Dejame dormir mamá
Parece increíble que la Historia del Mundo nos muestre estos casos paradigmáticos. Fray Junípero Serra, religioso español (1713- 1784) sobre un tema tan de moda como el papel y funciones que desempeñan los parlamentos y Asambleas, por allá en mil setecientos y déle, nos ilustra vivamente con lo que el pueblo tenia como idea de lo qaue eran los Parlamentos y sus ilustres miembros diputados y representantes del pueblo.
Ahora que estamos hablando de nuevo en Venezuela de elecciones de Diputados e integrantes de Poderes Legislativos, viene muy al tino, insistir en los pensamientos vertidos por el gran Franciscano. Si tomáramos conciencia de las historias del pasado no serian tantos ni tan tormentosos los fracasos del futuro.
En este caso , Fray Junipero, lo vivió y por ello lo predijo y nos lo advirtió.
No es que afirme que los Parlamentos y Diputados y representantes del pueblo sean hoy peores que los de antes, pero cuando menos no me digan que no deben tomarse en cuenta esos comentarios y la gran similitud entre las conductas y composturas de aquellos y los de hoy y las medidas que deben adoptarse con motivo de las elecciones de estos señores en los próximos comicios.
En efecto comentaba jocosamente el religioso:
DÉJAME DORMIR, MAMÁ
Hijo mío, por favor, de tu blando lecho salta. Déjame dormir, mamá, que no hace ninguna falta. Hijo mío, por favor, levántate y desayuna. Déjame dormir, mamá, que no hace falta ninguna. Hijo mío, por favor, que traigo el café con leche. Mamá, deja que en las sábanas un rato más aproveche.
Hijo mío, por favor, que España entera se afana. ¡Que no! ¡Que no me levanto porque no me da la gana! Hijo mío, por favor, que el sol está ya en lo alto. Déjame dormir, mamá, no pasa nada si falto. Hijo mío, por favor, que es la hora del almuerzo. Déjame, que levantarme me supone mucho esfuerzo. Hijo mío, por favor, van a llamarte haragán. Déjame, mamá, que nunca me ha importado el qué dirán. Hijo mío, por favor, ¿y si tu jefe se enfada? Que no, mamá, déjame, que no me va pasar nada. Hijo mío, por favor, que ya has dormido en exceso. Déjame, mamá, que soy diputado del Congreso y si falto a las sesiones ni se advierte ni se nota. Solamente necesito acudir cuando se vota, que los diputados somos ovejitas de un rebaño para votar lo que digan y dormir en el escaño. En serio, mamita mía, yo no sé por qué te inquietas si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas. Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es conseguir otra vez que me pongan en las listas. Hacer la pelota al líder, ser sumiso, ser amable Y aplaudirle, por supuesto, cuando en la tribuna hable. Y es que ser parlamentario fatiga mucho y amuerma. Por eso estoy tan molido. ¡Déjame, mamá, que duerma! Bueno, te dejo, hijo mío. Perdóname, lo lamento. ¡Yo no sabía el estrés que produce el Parlamento! |
No hay nada peor en este mundo que los desvaríos de un tiranuelo pervertido por las ínfulas de poder, ni las pretensiones de iluso infeliz ni las cínicas composturas y conductas de sus seguidores enloquecidos por las ansias del poder ni la indebida administración del mismo. Son tristes las coincidencias que ocurren con el transcurrir de la vida y pareciera que nadie le pone cuidado a los sucesos del pasado, llenos de ejemplos buenos y malos, pero que si cuidado les pusiéramos evitaríamos muchas embarradas y disparates para el futuro.
Basta leer lo tan bien escrito por el Fraile y sobra agregar cualquier comentario por sagaz y brillante que sea. Creo que es un deber de todos divulgar el contenido de los mensajes transmitidos.
No es que quiera ser insistente ni testarudo pero cualquier coincidencia del personaje del poema con el los acolitos diputados del “ vergatario bolchevique” son pura casualidad.
Hasta la próxima y que San Caralampio nos tome confesados, como dice el dicho popular.