El mamotreto

El hecho de tener mayor poder, no da mayores derechos, sino mayores deberes”
(Rafael Caldera, 1970)

“Nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo, de donde se origina la usurpación y la tiranía”. (Simón Bolívar, en 1819).

Dios le dio el poder a la persona humana, pero se lo dio con una finalidad específica; así como le dio el agua, el fuego, el aire y la tierra, y todo lo creado. El placer en si mismo no es malo, es muy bueno: “en el principio creó Dios los cielos y la tierra… Y vio Dios que era bueno…Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. (Génesis 1:1, 1:9 1:31); lo que es malo es el placer por el mero hecho de tener placer y solo placer, es decir cuando éste se desordena y pierde la finalidad para la que sirve, y en consecuencia se sale del plan de Dios para la humanidad.

Por ejemplo comer y dormir nos da un determinado placer, pero a la vez el comer alimenta, el dormir descansa y reparar las fuerzas necesarias para moverse en la vida. Si Dios no le hubiera dado al ser humano el placer, el comer y el dormir serían una suerte de esclavitud; sin embargo, la carnada que Dios puso para que la humanidad se alimente, y descanse fue el placer.

Veamos lo que pasa con el dormir: sería muy latoso el estar todos los días en la “cárcel” de una cama con un promedio aproximado de seis a ocho diarias; sin ese placer, muy probablemente el género humano no tendría el necesario y re-obtención de energía.

Algo similar se pudiera decir con el estar “preso” en una silla dos o tres veces al día para poder comer: sería muy difícil que la persona se alimentara. En concordancia con lo antes dicho, sería muy malo que se pudiera comer sin alimentarse, como hacían en las orgías romanas donde comían, comían y comían, y luego de comer: a vomitar para luego volver a comer, y así sucesivamente. Y hasta había sitios especiales para ello; es decir, dichas orgías eran el placer de comer por el mero de comer y sin tener en cuenta la necesaria alimentación, lo que llamamos la gula que es uno de los siete pecados capitales.

De la misma manera, sería igualmente malo que por ejemplo se inventara una pastilla que sirviera para el solo placer de dormir pero a la vez sin descansar. Por otra parte, vamos a introducirnos en algo que es el placer que da el poder y que a la vez le pudiera dar al ser humano un placer aun más fuerte que el comer o el dormir; por eso mismo hay quienes comparan el poder con una droga.

El poder no siempre coincide con la autoridad política pero para los efectos de este escrito los vamos a asumir como indisolublemente unidos ya que nos ayudará a expresar mejor lo que queremos decir. De acuerdo a lo que vinimos explicando, este placer por el poder es legitimo en si mismo, y viene dado al hombre por Dios al igual que los otros tipos de placer antes dichos.

El poder es necesario, tiene que haber una autoridad, sino hubiera autoridad habría anarquía y caos, hasta las abejas tienen una Reina Madre y unos obreros, si no fuera así no pudieran producir la rica miel que nos brindan. Pareciera obvio que si no existiera el placer y las gratificaciones que da el poder, muy poca gente en el mundo quisiera ser gobernante: no habría mucho estímulo para gobernar.

Adicionalmente, la autoridad para ser legitima tiene que estar dentro de un clima de libertad y respeto hacia los ciudadanos, y mientras mas humilde sea el ciudadano, mas debe ser respetado por sus gobernantes; y es obvio que cuando decimos “libertad” no estamos diciendo “libertinaje”, que no es lo mismo ni se escribe igual.“El límite del derecho propio es el derecho ajeno”; sin embargo, esta máxima vale para tanto gobernantes como para gobernados.

El gobernante debe ser un verdadero servidor publico y no alguien que llega al poder para servirse, así lo disfrace mediante técnicas populistas de regalarle dádivas a los gobernados y a la vez comprar apoyos internacionales a punta de “maletinazos”, o la “ayuda” proselitista, criminal y canalla como es el de enviar y repartir latas de atún para la reciente tragedia peruana en los distritos periféricos de Pisco, Ica, Chincha y Cañete,y que a la vez llevan impresas propaganda “roja-rojita” y las respectivas fotografías de Ollanta Humala y la de Hugo Chávez, según lo denunciara el diario peruano “Expreso”. La proganda dice: “ante los saqueos, bloqueos, desesperación y caos. Solidaridad con nuestros compatriotas”.

Las focas del circo oficialista que aplauden y aplauden, y no saben otra cosa que aplaudir y jalarle (mas bien guindarse) al “Comandante en Jefe” para cuidar sus respectivas chambas, han dicho que se trata de “latas podridas sembradas por la CIA, que es culpa de patrañas del Imperio Maldito” y demás monsergas, bobadas, mentiras y pamplinas populistas nada creíbles; frente a esto leamos a Marianella Salazar: ”De muy mal gusto”, Artillería de Oficio, El Nacional, 22-08-07:

“El nuevo embajador venezolano en Perú, contralmirante Armando Laguna Laguna… negó con indignación que hayan salido de Venezuela las latas de atún con mensajes políticos para las víctimas del terremoto, que tienen rostros de los «dos ligaditos»: Chávez y el líder opositor peruano Ollanta Humala…

Casi nadie duda que esa manera de aprovechar las circunstancias, por más trágicas que sean, se estila y practica desde que Mercal comenzó a distribuir caraotas importadas (año 2003), a través de la triangulación con Cuba. El chavismo todo lo vuelve ventajas. En Venezuela, los empaques de alimentos que se distribuyen entre las clases más necesitadas traen propaganda política, peor son algunos programas de alimentación escolar que suministran comida a los niños en «cajitas socialistas», rojas rojitas, en las botellitas de agua están membreteadas con el eslogan político “Yo estoy con Chávez”

No es nuevo que se intente ideologizar, sobre todo a los niños, a los pobres y las víctimas. Desde luego, es de muy mal gusto, como dijo consternado el presidente Alan García al referirse a los enlatados de atún…»

El Señor Jesucristo nos enseñó cual debería ser el verdadero sentido y fin de la función de un gobernante:

«… Como el Hijo del hombre, que no ha venido para ser servido, sino a servir” (Mat. 20, 28)

«Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos» (Mc. 9, 35)

«Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin…Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.

Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida… Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto, y sentándose a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.

En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis” (San Juan, capítulo 13).

Es decir el placer que da el poder debería ir acompañado de una verdadera vocación de servicio; la finalidad del poder debe ser el servir; si no es así, y es solo el poder por el mero placer que da el poder, se trata de lo que aquí llamaremos “la lujuria del poder”.

Es verdad que a lo largo de la historia han habido algunos gobernantes con verdadera vocación de servicio; como San Luis Rey de Francia (Luis XI), Santo Tomás Moro, mártir, a quien el papa Juan Pablo II nombró patrono de los políticos y gobernantes, y que antes que el Rey Enrique VIII le cortara la cabeza había sido canciller de Inglaterra.

Aquí en Venezuela hemos tenido a Simón Bolívar (a pesa que Chávez lo tenga secuestrado), Antonio José Sucre, Cristóbal Mendoza, José María Vargas; entre otros; sin embargo y lamentablemente, no siempre ha habido vocación de servicio por parte de los gobernantes, muchas veces lo que han hecho es gobernar por el solo placer de gobernar:

“Ya saben que los jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños y los poderosos las oprimen” (Marcos 10, 35-45). Es decir, se tratan de gobernantes que han perdido las perspectivas de la finalidad del poder, como lo es ser un verdadero servidor publico, para en consecuencia tener justas y legítimas autoridades que dirijan a sus subalternos para vivir en una sociedad en verdadera paz, progreso y bienestar.

Pero para lograr esto hay que hacerlo en un clima de libertad; es imposible con gobernantes dictadores y opresores, que se quieren perpetuar en el poder, como lo pretende Chávez a través de la supuesta “reforma constitucional”, que no es otra cosa que una nueva Constitución inspirada en la actual Constitución Cubana que le ha permitido a Fidel Castro mantenerse por 48 años como tirano y sátrapa de su pueblo, esté vivo o muerto para este momento.

El remedio para gobernar sabiamente está en la segunda parte del versículo anterior: “pero no debe ser así entre ustedes. Al contrario el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea esclavo de todos” (Marcos 10, 35-45).

Así es como de verdad se le administra rectitud y justicia a los pueblos, y por lo tanto convirtiéndolos en naciones prósperas y felices. Es obvio que lo que verdaderamente mueve a Chávez para la supuesta “reforma” constitucional es la lujuria del poder, tener el poder total del estado; a través de por ejemplo eliminar la autonomía del Banco Central para controlar totalmente las reservas, las finanzas y “los regalitos” para gobernantes como Evo Morales y sin ningún tipo de control sobre los maletines; unos gobernadores y alcaldes decorativos, y de papel, convertidos en jarrones chinos, ya que en la practica una tal “comuna” los sustituye y los anula, unas Fuerzas Armadas reducidas a milicias supuestamente “populares” y a una guardia pretoriana presidencial; la eliminación de la propiedad privada sustituida por una propiedad “socialista”: entre otras perlitas, si dicho mamotreto se aprobara (ojalá que no), ya no habría capacidad para disponer de los bienes, y los que pudieran ser objeto de “propiedad privada” serían solo los de “uso y consumo”, como el cepillo de dientes y la ropa interior para poner unos ejemplos.

Además pretende acabar con lo queda de la descentralización, por ejemplo eliminando la Alcaldía Mayor del Distrito Capital para sustituirlo por el Distrito Federal. ¿Cuál es el fondo de esto?; no otra cosa que nombrar el mismo, al gobernador del Distrito Federal con su “dedo-dedito, rojo-rojito”; y no el pueblo.

Además quedarse en el poder hasta su muerte para luego nombrar a su hermano como su sucesor, al mejor estilo Fidel Castro; sin embargo cual lobo disfrazado de cordero, hacerlo a través de un “caramelito de cianuro”, de reducir la jornada laboral a seis horas, tal como bien lo definiera el secretario general de COPEI, Luis Planas.

Con el perdón de Luis XIV, llamado “el Rey Sol”, quien dijera:”L’Etat Ce Moi»: (“El Estado Soy Yo”), observamos que estamos en el peligro de convertir a Venezuela en un reinado absolutista, como lo fue en su época. Por lo menos en su tiempo hubo un boom en la cultura, las artes, la literatura, asunto que no hay en Venezuela a partir de cuando Chávez asumió el poder.

Frente a este diagnóstico de lujuria de poder mediante un parapeto de “Reforma”, ¿qué queda hacer?, siendo esta pregunta algo que tiene una respuesta sumamente compleja lo mejor sería dejar esto para jun próximo análisis. El primer paso es tratar de concienciar que es lo que verdaderamente se está cocinando con este mamotreto.