Opinión Nacional

Después del 30

Escribo esta nota tres días antes de la elección a la que ya no se llama mega pero que no deja de ser macro. Aún no he logrado acceso a ninguno de los tarjetones no válidos que apenas anteayer comenzó a distribuir el CNE. Me he propuesto averiguar quiénes son los candidatos a los distintos cargos de elección tanto en Miranda, donde vivo como en Caracas, donde voto, por consiguiente he estudiado con algún detenimiento los encartados que salieron en los diarios nacionales de mayor circulación antes del estrepitoso fracaso sin culpables del proceso convocado para el 28 de mayo. Tengo claro por quienes votar y una idea aproximada de cómo hacerlo. Espero no pasar media hora ejerciendo lo que ahora es derecho y no deber, llevaré entonces mi chuleta preparada. ¿Podré trasladarla fácilmente al tarjetón? Quizá, alguna experiencia ha acumulado uno en sus años de vida política. He tratado de orientar a familiares y amigos, mas en el cómo que en él por quien, y me he encontrado con una gran confusión, lo que no significa que alguno de ellos caiga en la tentación de desistir y abstenerse. Si en algo he tenido un pequeño éxito que acaricio, es en haber convencido a familiares, amigos y vecinos de la necesidad de votar. No ha sido fácil, mas de uno suma a la casi natural confusión, un gran escepticismo sobre la transparencia de los resultados. Es como si preguntaran qué va a pasar con su voto. No he podido responderles de manera convincente porque yo misma no estoy en absoluto convencida de que los resultados reflejarán con exactitud la voluntad de los millones de electores. Y no deja de ser trágico para nuestra salud democrática que la desconfianza que nos acompañó en los últimos procesos manuales de la Cuarta República, sea la misma o quizá mayor ahora que el país invierte cantidades astronómicas de recursos en la automatización. Sin embargo hay que votar, no quedan caminos distintos. Hay que votar ésta y tantas veces como sea necesario para encontrar la solución a nuestros problemas en la democracia misma y no en las aventuras golpistas que muchos esperan como el milagro de algún nuevo mesías.

De este proceso, con las dudas, protestas, reclamos o impugnaciones que cada caso pueda generar, saldrá electo o relegitimado (en definitiva viene a ser lo mismo) el nuevo liderazgo político del país. Los Partidos políticos a cuyas toldas pertenezcan los legisladores, gobernadores y alcaldes electos, no perderán tiempo en la pretensión de atribuirse los méritos de esas victorias. Y sin embargo, como nunca antes, lo que está elección permitirá medir será el peso de los liderazgos individuales, desde la figura presidencial hasta el del más modesto alcalde de la más pequeña y remota municipalidad. Comienza una nueva era en la que se invierten las reglas del juego democrático a las que estuvimos habituados por décadas. Si antes los parlamentarios, gobernadores y alcaldes se ataban como carreta a esa yunta de bueyes que eran los Partidos, ahora las organizaciones políticas sobrevivirán y tendrán oxígeno gracias al carisma y al éxito de esas individualidades lanzadas al estrellato. Los resultados de este proceso, me permito vaticinarlo sin demasiado temor a equivocarme, demostrarán lo endeble de las lealtades partidistas puestas a competir con las simpatías que generan, por su imagen o logros, determinados candidatos. Sabremos de chavistas frenéticos que votaron por gobernadores y alcaldes adecos o copeyanos. Así como de copeyanos y adecos que votaron por candidatos del chavismo. Ya algunas encuestas divulgadas en los días anteriores al proceso reflejaban esa suerte de arroz con mango electoral en que se ha convertido nuestro escenario político.

¿ Que consecuencias tendrá para nuestro futuro democrático esta hora menguada de las organizaciones partidistas, de todas sin excepciones? Si partimos de la premisa de que no es concebible la democracia sin Partidos, los presagios no pueden ser menos que negativos: Antes las decisiones, buenas, malas o regulares eran responsabilidad de un colectivo (dice el adagio popular que dos cabezas piensan mejor que una) ahora quedan en las manos de un puñado de hombres y digo hombres porque entramos al siglo XXI con un paso atrás en muchos aspectos, entre ellos la presencia política de la mujer.

Quizá tenga que pasar algún tiempo para que los venezolanos, hartos y asqueados de las desviaciones en que incurrieron los Partidos tradicionales, comprendan el gran error que significó fomentar su liquidación en vez de obligarlos a rectificar y a regenerarse. La mayoría celebró casi con fanfarrias la eliminación del aporte presupuestario a las finanzas partidistas con lo que, sin reflexionar, abrimos las puertas a las formas más diversas de corrupción, especialmente la que deviene del ejercicio abusivo del poder, cualquiera que éste sea. Pero una cosa es cierta y es que cada uno de los elegidos el 30 de julio es de ahora en adelante el responsable único y directo de sus éxitos o fracasos. Los éxitos son fáciles de administrar pero tendrán que hilar muy fino para descargar sobre otros las culpas de sus errores. No es tan fácil ser rey, reyecito o reyezuelo en los tiempos que corren. Los súbditos son respondones.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba