Opinión Nacional

El armamentismo de Chávez

El informe de SIPRI (Instituto Internacional de Estocolmo para Investigaciones de la Paz) sobre transferencias de armas (2007) proporciona los siguientes detalles sobre las adquisiciones venezolanas en Rusia en los últimos dos años: 10 helicópteros de Combate Mi-24P (designación venezolana: Caribe), 3 Helicópteros Mi -26 (designación venezolana Pemón), 18 Helicópteros Mi-8 (designación venezolana Panare), para un total de 33 helicópteros, (El informe registra otras adquisiciones no cuantificadas de Helicópteros Mi-24 y Mi-8, lo cual explica la disparidad con la información según la cual son 53 los helicópteros comprados a Rusia). SIPRI registra también la compra de 6 aviones de transporte An-74, 24 aviones caza Su-30, 150 misiles aire-aire R-73/AA-11 Archer y 100 misiles aire-aire R-77/AA-12 Adder (ambos tipos de misiles para los aviones SU-30). La información de SIPRI no da cuenta de la compra de los 100.000 fusiles Kalashnikov ni de la adquisición de una fábrica de esas armas y de una planta para producir sus municiones.

Informaciones de prensa, confirmadas por el asesor del Estado Mayor de HRChF, general Müller Rojas, y por fuentes rusas indican que también se comprarán a Rusia cinco submarinos diesel del tipo Kilo y otros cuatro más modernos del tipo Amur. Con esta compra, a lo cual hay que agregar dos submarinos alemanes recientemente remodelados, Venezuela dispondrá de la flota de submarinos más poderosa en América Latina.

El sábado pasado el Ministro de la Defensa aseguró que “no se ha planteado en este momento” la compra de submarinos rusos, lo que significa que no está descartada sino que mas adelante se tomará la decisión. Seguramente durante el viaje que hará Chávez a Moscú en los próximos días.

Lo que está a la vista es que Chávez se ha lanzado en una carrera armamentista y Rusia se ha convertido en el principal proveedor de armas y material bélico de Venezuela. Por supuesto que el autócrata puede perfectamente tomar, como le gusta decir, “la decisión soberana” (discutible desde el punto de vista económico y geoestratégico) de sustituir a los Estados Unidos por Rusia como suministrador de armas y de tecnología militar.

En la época de la tan difamada democracia tuve el privilegio de representar a Venezuela, primero en el Comité de Desarme y después en la Conferencia de Desarme, ambos órganos integrantes del sistema de las Naciones Unidas. También representé al país en la Comisión de asuntos de desarme de la Asamblea General de la organización mundial y en numerosas conferencias internacionales en las cuales se ventilaron problemas relativos al desarme. En todo momento la posición del país fue clara y contundente en contra del armamentismo, ya se tratara de armas convencionales o de instrumentos de destrucción en masa. Venezuela siempre estuvo en la vanguardia de los esfuerzos de la comunidad internacional por controlar y reducir el gasto militar. Fuimos severa y persistentemente críticos de las potencias poseedoras de armas nucleares y apoyamos las negociaciones para agenciar el desarme general y completo que abarcara a todos los países del mundo como un medio para poner fin a la competencia nuclear que entonces sostenían los Estados Unidos y la hoy desaparecida URSS. De la misma manera contribuimos activamente en las negociaciones internacionales para impedir la proliferación de armas nucleares, para frenar el comercio de armas de todo tipo, para redactar la convención armas químicas, la convención sobre biológicas y bacteriológicas, la convención sobre la utilización pacífica del espacio ultraterrestre y muchos otros instrumentos internacionales sobre desarme.

Aquella posición digna y combativa que tanto prestigio le dio a nuestro país ahora ha sudi echada por tierra por el régimen chavista que se ha lanzado en una espiral armamentista sin precedentes y sin justificación .

Con sobrada razón el armamentismo del régimen chavista ha despertado suspicacias y preocupación en otros países donde se teme que en su empeño por exportar su “revolución bolivariana” Chávez no se limitará al empleo del arma petrolera sino que esgrimirá también la intimidación y el chantaje militar. Así piensa también el analista político chileno Enrique Bernales cuando dice que el plan armamentista en Venezuela podría tener como trasfondo el objetivo de conseguir la hegemonía en la región. En un artículo titulado “El armamentismo venezolano” publicado en Atalaya en marzo de este año, el analista político colombiano Rodrigo Sanín Posada escribió: “Venezuela manifiesta que se está armando de esa manera en ejercicio de su soberanía y de su abundante disponibilidad de dólares producto del aumento de los precios del petróleo. Derecho que por cierto, nadie le discute” Pero agrega: “La compra de armamento táctico, aviones y barcos, sólo apropiados para un conflicto internacional, indudablemente tiene como destino la reafirmación de una posición de fuerza y de preeminencia de la hermana república en la región andina y en el caribe”

En nada contribuyen a atenuar esas suspicacias declaraciones como las que dio, también en marzo de este año, el Ministro de la Defensa, General Baduel, cuando aseguró que la compra de armas “responde a la necesidad de protegerse ante un eventual escenario que implique una agresión militar”. “Todas las adquisiciones tienen un carácter eminentemente defensivo”, aseguró. Pero agregó que “hay países que se atribuyen el derecho a intervenir en cualquier parte del mundo aún pasando por encima de las instancias internacionales” No mencionó país alguno pero no cabe duda que actuaba como caja de resonancia de Chávez en aquello de la amenaza de agresión proveniente de los Estados Unidos.

Sabemos que Chávez tiene metida entre ceja y ceja la obsesión de un supuesto plan del “imperio” de invadir a Venezuela. Personalmente creo que se trata de uno más de sus maléficos artificios políticos con el cual persigue exaltar la patriotería de sus seguidores y tener a la mano una excusa para acusar a la oposición de conspiración o de traición a la patria. Como dice el Analista político Chileno Enrique Bernales “Por donde se le mire, la adquisición de armas por parte de Venezuela es un absurdo total que solo lo puedo entender en una mente delirante como la del señor Hugo Chávez». (Diario La República)

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