Opinión Nacional

El Final

La salida del Presidente de su cargo es tan necesaria como inevitable. Antes del 11 de abril esta situación estaba planteada, pero después de la masacre, de la pulverización de la FAN y del espectáculo de los poderes públicos, esa salida no basta. Si la crisis quiere abordarse en serio el trío patético dentro del Poder Ciudadano, así como los miembros del Consejo Nacional Electoral y el renunciante presidente del Tribunal Supremo, también tienen que salir.

No es, como creen algunos entristecidos ministros, que la oposición se puso voraz y ahora quiere no sólo que salga Chávez sino todos los demás. No. No es una demanda de la oposición sino de la crisis. Antes del 11 de abril, la sociedad había adquirido la convicción de que Chávez todo lo manejaba y lo controlaba a su antojo, que era él quien ponía en riesgo la democracia, la libertad y la posibilidad de progreso económico. Con la salida de Chávez se arreglaría el problema. Pero después del 11 de abril, para esa misma sociedad se hizo evidente que el centro de la crisis no era sólo una persona sino el tejido de complicidades, latrocinios y bandolerismo en que se convirtió el manejo del Estado. Por eso, la demanda hoy es la salida de Chávez y de los instrumentos serviles que conformó a lo largo de su actividad depredadora.

Veamos el caso de la Asamblea Nacional. A pesar de que todo el mundo sabe que la mayoría del MVR ha sido complaciente, la sociedad todavía concede a esa Asamblea la posibilidad de aportar una válvula de escape. Pero, si no lo hace, la crisis también la arrastrará y su sustitución se pondrá como nuevo requisito para las soluciones.

Lo que el gobierno, junto al “Dúo de los García” (los generales chavistas García Montoya y García Carneiro) y Baduel, no entiende, es que no se trata de una glotonería de opositores, sino que la extensión de la gangrena en el cuerpo de la nación exige la salida del escenario de más y más actores del régimen. Así son las crisis: voraces e implacables. Muerden y muerden, mientras su estómago glotón digiere magistrados, doctores y generales.

La conciencia de esta situación ha llevado a la disidencia del chavismo, junto a factores internos de ese movimiento, a admitir la necesidad de la salida de Chávez y de algunas pústulas institucionales. La tragedia de este régimen es que ha hecho implosión. Toda la descomposición acumulada brota como en una cloaca rota. Las interpelaciones de la Asamblea a los militares, son una radiografía de cómo la FAN ha resistido a Chávez y de cómo tres o cuatro oficiales han hipotecado la institución a un proyecto revolucionario delirante. Los videos que los medios y los aficionados han recogido, testimonian no sólo el asesinato de los marchistas del 11 de abril sino la preparación homicida instigada por ministros y jefes revolucionarios. La confesión de Otaiza sobre el entrenamiento armado de los muchachos del MVR y la evidencia de la función paramilitar de los Círculos del Terror, son prueba irrefutable del deseo de destrucción de la FAN y de los aprestos para la confrontación civil. La robadera descarada de los dineros públicos, la malversación de millones de millones de bolívares, son todos elementos de la carroña en la que unos forajidos convirtieron un sueño irrealizable pero respetable.

Pero hete aquí que pasamos a una nueva etapa del fraude. Como ya todo el mundo admite, incluido Chávez, que éste tiene que salir, entonces se dedican a preparar una inmensa maniobra para que todo siga igual. En ese caso la estructura podrida de poder seguiría inalterada, se volvería a presenciar el uso de los recursos públicos para una nueva pantomima de relegitimación y algunos de los mismos isaías, clodosbaldos y bernales continuarían su acción. Dos indicadores apenas de cómo se piensa seguir en lo mismo: los fiscales del Ministerio Público ensañándose contra Pedro Carmona y los jueces de la Corte de Apelaciones fundando su decisión por rebelión contra éste ¡porque convocó al Paro Cívico y a la Huelga General! De allí a condenar a la CTV, la sociedad civil y los partidos políticos, no hay sino un paso. Eso es chavismo fiscal y judicial en acción.

La crisis se agrava, cada día que pasa. A lo que se suma la pavorosa tragedia económica que se avecina, frente a la cual ningún plan –óigase bien, ningún plan- puede ser efectivo si la crisis política no se soluciona. No creerán ni el habilidoso Tobías ni el candoroso Felipe que la oposición, la sociedad civil organizada, los factores de opinión pública, le van a aprobar a Chávez un “paquete” económico con más impuestos, elevación escondida del precio de la gasolina, despidos en la Administración Pública, para sostener la chifladura revolucionaria.

Si el gobierno pretende ganar tiempo, tomar el control de la FAN para julio, impedir que el Fiscal renuncie, seguir con la farsa judicial y desarrollar el autogolpe, ya en marcha, la salida violenta se pondrá a la orden del día. Ya no hay solución con Chávez; si se tardan mucho tampoco la habrá con sus lugartenientes.

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