Dolor por la patria ausente
Se nos fue casi sin decir adiós. La escultural Chiquinquirá Delgado, se marchó rumbo a Estados Unidos con un sinfín de ilusiones. Ese turrón de mujer deliciosa, dilecto ejemplar del mundo de las ninfas encantadas; optó por irse de su país producto de la inseguridad reinante en la republica, además, del peligro que supone el régimen totalitario que busca instaurarse en Venezuela, y que significa; la destrucción total del sistema democrático y de las pocas áreas que no han sido pervertidas por los malsanos intereses que emanan desde Miraflores. Que difícil debe ser para una zuliana alejarse de su ancestral Maracaibo. Tener que partir y dejar tras de si, un mundo de vivencias y sentimientos; que forman parte de la fronda maravillosa del terruño que hierve en el alma. Algunos fanáticos del gobierno, dirán que ella no vivía en la capital del sol amada; otros, supondrán que se fue buscando la fama que dan los programas matutinos en el norte, ya que se ven de costa a costa; siendo portentosas maquinarias en la inversión publicitaria, con ganancias fabulosas en dólares que cambian el estatus de vida de cualquiera.
Lo medular de la declaración de Chiquinquirá, es la verdad que sostienen sus reflexiones. Vivimos en un ambiente en donde reina la inseguridad personal y de los bienes; solo hay que mirar los reportes semanales para darse cuenta del ´´ parte de guerra ´´ , son tan grotescas las tretas del hamponato que muchos se inclinan por sacrificar su libertad individual, viviendo encerrados en verdaderas fortalezas; con sus consabidas secuelas en el aspecto psicológico. Es un drama en donde se va perdiendo gratos momentos en la vida. Sumado a ello, la persistente arremetida del gobierno de Hugo Chávez en su empeño de conculcar nuestra democracia, en hacerla añicos para sustituirla por un régimen inmoral. Ante semejante cuadro, demoledor por lo demás; muchísimos pensaron en otras latitudes. ¿Cuántos venezolanos se han ido por esta cruel realidad? ¿Cuántos compatriotas de distintos niveles dejaron hogar y familia? Muchos de ellos perseguidos por un gobierno que tiene un sistema de justicia que busca destruir a quien piensa distinto. El odio del régimen chavista y la falta de oportunidades, hizo que valiosos venezolanos fueran forzados a tener que irse a otras latitudes. Tener que observar la geografía desde el recuerdo, buscar en el álbum de la memoria, los instantes que las duras contingencias obligan, seguramente es un sueño terrible. Que difícil deber ser poner kilómetros de distancia. Dejar huérfano al abrazo con los seres queridos. Que un inmenso mar se atreviese con su ímpetu de profundas aguas azules, ellas avanzan hasta convertirse en preámbulo de la nueva realidad, que le tocará al venezolano. Una historia que describirá otros horizontes que forman parte de un mundo desconocido; en donde el paisaje no tiene el aroma de nuestro sentir. Es el dolor de la patria ausente, que se pierde en el barullo de la realidad; que aprieta hasta la fibra de los nervios.
Cambiaron las cosas. Venezuela fue un destino predilecto para hombres y mujeres que buscaban un destino mejor. Ahora, son los venezolanos que toman su equipaje; van tras la huella de nuevas oportunidades lejos de la nación.
Se fue la mujer de la mirada tierna. Ojala, que cuando vuelva, esta pesadilla totalitaria solo sea el oscuro recuerdo de la desgracia que nos tocó padecer.
