De las plumas de gallina a las pantaletas en Venezuela

Durante el gobierno de Allende en Chile (1970-73+), la ultra derecha chilena hizo renunciar al General Carlos Prats a la Comandancia General del Ejército. Prats había sucedido al General Scheneider, asesinado por un escuadrón fascista apoyado por la CIA (Ver documentos desclasificados de la CIA por Internet), en 1970 por apoyar el traspaso del gobierno a Salvador Allende quien había ganado las elecciones democráticamente.¿Cómo atacaron a Prats y a otros oficiales democráticos? De una forma muy sencilla: enviaban sobres con plumas de gallinas en su interior, lo cual quería decir que eran “cobardes” por no asesinar a Allende o al menos derrocarlo. Estos grupos eran tan cobardes que enviaban a las esposas de oficiales de menor graduación a arrojarles plumas a oficiales de alta graduación, por cierto nunca a Pinochet quien era el segundo de a bordo. Obviamente, como el gobierno de Chile era cien por ciento democrático, a nadie, en su sano juicio, se le habría ocurrido acusar a una de estas damas, llamadas “momias” o “momiachas” por el pueblo, ante una corte de justicia, ni menos llevarlas presas.

Ahora un abogado, llamado Pablo Aure, es acusado por la Fuerza Armada de vilipendio a ellas, detenido por orden de un juez militar a cargo de un tribunal que obviamente no es natural para el supuesto agraviante quien es civil. El Ministro de la Defensa en rueda de prensa destacó que estaban molestos pues 140 pantaletas habían llegado al Ministerio a su cargo. Lo que más llamaba la atención del Ministro Ismael Hurtado es que ninguno de los colores de las pantaletas se repetía y dice textualmente: “No sé como lo hacen, pero no se repiten los colores”. Debo decir que esto de las pantaletas es revolucionario en comparación de las plumas chilenas, pues allí todas eran blancas, en caso contrario se desvirtuaba el presunto mensaje. ¡Qué cosas, no!…

El asunto, que me parece ridículo a todas luces, no deja de ser tragicómico. Obviamente no estoy de acuerdo con un abogado más fascistoide que muchos de los ya graduados en el gobierno, esté incitando a los militares a alzarse en contra de un gobierno democrático que si bien comete error tras error tiene el apoyo popular y en especial el de la chusma compuesta por comerciantes informales y comerciantes de las mega corporaciones transnacionales que están muy a gusto con las políticas económicas “revolucionarias” que les están entregando todo el “lomito” económico del país. Lo tragicómico es que sea precisamente un juez militar quién deje en evidencia que la justicia no ha evolucionado al comienzo del tercer milenio. Esta, sigue igual o peor que durante la IV República. Imagínese usted amigo lector como está de mal la justicia que el asambleísta masista Carlos Tablante está dictando, después de haberse graduado de politólogo (en la universidad de la vida), valores de tipo ético que deberían usarse para el nombramiento de jueces. Sí, ese mismo Tablante que fue diputado y soplón de la policía política, ese mismo Tablante que ahora calumnia al gobernador de Aragua, el mismo Tablante que inventó un presunto arresto suyo en Moscú durante el primer año de Gorvachev en el poder, junto a otro malandro de la política que gracias a Dios se retiró y ahora se dedica a la psicología, profesión que están tanto o más desprestigiada que la brujería del siglo V. Sí, el mismo Tablante que durante su mandato fue culpable del asesinato de estudiantes y el mismo Tablante que atacó inmisericordemente, junto a Isaías Rodríguez y otros arrepentidos, al golpista Chávez, a quien ahora saludan genuflexos y se retiran de su vista haciendo venias sin dar la espalda, para no molestar a quien temen y creen Bokassa, pues ellos mismos crearon el mito del “enfant terrible”.

