Opinión Nacional

Comunismo Johnny Walker Etiqueta Azul

 Tiene los bolámenes el presidente de la República de compararse con Salvador Allende y a su país con el Chile de la Unidad popular. Sépase que allí, en la agonía, no se encontraba en las estanterías ni jabón, ni pasta de dientes ni papel tualé. Y para conseguir una presa de pollo había que hacer una cola de 12 y 14 horas una vez a la semana. Y se pagaba con el sudor de la frente. No con la beca indecente de mantenidos por el Estado a cambio del voto de la inconsciencia. No hablemos de la libreta de racionamiento fidelista y el huevo al mes.

Visite en cualquiera bodegón o supermercado venezolano la sección licores importados, champañas, cavas, vinos exclusivos, cognacs, calvados, vodkas, armagnacs y esa inmensa gama de licores dulces, aperitivos y exquisiteces para paladares privilegiados, desde turrones de Alicante a chocolatería suiza, quesos holandeses, daneses, franceses, manchegos, cabriales, salmón noruego, caviar iraní y así al infinito del gourmet y tendrá que preguntarse: ¿qué demonios tiene que ver este despliegue pantagruélico de derroche, despilfarro, tiradero de divisas y seducciones principescas con una sedicente revolución socialista?

Es la Misión Tour D’Argent para quienes tienen el dinero que juega garrote, enriquecidos a la vera de esta Venezuela saudita rojo rojita, irresponsable, botarate, obscena, cínica y prostituida como jamás nunca otra revolución en el mundo. ¡Qué quedó del hombre nuevo, de los sacrificios del trabajo, del Ché Guevara, del fiscal Anderson, del premio al trabajo!

Es el prostíbulo chavista, que compra aquiescencias – Ibsen dixit – de nuestras clases medias jartándole el gaznate, empujándole lo que ya no puede tragar, atosigándola con lo que le salga de la cartera. Porque evidentemente un Rivera del Duero, un Marqués del Riscal o un Maximiano Errázuriz, un Cote de Baune, n Chablis o un Beaujolais Nouveau no suelen hallarse en la mesa de un desdentado de la misión Rivas, de un obrero de Sidor, de un chofer de Metrobus – salvo que haya ascendido a canciller – o de un electricista de Corpoelec.

Es la cabal expresión de este universo Sodoma y Gomorra, de esta tiranía de baño turco, de esta revolución zarrapastrosa, inmoral y decadente. Tiene los bolámenes el presidente de la República de compararse con Salvador Allende y a su país con el Chile de la Unidad popular. Sépase que allí, en la agonía, no se encontraba en las estanterías ni jabón, ni pasta de dientes ni papel tualé. Y para conseguir una presa de pollo había que hacer una cola de 12 y 14 horas una vez por semana. Y se pagaba con el sudor de la frente. No con la beca indecente de mantenidos por el estado a cambio del voto de la inconsciencia. No hablemos de la libreta de racionamiento fidelista y el huevo al mes.

Nada: que quien tema por el comunismo venezolano, que se vaya quitando las legañas. ¿Comunismo en Venezuela? Cuando se extinga el petróleo.

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