerra nuclear que amenaza con desaparecer a buena parte de la humanidad o a la búsqueda de un mundo donde los derechos humanos sean lo más importante. Pero tú y solamente tú eres el único que puedes salvarnos, lo tienes todo para hacerlo: tu valentía, tu crueldad, tu viveza, tu obstinación y hasta tu generosidad caprichosa. Además, existe ya un numeroso contingente de cubanos, civiles y militares, que controlan sectores clave de Venezuela: las fuerzas armadas, los servicios policiales y de inteligencia, los servicios de identificación e inmigración, los registros públicos y notarías, los servicios de salud y, hasta, la protección y custodia presidencial.

Comandante en Jefe de los pobres de la Tierra, haga buenos los Versos Sencillos de José Martí:

¿Del tirano? Del tirano
Di todo, ¡di más!; y clava
Con furia de mano esclava
Sobre su oprobio al tirano.

www.juancarlosapitz.com

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