El futuro de nuestros hijos
El futuro de nuestros hijos depende de una Venezuela donde podamos vencer la injusticia social y la pobreza sabiendo hacer uso del petróleo.
El petróleo mal manejado se convierte con facilidad en la historia del padre de familia que se gana la lotería y al final termina más pobre que antes de sacarse el ticket.
Ha pasado en Venezuela antes. Recordemos el boom petrolero de la década de los 70s con Carlos Andrés Pérez. Luego el boom petrolero de la década de los 80s con Jaime Lusinchi. Ahora, el boom de estos últimos años con el presidente Chávez.
Cuando comenzó el gobierno actual, el precio del barril de petróleo era de $7 el barril; en las últimas horas el petróleo sigue subiendo, cercano a romper la barrera de los $150 por barril.
Sin embargo, la historia es la misma con CAP, Lusinchi o Chávez: el gobierno millonario y el pueblo pobre. En estas líneas, propondré como hacerlo.
Desde que comenzó el gobierno actual, han ingresado la bicoca de 750.000.000.000 millones de dólares. Con ese dinero se le hubiera podido dar a cada venezolano; recién nacido o anciano, pobre o rico, 100.000 bolívares fuertes por cabeza (100 millones de los viejos).
Sin embargo, a pesar de que Venezuela tiene hoy esa millonada de ingresos, el gobierno se ha dedicado; ¡a pedir prestado!.
La deuda venezolana al empezar el gobierno actual era de 26.000.000.000 de dólares y en este momento si se suma pdvsa, esa cifra sobrepasa 100.000.000.000 de dólares.
¿Quién pagará esa deuda si baja el petróleo? Pues tendrán que ser nuestros hijos.
El gobierno, por manejar como un mal padre de familia el ingreso del petróleo, va a dejar a sus hijos llenos de deudas.
Por eso, el reto de Venezuela es convertir el petróleo no en una renta que reparte el gobierno de turno como quiere, sino en patrimonio para la familia venezolana.
Insistimos en nuestra propuesta de crear una gran alcancía nacional con el dinero directo del petróleo para desarrollar un sistema de seguridad social para todos por igual: pensiones de vejez dignas (no de salario mínimo); un sistema de salud integral y gratuito y de calidad (que cada quien escoja su médico y su clínica) y un sistema de educación para el trabajo para los jóvenes desertores.
Si el petróleo es del pueblo, vamos a dárselo transformado en progreso y oportunidades.
