Opinión Nacional

El gobierno más corrupto de la humanidad

Para nadie es un secreto que la corrupción es una característica de este Gobierno, que se extiende a todos los niveles y que se realiza sin el mayor disimulo con todo el desparpajo de quienes saben que no están sometidos a ningún control por parte del Estado.

A tal punto han llegado los niveles de corrupción, que esta Administración podría fácilmente calificarse como el Gobierno más corrupto del que haya tenido conocimiento la humanidad. Si tan solo ojeamos las estadísticas, nos damos cuenta por ejemplo que de acuerdo con el trabajo realizado por la Universidad de Passau para Transparency Internacional, solo en el año 2002, Venezuela ocupaba el puesto número 81 de los países más corruptos del mundo, escalando a una velocidad vertiginosa para el año 2004 al puesto número 114. Ahora bien, si tomamos en cuenta que para las estadísticas de ese último año no se pudo valorar el gigantesco desfalco que por mas de 6.000 millones de dólares ha ocurrido en PDVSA, no es difícil concluir que estamos viviendo no solo en el país con el Gobierno más corrupto del mundo, sino que por su magnitud puede decirse que estamos al frente del Gobierno más corrupto del que la humanidad haya tenido conocimiento desde la época del pretor de Sicilia en la época de la antigua Roma, Caius Verres (1), acusado por famoso orador y filósofo romano Marco Tulio Cicerón y juzgado por corrupto en el año 70 a.c., hasta nuestros días.

Ahora bien, en toda situación en donde impere la corrupción como modus operandi de un Gobierno, el líder es no solo el responsable sino el cómplice de todos los actos de corrupción. En nuestro caso, no cabe duda de que quien controla todos los hilos del Gobierno es el Presidente, luego es lógico pensar que está enterado, por decir lo menos, de la inmensa rapacería que se comete a diario a su alrededor, sin que tome cartas en el asunto, de donde se sigue que el Presidente es el principal responsable de la colosal corrupción imperante en su Gobierno, lo que lo calificaría como el primer corrupto del mundo.

Pero no solo se podría calificar al Presidente como el ser más corrupto desde Caius Verres hasta nuestros días, porque la corrupción no es sólo en el manejo de los fondos del Estado y el cobro de las gigantescas comisiones en todos los contratos que celebra, sino que la misma también significa la acción de dañar o echar a perder algo, y si vemos bien, en estos ya casi siete años el Gobierno, a pesar de haber recibido unos descomunales ingresos por el orden de los 320 mil millones de dólares, ha dañado a las empresas eléctricas del Estado, a tal punto que en ciudades del interior del país como Guanare, Apure, Maracaibo, Maturín, etc., el suministro de luz es interrumpido diariamente; ha dañado la infraestructura vial, de tal manera que es difícil transitar un solo kilómetro en cualquier carretera del país, sin ver o caer en un hueco, y sin apreciar visiblemente el inmenso deterioro de las mismas, como el viaducto hacia La Guaira; ha dañado el servicio hospitalario del país, en una forma tal que este servicio no puede ser suministrado en condiciones mínimas, debido a la carencia de insumos para ello; ha dañado nuestra principal empresa PDVSA, convirtiéndola en una empresa ineficaz e improductiva; ha destruido con su inacción el principal polo turístico de la ciudad de Caracas, el Estado Vargas. Todo ello sin contar con los daños causados a nuestras principales instituciones en las que la sociedad ya no confía, tales como la institución electoral, judicial, militar, etc.

Pero tampoco al Presidente se le puede calificar como corrupto, solamente por el irregular manejo en los fondos del Estado y por los daños causados a nuestras empresas, nuestras instituciones y nuestra sociedad, sino también por la reiterada manía de recurrir a la mentira en su apologética revolucionaria, ya que la mentira es una forma de corrupción. El Presidente miente cuando afirma que vivimos en una democracia; miente cuando habla de las bondades del convenio petrolero con Cuba; miente cuando desvía la verdadera intención de la creación de las reservas como sustitutas del estamento militar; miente al negar su apoyo a las guerrillas colombianas; miente al negar el financiamiento de la campaña desestabilizadora de Evo Morales; miente cuando maneja un presupuesto paralelo al aprobado por el parlamento; y por más que repita mil veces en sus programas dominicales sus mentiras, éstas son cada vez menos creíbles.

Este Gobierno, se ha convertido en la sentina de todos los crímenes y todas las infamias en materia de corrupción; es el único ente de la tierra en donde no hay sitio para la razón, donde todo se mueve irreflexiblemente, al azar, y todo está lleno de ajonje y de garfios, de manera que los colaboradores del Presidente se encuentran estrechamente atrapados y encadenados en la miseria de sus almas decrépitas. El Consejo de Ministros se ha convertido en la patria de las larvas y los lémures.

¿Por qué la sociedad se ha dividido en facciones? ¿Por qué el pueblo sucumbe bajo la inflación, la carestía de la vida, la inseguridad y los numerosos impuestos? ¿Quién ha desviado nuestro prometedor destino? La respuesta no es otra que la mediocridad. La mediocridad de los Jefes del régimen, su fatua vanidad, la superficialidad con que atienden los asuntos públicos, la supina incapacidad de rodearse de hombres capaces, su pereza mental en generar buenas ideas que crearen bienestar a la sociedad, su ineptitud para concebir grandes planes o al menos para ejecutar los que algunos proponen. Todo se derrumba tan pronto los ineptos llegan a la cumbre del Estado. La unidad se desintegra cuando se derrumba la grandeza, y la corrupción se apodera de quienes sin escrúpulos hacen lo indecible por mantenerse en el poder. Todo ello desemboca en un océano lúgubre de desesperanza mientras estemos encadenados a un Gobierno bizarro calificado como el más corrupto de la humanidad.

Notas

(1): Caius Verres se hizo famoso porque se quedó con el dinero de la ciudad para la compra de cereales a Egipto, dejando a Roma sin el suministro de harina por algunos días.

(*): Contreras Millán es Integrante de la dirección nacional del Partido Demócrata Cristiano COPEI

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