Opinión Nacional

El acaramelado artículo 67

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Dentro de los caramelitos con cianuro que se incluyeron en la cantinflérica nueva constitución, se modificó maliciosamente el artículo 67, posiblemente con fin preconcebido, de endulzar hasta empalagar a los políticos venezolanos, tanto del lado chavista como del lado de la oposición, para “nublarles” la inteligencia y lograr el propósito final como lo sería; el de que el presidente Chávez se convierta en presidente vitalicio, al igual como sucedió con Kim II Sun en Corea del Norte, que luego de su muerte escaló la cúspide al ser nombrado presidente eterno, mérito que ningún ser humano, de nación alguna, ha logrado hasta la fecha. Es de esperarse que no sea emulado por Fidel Castro ni por Hugo Chávez, aún vivos
Como el amigo lector recordará, durante su campaña electoral de 1998, el candidato Teniente Coronel Hugo Chávez, prometió freír en aceite las cabezas de los adecos, a quienes acusaba del desastre nacional que supuestamente habían causado durante la denominada cuarta república. Recordemos también que Acción democrática, junto a Copei, fueron los partidos políticos venezolanos que lograron la mayor militancia en el periodo 1958 – 1998, hasta que llegó la rovolución chavista y empezó a acusarlos, a perseguirlos, a enjuiciarlos, a limitarlos, a arrinconarlos; quizás con la planeada intensión de desaparecerlos de la escena política – lo cual no se sabe si logrará al fin.

Es por todos conocida la forma despótica e inelegante, como en su primer discurso, durante el acto de juramentación, el presidente se refirió a la constitución de 1961, a la cual calificó cínicamente como la moribunda, y que ya había sentenciado a muerte, por el hecho de que ésta constitución había sido concebida, redactada y aprobada por los partidos del pacto de punto fijo, a quienes les declaró la guerra.

Con el fin de defenestrar en todas las formas posibles a estos partidos políticos, según reza en el artículo 67 vigente, empezó por quitarles la contribución económica que el estado venezolano – del pacto de punto fijo – les aportaba regularmente por ley, como forma de minimizar sus necesidades como organizaciones pilares de la democracia, y a objeto de que no dependieran tanto del sector privado para sus financiamientos. Es de destacar, que el espíritu de esta previsión en la constitución, de financiar parcialmente a los partidos políticos, era una medida muy sabia de la cuarta república, que en aquel momento criticó – y que ahora, después de 9 años en el poder, prácticamente reconoce que era acertada. ¿Remordimiento? ¿Viveza? ¿Caramelito? ¿Trampa? ¿Quién sabe?
El artículo 67, en la redacción de la nueva constitución, mal llamada reforma, para nuestra sorpresa y desconcierto muestra como generosa, pero tímida y lacónicamente, el presidente, en el párrafo 2, le lanza un caramelito a los partidos políticos. Cito sic: “El estado podrá financiar las actividades electorales”. Fíjese usted amigo lector, que se utiliza la palabra “podrá” – futuro imperfecto en tercera persona del verbo poder – cuando ha podido decir: “El gobierno financiará las actividades electorales”, siendo así mas explicito y coherente con la intensión o espíritu real del estado venezolano respecto a esta materia. Es decir, el estado venezolano (léase Chávez), aún cuando lo considera – pero no garantiza cumplirlo – financiaría a los partidos políticos, dádiva ésta que pudiera tener varias LECTURAS, entre las cuales particularmente preveo las siguientes:
*. Favorecer financieramente de una manera “formal y legal” a los factores políticos y grupales que apoyan al chavismo, lo que hasta ahora hacen abusivamente sin control de ningún tipo, violando a la constitución y a las leyes vigentes. Si como dicen los chavistas, el partido PSUV aspira 7 millones de inscritos, y tienen al CNE, al TSJ y al registro electoral permanente a plena disposición para lograrlo, y es muy probable que “en el papel” lo logren. ¿Se imagina el amigo lector, cuanto le correspondería en dinero solo a ese partido, para gastar a manos llenas, con el agravante de que solo ellos mismos se distribuirían y asignarían sin control ni auditorias, el presupuesto que se destine para tal fin?

De que la dádiva es un caramelito de cianuro, con la intensión preconcebida de que los partidos denominados colaboracionistas de la oposición, ansiosos de votos y dinero para justificar su existencia y paliar su sobrevivencia, nos convenzan de la necesidad de votar, y ayudar así al presidente a institucionalizar su dictadura castro comunista.

Dado lo gelatinoso o impreciso del artículo 67 propuesto, como lo son casi todos los artículos de la nueva constitución, el mismo terminaría siendo una herramienta política o forma de controlar o coaccionar económicamente a los partidos políticos que adversan al gobierno, para quitarles o asignarles la contribución económica del estado, según sea el “comportamiento” de éstos partidos, con respecto a las actuaciones del gobierno.

Si a la lectura anterior, le sumamos el hecho de que la propiedad y el capital privado inexorablemente tenderían a desaparecer en Venezuela con un gobierno castro comunista, y siendo el capital privado un medio de financiamiento tradicional para los partidos políticos venezolanos, los mas afectados económicamente serían los partidos políticos de la oposición, quienes quedarían a merced del gobierno para su sobrevivencia; ya que el estado quedaría como el gran tutor, contralor y financista de toda actividad política en Venezuela, lo que en cierta forma sería la muerte de los partidos políticos disidentes y el fin de la pluralidad, de la alternabilidad en el poder y de la democracia, que como sabemos, es un objetivo primario del régimen castro comunista personificado por Chávez en Venezuela.

CONSIDERACION FINAL

El político democrático venezolano tiene hoy día una gran responsabilidad y una mayor obligación para con toda esa inmensa población que quiere vivir en democracia y en libertad, que con toda seguridad es mayoría en este País. Seguir haciéndole el juego al tramposo y fanático Chávez y a sus adláteres, es la manera menos indicada de enfrentarse a este gobierno forajido, antidemocrático y abusivo.

Estamos a la espera de la unión urgente de estos partidos y factores políticos, a objeto de que definan una estrategia única, valiente y coherente a seguir, para enfrentarnos a esta tiranía, en franca consolidación, y decirle no a la nueva constitución; aún cuando sea con una desventaja relativa y a pesar de los muchos sacrificios y riesgos que sin dudas habrá que asumir.

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