Dime quien te alaba y te diré quien eres
Cantinflas, nuestro más implacable filósofo, lo grabó para la posteridad: «NO ME DEFIENDA, COMPADRE». Nuestro presidente ha de haberlo recordado leyendo las declaraciones del comandante Reyes, ideólogo, intelectual y ministro de relaciones de las FARC, si es que al carnicero nivel espiritual de las guerrillas vecinas se puede topar uno con ideólogos e intelectuales. Declarando su solidaridad con el presidente Chávez ante los ataques que según Reyes sufre de parte de «la conspiración internacional alimentada desde los Estados Unidos y las oligarquías venezolanas y colombiana» le devolvía con un elemental gesto de solidaridad los favores recibidos desde Caracas en estos tres años de chavismo. ¿O cree José Vicente Rangel que el país ha olvidado las carantoñas con que coqueteaba con el mismo Reyes aquí en su despacho de la Casa Amarilla con ocasión del encuentro con el embajador de Colombia, tratado en la misma ocasión con la frialdad maquiavélica con que suele tratar a sus enemigos?
Debe resultarle embarazoso al hoy ministro de la defensa que en el mismo momento en que el presidente Pastrana clausura los diálogos de paz y devuelve las guerrillas a su statu quo ante de organización terrorista, salga uno de sus cabecillas a defender a este gobierno y a declararse tan bolivariano como quien controla a nuestras fuerzas armadas y dispone de su poder de fuego. Siguiendo los usos de las relaciones internacionales entre gobiernos sobre todo si son limítrofes y hermanos – ¿acompañarán el presidente Chávez, nuestro ministro de relaciones exteriores y su par de la defensa al gobierno legítimamente constituido de Colombia en su rechazo al terrorismo de las FARC o mantendremos ³neutralidad² insistiendo en que las guerrillas colombianas no son nuestros enemigos? ¿Nos alinearemos con Bogotá, Washington y todas las capitales europeas en la lucha frontal contra el terrorismo en nuestro caso concreto: las FARC y el ELN colombianos o seguiremos divagando en la estratosfera de los no-alineados? Finalmente: ¿qué piensan las fuerzas armadas del curso tomado por los acontecimientos vecinos? ¿Qué previsiones se están tomando en vista del inicio de los combates en gran escala que deben estar desarrollándose en el mismo momento en que Ud., querido lector, lee este artículo? ¿Impedirán dichas previsiones que nuestros abandonados territorios fronterizos se conviertan en aliviadero del terrorismo colombiano? ¿O garantizará nuestro gobierno que sirvan de hinterland a la retaguardia del comandante Reyes?
Se estrecha dramáticamente el campo de maniobra internacional de nuestro gobierno, ya peligrosamente cuestionado desde la destrucción de las Torres Gemelas por el terrorismo de Al Qaeda y Bin Laden. El término de los diálogos de paz y la ofensiva de las fuerzas armadas colombianas contra el terrorismo de la guerrilla de las FARC incide ahora directamente sobre nuestra política interior como no lo hiciera, en efecto, el artero ataque del 11 de septiembre. No podrá ahora el presidente jugar a la equidistancia como lo intentara entre el Departamento de Estado y el gobierno Taliban en aquellos aciagos días de la guerra de Afganistán. Entonces no lo pudo el gobierno pakistaní: hoy no lo podremos nosotros, vecinos limítrofes en este sangriento conflicto.
Si Chávez y su gobierno están acorralados por la oposición nacional, ahora comienzan a estarlo internacionalmente. Dime quien te alaba y te diré quien eres. ¿O rechazaremos los halagos del comandante Reyes?
