Opinión Nacional

El liderazgo social del futuro

Líder es una palabra sajona que viene del verbo to lead, que significa guiar, dirigir. Dirigir viene del verbo latín dirigiere, que significa guiar, dirigir. Las personas influencian positivamente a otras. Este es un hecho social conocido, un dato duro de la realidad. Los seres humanos pueden influenciar con su conducta y con su congruencia personal. Congruencia: En ciencias del comportamiento, significa alineamiento positivo entre lo que se dice y se hace, modelaje que evidencia unidad entre las palabras y la acción que soporta con hechos el compromiso contraído. La congruencia personal es la herramienta clave para la construcción y acumulación creciente de credibilidad y fuerza personal. Como resultado de lo que hacen, existen personas que tienen la posibilidad real de llamar la atención, atraer e impactar positivamente a otras personas, por lo cual estas se convierten es seguidores de quienes los impactan. El que por alguna razón ejerce ese impacto positivo que atrae, entusiasma e invita a la acción voluntaria, gustosa y comprometida, automáticamente se convierte en líder, se hace depositario de algo muy especial sobre las personas, tiene poder para influenciarlas, dirigirlas y guiarlas hacia estadios superiores de motivación, desempeño, productividad y calidad de vida. Y esto es liderazgo, es el efecto que causa sobre el colectivo una conducta y un desempeño percibido como inspirador, positivo y deseable. El liderazgo es un producto no es una causa. El liderazgo es una variable dependiente porque depende de que se tenga o no algo muy valorado en el colectivo como deseable, y que además, sea percibido por éste desde afuera como presente en alguien a quien voluntaria y gustosamente reconocen y aceptan como expresión de si mismos, como líder. Así luce la capacidad para crear seguidores. Y sin seguidores, no hay liderazgo. La congruencia y la credibilidad colectivas son esenciales para el liderazgo organizacional y social, para el liderazgo en las familias, las organizaciones y la nación. Sólo con liderazgo social, con liderazgo colectivo, hay entusiasmo convencido, voluntad gustosa y comprometida para la acción, mejor democracia, mejores resultados, mejor calidad de vida, un presente más responsable. Sólo con liderazgo colectivo es posible construir una patria mejor.

En este sentido, el Centro para el Liderazgo Creativo (CCL: Center for Creative Leadership, (%=Link(«http://www.ccl.org»,»www.ccl.org»)%)), una de las 10 instituciones más prestigiosas y respetadas del mundo en materia de liderazgo, acaba de publicar su investigación La Naturaleza Cambiante del Liderazgo: Reporte 2005, escrito por André Martin, Asociado Senior del CCL. La investigación se plantea cómo ha cambiado el liderazgo en los últimos años y cómo lucirá en el futuro. De los 300 líderes del mundo que respondieron los diferentes instrumentos utilizados en la investigación, 84% afirmó que ciertamente el liderazgo ha cambiado y evidencia grandes desafíos de cara al futuro. ¿Cuáles son?

1) Los Retos. Son cada vez más complejos y difíciles de resolver. La mayoría de ellos tardan como mínimo de 6 meses a un año en resolverse porque las soluciones conocidas no funcionan. En consecuencia, sólo menos del 50% de la muestra asegura que -con lo que se sabe de liderazgo actualmente- pueden ser alcanzados los objetivos del liderazgo.

2) Trabajo interdependiente. La complejidad de los retos actuales es tal que sólo es posible resolverlos con el trabajo interdependiente de muchos, en equipos muy cercanos, que se comunican muy bien y de forma fluida.

3) Sistemas cambiantes de remuneración. La remuneración tradicional ya no es suficiente. Los líderes anticipan que se moverá hacia una mezcla de tres componentes: Pagos de corto plazo (mensual por ejemplo), producción individual (valor agregado personal) y cooperación en equipos para producir resultados de largo plazo (esfuerzo colectivo), siendo esta la parte más importante de la remuneración.

4) Mezcla diferente de habilidades de liderazgo. Crear y sostener un clima organizacional en el que los seguidores tengan éxito es el foco estratégico. Gerencia participativa, construcción y sostenimiento de relaciones, y sensible manejo del cambio es la mezcla de habilidades claves para reemplazar a la vieja mezcla que consiste en recursos y conocimiento, toma de decisiones y “hacer lo que haya que hacer” para producir resultados.

5) Liderazgo como un proceso colectivo. El liderazgo individual que se expresa en alguien que “manda”, o a quien se “sigue” o se “admira” es obsoleto. El liderazgo como proceso que se da en toda la organización y la nación, en diferentes niveles y áreas del conocimiento organizacional y social, evidencia la interconectividad de la toma colectiva de decisiones en diversidad de equipos interdependientes que no dependen de un liderazgo individual. Por ello, si un líder falla, la función colectiva de liderazgo ni se deteriora ni cae. Y esta es la tendencia clave del liderazgo de cara al futuro.

