Opinión Nacional

El cambio climático

Existe absoluta conciencia de que el planeta se ha venido calentando en los últimos siglos; no existe, empero, unanimidad entre la comunidad científica para establecer una relación directa y proporcional entre el efecto invernadero y el calentamiento mundial.

En efecto, los protectores del medio ambiente afirman que éste se está transformando de forma inequívoca por efecto de los gases invernadero y que será inevitable un aumento gradual de la temperatura del planeta, con sus consiguientes secuelas de daños y catástrofes. Por el contrario, científicos más escépticos y los propulsores del “laissez faire” en materia económica, sostienen que no puede, ni debe, limitarse el crecimiento productivo y no están de acuerdo con la injerencia de los gobiernos o de las dependencias técnicas de las Naciones Unidas en el establecimiento de normas o acuerdos que perturben la manera de hacer negocios y la forma en que viven los individuos.

Los principales causantes de este efecto invernadero son variados. En efecto, el gas de efecto invernadero de mayor abundancia e influencia en el clima es el vapor de agua presente en la atmósfera, producto del equilibrio natural existente entre la evaporación del agua en el planeta y las lluvias. A diferencia del vapor de agua, los otros gases de invernadero tienden a acumularse en la atmósfera. Este es el caso del CO2 o dióxido de carbono que representa, aproximadamente, un 0,03% del volumen atmosférico. Además del CO2, el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los clorofluorocarbonos (CFCs) y otros gases sintéticos utilizados por algunas industrias, también contribuyen al efecto invernadero. Esta serie de gases, aunque se emiten en menor proporción que el CO2, tienen mayor capacidad para irradiar calor y, por tanto, también deben tomarse en cuenta en la evaluación del problema.

Existe plena conciencia de la utilidad y conveniencia de la existencia de estos gases invernaderos, éstos ayudan a que la tierra mantenga temperaturas adecuadas para la vida en todas sus manifestaciones. De no ser así, los ecosistemas y la vida no podrían subsistir, ya que sin esos denominados gases invernaderos, la superficie del planeta tendría una temperatura 30°C más fría y seria, en consecuencia, un planeta desierto y sin vida. Por otra parte, diversos estudios científicos, realizados en Estados Unidos de América y en el Reino Unido, indican que el planeta se ha calentado en 0,6 grados en el último siglo. Se calcula que para el año 2050, la temperatura habrá aumentado de 0,9 a 2,6 grados centígrados y en el 2080 de 1,2 a 3,9 grados. La temperatura media de la Tierra crecerá durante el siglo XXI entre uno y 3,5 grados centígrados, lo que supondrá el mayor cambio climático ocurrido en los últimos 10.000 años. En ese mismo estudio de las Naciones Unidas se comenta que, en el siglo XXI, el nivel de los océanos aumentará entre quince y noventa y cinco centímetros, en parte debido a la destrucción de glaciares, lo que causaría inundaciones sin parangón.

Estudios realizados en centros de investigación y análisis climáticos llaman la atención, en especial, sobre algunos de estos gases, cuyo incremento viene afectando el clima e incidiendo sobre el efecto invernadero:

El dióxido de carbono (CO2) es esencial para la mayoría de los seres vivos. El petróleo, el carbón y el gas natural son, entre otras, formas fosilizadas de carbono; cuando estas sustancias se utilizan con fines energéticos, como combustible, liberan CO2 al aire. Estas emisiones, unidas a otras de carácter natural y a la deforestación, han venido alterando el llamado ciclo del carbono.

• El metano (CH), de acuerdo con las investigaciones realizadas por la NASA, el metano atmosférico puede haber aumentado hasta en un 40% en las últimas cuatro décadas. El metano proviene de muchas fuentes: es venteado al aire en los campos de producción de petróleo y de gas, e igualmente en las minas de carbón; las bacterias anaeróbicas y las que crecen en el estómago de los animales de pasto también contribuyen con las emisiones de gas metano a la atmósfera.

• Cloroflurocarburos (CFCs), son los llamados gases freón, es decir, sustancias sintéticas utilizadas como fluidos enfriadores o refrigerantes de aire acondicionado y neveras, como propelente de aerosoles, solventes y agentes para material plástico. Hay menos abundancia de CFCs en la atmósfera en comparación con el CO2, pero aquellos tienen una capacidad para irradiar calor 10.000 veces más alta que el CO2, y pueden permanecer mucho más tiempo en la atmósfera. Tienen igualmente la capacidad para ascender hasta la estratosfera y deteriorar la capa de ozono.

• Óxido Nitroso (N2O), proviene de la utilización intensiva creciente de fertilizantes químicos; luego que éstos se mezclan con el suelo se convierten en óxido nitroso y se difunden en el ambiente. La quema de combustibles fósiles también es responsable de las emisiones de este óxido.

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