Opinión Nacional

Democracia cristiana hoy

La decisión está en las bases.

Esta expresión, tan conocida en el argot de los partidos democráticos de la República de Venezuela, adquiere hoy una muy especial significación. En nuestro país, se esta viviendo un escenario político inédito, y seguro estoy, que a nivel mundial no dejará de ser por lo menos inusual. Es que no de común se presenta la circunstancia, de una dirigencia político-partidista que habiendo sido derrotada y humillada por un tirano criminal (recordemos la masacre del 11 de abril 2.002) y mediocre (no olvidemos nuestra miseria social a pesar de los enormes ingresos petroleros) como lo es Hugo Chávez, persista en los vicios que le han cerrado el camino a las victorias político-electorales, durante 7 años, y entonces continúe dando la espalda a su más cercano soberano: las bases partidistas.

No deja de asombrarme esa grotesca incapacidad para corregir errores, por parte de la dirigencia de los partidos democráticos, cual se trataran de autómatas, que únicamente realizan actividades primigeniamente señaladas, que les resultan de imposible modificación, aún cuando su reiteración derive en su propio fin. La población democrática de Venezuela, claramente ha manifestado un rechazo al colaboracionismo que por lo menos desde el 16 de agosto de 2.004 hasta el presente, ha sabido poner de manifiesto la dirigencia de los partidos democráticos, con las honorables excepciones que todos conocemos. El deseo de luchar por la libertad y la democracia, ante un Régimen inviable como el gobernante, ha sido perceptible desde el momento mismo del fraude referendario, y continua expresándose por las mas diversas vías, especialmente a través de la llamada abstención electoral, la cual a diferencia de la que es ya ¨común¨ en Venezuela, guarda ahora en su naturaleza, una fuerte carga de desconfianza en el Poder Electoral «oficialista». Pensar que esa manifestación de repudio el sistema electoral fraudulento hoy vigente en Venezuela, es ajeno al sentir de las bases de los partidos políticos, seria por lo menos absurdo. Las militancias de los partidos democráticos, son un genuino reflejo del pueblo demócrata de Venezuela, y ante esa particular circunstancia, es que me atrevo hoy a hacer la siguiente reflexión: ¿En que medida se puede ser hoy dia, militante auténtico de un partido político democrático, llámese ACCIÓN DEMOCRÁTICA , DEMOCRACIA CRISTIANA ( COPEI) , MOVIMIENTO AL SOCIALISMO, PRIMERO JUSTICIA o bien PROYECTO VENEZUELA, (por solo mencionar a los de más alta votación en las recientes pantomimas; electorales montadas por ese ministerio electoral llamado CNE), organizaciones políticas estas con fundamentos ideológicos definidos, con perfil doctrinario propio, en muchos casos con años de decantación y profundización en la praxis política, y que sin embargo puedan permanecer indiferentes ante la inexplicable conducta de una dirigencia política inepta?. Es que, a partir del 15 de agosto de 2.004, la dirigencia de los partidos democráticos solo ha demostrado una habilidad única para ceder ante una dictadura que se solaza en humillarla y lo hace porque tiene plena conciencia del deplorable nivel ético de esos dirigentes políticos, incapaces sí para defender en la calle los triunfos que el pueblo les otorga en las urnas electorales. Estoy persuadido en la idea, acerca de que, aquella militancia de partidos democráticos que no se rebele ante su respectiva dirigencia partidista exigiendo los necesarios giros de timón, de conformidad con sus correspondientes normas internas, tambien será culpable de una muy previsible desaparición de dichas instancias de participación democrática, con las consecuencias negativas que siempre acarrea para un Régimen Democrático de Libertades, la inexistencia de partidos políticos representativos del tejido social. Nadie en su sano juicio, puede pensar a estas alturas, que la voluntad libertaria del pueblo venezolano, va a esperar a que los partidos democráticos rectifiquen, seria absurdo creerlo, pero tambien conlleva grave irresponsabilidad, el no comprender la necesidad que tiene Venezuela de contar con partidos políticos útiles a la sociedad, para el tiempo de restauración democrática ya inminente. Incumplir hoy con nuestro deber de militantes, se traduce en la comodidad aparente que de seguro devendrá en un recomenzar sobre pasos ya andados. ¿Porqué no convertir esta gran decepción por los rumbos desviados, en nuevas misiones para alcanzar ideales nunca perdidos?. Por La Justicia Social en una Venezuela Mejor. Ora y labora.

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