Como resultado del futuro que le espera al liderazgo, la comprensión y práctica de la función social del liderazgo será el mayor reto para Venezuela en el porvenir. La naturaleza colectiva del liderazgo consiste en muchas personas asegurando que se cumpla la función social del liderazgo, asegurando a nivel social modelaje, sentido de dirección, cohesión, motivación, compromiso e inspiración para la acción colectiva voluntaria, sostenida y responsable. En consecuencia, cuando no existe la función colectiva del liderazgo hay dispersión, ineficacia, desunión y frustración. Cuando la función de liderazgo es lo primero el foco deja de ser la manera cómo se ejerce el liderazgo individual para pasar a ser lo que se espera que se cumpla con la función de liderazgo. Tratar de que más gente actúe como líder y evidencie liderazgo para que otros no líderes los sigan es lo que siempre se ha hecho. Otra cosa muy diferente es que cada vez más personas se involucren en el proceso de cumplir y asegurar que se cumple la función social del liderazgo. Para enfrentar los retos complejos de la Venezuela actual, es muy poco probable que sea efectivo tener más líderes individuales, más personas tratando de decir lo que se debe hacer. Es indispensable superar los programas de desarrollo de líderes individuales y expandir y profundizar los programas para el desarrollo de la función del liderazgo. De esta forma el ejercicio del liderazgo es más inclusivo y colectivo, porque muchas más personas cada día se incorporan como actores del proceso de liderazgo, asegurando con ello una promisoria capacidad de respuesta tan compleja como la complejidad de los retos que tiene Venezuela hoy. La dependencia del liderazgo individual -no importa cuántos líderes se tenga- es altamente riesgosa, porque ningún líder individual –independientemente de qué tan capaz sea- puede realizar sólo los cambios necesarios para enfrentar retos complejos. Asegurar que cada vez más gente participa y trabaja cooperando en diferentes formas, incrementa la posibilidad de que personas que son capaces de realizar ellos mismos los cambios necesarios, se involucren para influenciar de forma decisiva en el cumplimiento de la función de liderazgo. A esta práctica se le llama liderazgo conectivo –que conecta- propio del liderazgo colectivo. El liderazgo venezolano requiere capacidad social para darse cuenta que las decisiones y acciones deben tener sentido en oposición a decisiones y acciones sin sentido; capacidad para crear sólidas conexiones entre la diversidad (interconectividad) y capacidad para navegar con agudeza en ese “mar picado” de retos compartidos entre diferentes. Los retos complejos de la Venezuela de hoy no vienen en paquetes con sus instrucciones y todo. Por naturaleza causan confusión, ambigüedad, conflicto y estrés. Como mueven a las personas a lidiar con lo desconocido, exigen mucha reflexión. Como un reto complejo no es un problema familiar a ser resuelto sino una realidad a ser enfrentada a través de cambio y desarrollo hacia lo diferente, lo que va a tender a ocurrir en Venezuela es un proceso de aprendizaje basado en experimentos compartidos, pequeñas ganancias, frustraciones, malestar, innovaciones y estrategias emergentes. Nadie por si sólo puede diseñar una meta, objetivo o estrategia cuyo logro resolverá los retos complejos de la Venezuela de hoy. Y tal es nuestro desafío.

Desde la perspectiva del liderazgo colectivo, la complejidad de los retos del liderazgo venezolano es –sin duda- superior a sus capacidades individuales. La clave del liderazgo social productivo y exitoso es el trabajo interdependiente e interconectado de la diversidad porque este trabajo tiene un impacto colectivo de largo y profundo alcance. En Venezuela existe amplio espacio para el mejoramiento del liderazgo social. ¿Cuáles son –entre otras- estas oportunidades de mejora?.

1) Es posible que el liderazgo del alto gobierno reoriente la función social del liderazgo político, que comprenda que una cosa es lo que ellos piensan y comunican y otra es la que piensan y hacen los líderes abajo. Éstos trabajan de forma individual y en parcelas, el cumplimiento de la función colectiva del liderazgo parece ser menos importante. Por ejemplo, cuando se pregunta o se hace referencia a los Objetivos Estratégicos de la Nueva Etapa, documento medular para el ejercicio de la función social del liderazgo, generalmente los líderes lo desconocen, o dicen que lo han leído pero no son eficaces en citarlo o explicarlo de forma coherente. Se muestran enredados, desentendidos o poco centrados en articular ese documento con la práctica diaria de conducir la revolución bolivariana. La clave del mejoramiento del liderazgo es el trabajo interdependiente e interconectado porque tiene impactos colectivos de largo y profundo alcance.

