Opinión Nacional

Conviviendo con ideologías políticas diametralmente diferentes

Hace muy poco vi y oí por televisión,  al presidente de Venezuela Hugo Chávez, expresar ante algunos partidarios y medios de comunicación, algo que parecía insólito que dijese, relacionado con el gobierno de Colombia. Dijo algo así como lo siguiente: “El gobierno revolucionario bolivariano de Venezuela,  puede convivir con cualquier tipo de gobierno, incluso con gobiernos de ideología de derecha”. Esto último, haciendo alusión al gobierno conservador de Colombia.

Al oír tal afirmación, lo primero que se me ocurrió pensar, fue que el presidente estaba cambiando y se estaba haciendo más tolerante. Que había decidido darle un giro radical a su revolución comunista,  comprobadamente inspirada en el marxismo leninismo y en la revolución cubana. Pensé también que rectificaría y convertiría a su gobierno en uno democrático, pluralista, conciliador, justo y conciliador como la mayoría de los gobiernos de la región. Entonces desperté del sueño,  reaccioné y apelé a la conocida frase criolla: ¡Cuidado, que acá hay gato encerrado!…..

Cuando analizamos fríamente los hechos, y constatamos que el gobierno bolivariano de Venezuela prácticamente se ha inmiscuido en los intereses políticos de casi todos los países de la región, intentando exportar su revolución bolivariana a otros países latinoamericanos, tal como lo hecho en concreto con: Ecuador, Bolivia, y Nicaragua. Y además, ha intentado infructuosamente hacerlo en:  Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Honduras, Paraguay, Guatemala, Panamá y Uruguay, entre otros; nos damos cuenta que tal aceptación de convivencia con gobiernos de derecha, u otras ideologías, es solo parte de una nueva estrategia, para ganar tiempo y seguir carcomiendo las democracias latinoamericanas de otra forma, posiblemente más audaz y sofisticada.  

Sería interesante oír del presidente Juan Manuel Santos, la misma expresión de Hugo Chávez. Particularmente, no creo que lo haga, y si lo hace, le daría un matiz democrático, que condicione esa coexistencia con la posibilidad real de convivir, con un gobierno democrático, en lugar de uno totalitario, que pretenda desestabilizar a Colombia por cualquier medio.  De hecho, es alarmante la cantidad de colombianos que se prestan a servir de “quintas columnas” del  gobierno revolucionario chavista en Colombia. Usted amigo lector,  los puede observar actuando hasta por la televisión colombiana, disimulados de analistas en diversas especialidades.  

Existe una marcada diferencia entre la convivencia entre países con gobiernos con ideologías políticas diferentes, pero ambos comprobadamente democráticos, a la convivencia entre países  con gobiernos democráticos, con otros comprobadamente antidemocráticos o totalitarios.

La división de Berlín, capital de Alemania, en demócrata  y comunista,  que justificó el muro de Berlín, el cual terminó desmoronándose,  nos ofrece un ejemplo histórico e  irrefutable, de que esta convivencia es prácticamente inviable.  La desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas  Soviéticas (URSS) fue otro ejemplo histórico e irrefutable de que esta convivencia no es posible. Si ésta convivencia es impuesta a la fuerza, la misma causará angustias, infelicidad, desavenencias, tensiones, injusticias y sobre todo; muertes, sufrimiento y dolor

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