El intolerante abogado Pablo Aure es ahora víctima de la intolerancia militar y del abuso del poder castrense, poder, por cierto, que no está establecido en la constitución bolivariana pero que existe de hecho. En nuestra constitución existen los poderes Legislativo, Ejecutivo, Electoral, Judicial y Poder Ciudadano o Moral, más no existe ni se establece en la Carta Magna un Poder Militar. El abogado fue detenido en su hogar mediante el uso de fuerza fascista, por once miembros de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), como si viviéramos en los mejores tiempos de Pinochet, con la diferencia que aquí se usó una orden de detención, la cual no permitía, sin embargo, apropiarse de notas personales, papeles, computadora y otras cosas personales, según denunció la esposa del abogado Aure. Por cierto, siempre me he preguntado la razón del por qué los organismos de seguridad son calificados como órganos de “inteligencia”. ¿Dónde está la inteligencia de todo esto? – ¿Quién mide el QI de estos organismos y de sus miembros?

Una vez estuve cinco horas detenido por hacer esta misma pregunta a un esbirro de Pinochet, en Santiago. Me pidió mis documentos en plena Plaza de Armas y al preguntarle yo quién era y que se identificara, el individuo, con más cara de mexicano, por los bigotes, que de chileno, me dijo que era oficial de inteligencia militar. Yo le contesté ¿es que acaso los militares tienen inteligencia? – Por sólo decir eso me llevaron detenido. ¿Qué demócratas son los militares?

El artículo 49 en su inciso 4 dice que “Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en las jurisdicciones ordinarias, o especiales…” El abogado Aure, es acusado de vilipendio por un tribunal castrense. Es decir, de despreciar y denigrar a la institución castrense. ¡Acaso en el juego democrático los ciudadanos deben rendirle pleitesía a las instituciones burocráticas? ¿Qué son las fuerzas armadas, en todo el mundo, sino organizaciones de servidores públicos armados con la misión de defender el territorio nacional? – ¿Si las FF.AA. en cualquier latitud entran al terreno del juego político no deben acaso correr el riesgo que eso significa? – ¿Cuándo los sacerdotes, religiosos, pastores, en general, se meten al terreno político acaso no sufren los rigores de su intromisión?

En el artículo 261 de la Constitución se establece, explícitamente: “…La competencia de los tribunales militares se limita a los delitos de naturaleza militar.” En otras palabras para que actúe un tribunal militar se requiere una conjunción de hechos, tales como: 1° que el delito sea cometido por un militar; 2° que el delito sea cometido dentro de una instalación militar; y, 3° que el delito militar sea tipificado como tal en el Código de Justicia Militar.

El asunto, de la detención del torpe provocador señor Aure, sin embargo, sirvió para establecer algunas cuestiones, por ejemplo que además que a la “inteligencia militar” le interesa el color de las pantaletas, que al Fiscal de la República Isaías Rodríguez, el Defensor del Pueblo, el Canciller Rangel, el presidente de la Asamblea Nacional, quien por primera vez no acepta, en su vida una acción militar, me refiero al inefable politólogo y master de Harvard William Lara, han precisado que los militares se extralimitaron.

Seguramente, esta apresurada decisión tomada por el Ministro de la Defensa y el juez militar César Rodríguez quien finalmente tuvo que conceder la libertad del abogado Pantaleón, perdón Aure, aunque aferrándose a un tecnicismo pues como se sabe “Jalisco Nunca Pierde”, ha significado que los militares tengan que repensar ciertas actitudes y decisiones y usar la verdadera inteligencia al momento de decidir sobre asuntos tan baladíes como la opinión de un ciudadano. No se puede castigar la opinión, por más torpe y ridícula que ella sea; en caso contrario, caeríamos en un estado de indefensión total y volveríamos al tiempo de las cavernas. La humanidad hace rato que dijo basta a los Mussolini, Hitler, Franco, Idí Amin, Pinochet, Zia, Videla y otros especimenes de la fauna jurásica.

No entiendo, en definitiva, por qué molestarse tanto por unas pantaleticas si al final del día, el hombre más poderoso y fuerte del mundo, el más sagaz, inteligente y sabio, Superman, usa las pantaletas sobre el pantalón y nadie se ríe de él… Claro que si Superman usara plumas como los militares chilenos, el cuento sería diferente. ¿O no?