2) El liderazgo de la oposición también puede comprender mejor su responsabilidad en el cumplimiento de la función social del liderazgo. Cuando se conversa con ellos sobre el tema de estrategia y trabajo cooperativo entre sus líderes, o se observa la forma cómo analizan lo que deben hacer, o se conoce lo que están haciendo, la verdad es otra vez la misma: La lucha por el poder grupal, lo individual, los intereses propios es lo importante. La gran explicación es que “así es la política, en política se está para hacerse del poder y el poder no se comparte”. La valoración de lo colectivo, de lo que es de todos, de la riqueza de posibilidades presentes en los poderdantes, se comprende insuficientemente. Tan es así, que Primero Justicia, organización política que parecía tenerlo más claro, optó por algo diferente a elecciones por la base para seleccionar a sus líderes nacionales. La clave del mejoramiento del liderazgo es el trabajo interdependiente e interconectado porque tiene impactos colectivos de largo y profundo alcance. Cuando la función colectiva del liderazgo pierde fuerza social hay dispersión, ineficacia, desunión y frustración para el logro de los objetivos políticos.

3) El liderazgo revolucionario entra en una etapa medular para su crecimiento: Acercarse a los miles de venezolanos que no son de izquierda ni enemigos de la revolución bolivariana, personas inconformes con la parte ineficaz y empobrecedora de las políticas y el liderazgo del pasado, y con las prácticas poco incluyentes y la lentitud de los líderes revolucionarios del presente. Del lado de la oposición, los líderes pueden revalorar sus posturas y aproximaciones a todas las políticas actuales beneficiosas para el pueblo, no importa a qué tan corto plazo apunten en sus objetivos. Criticas intelectuales y partidistas a estas políticas son percibidas por ese pueblo como un ataque incomprensible e inhumano que le resta eficacia política a los líderes de la oposición. Vean lo bueno, ustedes pueden y les conviene.

4) Los líderes del gobierno y de la oposición pueden mejorar su congruencia política personal. Las elecciones internas en las organizaciones de la alianza revolucionaria y de la oposición se pueden empujar, la política “del dedo” se puede minimizar. La educación y el estudio se pueden revalorar. Si se cumple en casa la función social del liderazgo, se podrá pensar que así lo harán también en la sociedad. Ambos liderazgos pueden aprender: Los de ayer, que perdieron el poder porque sus élites y sus partidos no ejercieron la política como “el arte de servirle al pueblo” sino de servirse a ellos mismos. Los de hoy: Que los resultados de las elecciones del 4 de diciembre de 2005 tienen significados profundos, que el poder no es eterno, que los venezolanos si piensan en lo que el gobierno no hace correctamente y en lo que la oposición no corrige.

5) En ambos liderazgos se puede revalorar más el conocimiento y la experiencia como componentes claves de la función social del liderazgo. Los revolucionarios pueden privilegiar menos la lealtad con el proceso. Pueden honrar los lineamientos estratégicos de la nueva etapa: “Puede haber gente no revolucionaria pero más competentes que nosotros” (pág.14); “No nos creamos dueños de la verdad, el sectarismo es uno de nuestros males” (pág.15); “En vez de condenar a los que votaron por el sí, hay que convencerlos” (pág. 15). Pueden abrirse al crecimiento porque sólo se crece incorporando gente. Los de la oposición sostienen que tienen la mejor gente Demuéstrenlo. Logren enamorar a la masa crítica necesaria a partir del uso inteligente de los mejores. Sean capaces de formular y comunicar una propuesta diferente, profundamente popular, creíble, motivadora, movilizadora, que contundentemente convenza que son mejores y más competentes. Háganlo.

6) Ambos sectores pueden mejorar su capacidad de liderazgo social. Un líder es una persona que puede ver el camino en medio de la confusión y el caos. Y enseña a otros a verlo. Las bases se equivocan entre otras razones porque son emocionalmente más propensas a la confusión y el caos. El liderazgo no tiene esta opción, porque es potestad de los líderes ir solos a donde todos los demás necesitan que los lleven. La calidad del liderazgo de la oposición el 4 de diciembre de 2005 puede ser mejorada. Ese liderazgo confundió y no orientó. Para tener liderazgo se requiere claridad y credibilidad. Los revolucionarios plantean el socialismo del siglo XXI, pueden producir un cuerpo coherente, comprensible y creativo de conocimiento e información que invite, movilice e incorpore gustosos a los técnicos de las universidades públicas y privadas nacionales; a la clase media comercial y empresarial.

Ambos liderazgos pueden trabajar mejor en dirección al fortalecimiento del ejercicio de la función social del liderazgo: pueden crear modelaje, sentido de dirección, cohesión, motivación, compromiso e inspiración para la acción colectiva sostenida y responsable. La tendencia de pasar del liderazgo como función de un individuo iluminado, o “enchufado”, o destacado, o popular, o excepcional, o que manda al liderazgo como función social-colectiva en nuestras familias, organizaciones y en la nación es de primer orden. Y esto sólo es posible hacerlo con flexibilidad, colaboración e inclusión. En lo desconocido están todas las oportunidades. En lo que no han intentado los líderes hasta ahora están las respuestas que andan buscando. Ambos liderazgos pueden mejorar porque tienen con qué, tienen oportunidades. Sólo se requiere verlas con claridad.

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