Opinión Nacional

Ejemplos para tiempos de confusión

No es fácil escribir cuando el sentimiento y la razón se confunden para rendir testimonio a tres varones recios, idos recientemente. Ejemplo de dirigentes políticos que guardaron siempre estrecha relación entre sus objetivos como hombres públicos y sus acciones. Tres estilos diferentes, pero todos con sentimientos fuertes, simpatías amplias y una sencillez que hasta de ingenua podríamos calificarla. Voluntariamente había demorado estas líneas porque se me hace difícil sobreponerme a la idea de que ya no están con nosotros. Hombres de una extraordinaria autoridad moral. Esa, la que nunca se conserva aferrándose a ella. La que aparece sin buscarla y se afirma en el tiempo tanto en la adversidad como en el triunfo.

Para quienes piensan que la política es una actividad reservada a los demonios y los políticos la encarnación de todos los vicios que puede derivarse de las ambiciones desbocadas por el poder, tendrán en Gonzalo García Bustillos, Luciano Valero y Nectario Andrade Labarca el mejor ejemplo de todo lo contrario. Se puede ser político y honrado integralmente de manera simultánea. La política con P mayúscula no es incompatible con la decencia, ni con la justicia, ni con la productividad, ni con la poesía, ni mucho menos con la dignidad y el coraje. Primero se fue el hermano Gonzalo, o “gonzalito” como cariñosamente lo llamábamos en el partido. Muy pocos días después el destino le impuso a Luciano la obligación de seguir caminando junto a él en la eternidad, como lo hicieron en vida. Llaneros integrales ambos. Sin reponernos aún del impacto, desde Maracaibo nos llegó la noticia de la muerte de Nectario Andrade Labarca, el decano ejemplar de la Facultad de Derecho que nos formó. El Jefe indiscutido e indiscutible de COPEI en el Zulia, cantera productiva de la generación de políticos a la cual pertenezco. Tres socialcristianos ejemplares. Sin el concurso de sus esfuerzos y el testimonio de sus luchas, la democracia cristiana venezolana quizás no hubiera sido lo que fue para el desarrollo democrático de la nación. Nuestra bandera está a media asta. “Herreristas” los dos primeros y emblema del “calderismo” ortodoxo el tercero, los tres tuvieron temperamento de guerreros insobornables y de constructores de entendimientos útiles en los momentos más delicados de las luchas internas y externas. Siempre fieles a los principios y valores que nos trajeron al combate político.

Por ser fieles a sus enseñanzas y ejemplos y en homenaje a ellos, estamos empeñados en liberarnos de esta barbarie que nos gobierna socavando las bases de nuestra cultura. La gente puede ser más pequeña en el triunfo que en la derrota como es el caso del actual régimen. Ellos fueron grandes en toda circunstancia. Falta poco para el final de la etapa más obscura de la historia contemporánea. Vendrá entonces el tiempo de la reconstrucción en paz y libertad, bajo el imperio de la justicia, de la nación por la cual tanto lucharon.

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