Opinión Nacional

El MBR-200 y el fundamentalismo moral

“Todo funcionario público, a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos para arriba, queda sujeto a la pena capital”. Simón Bolívar. Decreto dado en el palacio dictatorial de Lima. 12-I-1824

Cuando revisamos históricamente el surgimiento de movimientos religiosos o políticos, la moral se nos presenta como uno de los elementos que desarrolla L’esprit de Corps: cemento cohesionador de los mismos.

Esto es así, porque generalmente estos movimientos insurgen contra la descomposición que suele imperar y que en gran parte son causa de justificación de los mismos.

La autonomía inherente al orden moral es esencial a este tipo de cuerpos. Lo anterior es aplicable al MBR-200. Cuando organizábamos a éste en el Zulia, el leit motiv que establecíamos como fuerza fundamental del mismo, era acabar con el estado de corrupción política que considerábamos propio del puntofijismo.

Recuerdo que uno de nuestros compatriotas de la dirección del MBR-200 en el Zulia, cuando quería descalificar a alguien le bastaba una oración: ‘¡ese es un corrupto¡’

Lo anterior es comprensible en un movimiento bolivariano. En el MBR-200 me propuse desarrollar una especie de Catecismo o Diccionario Bolivariano.

En el punto relativo a la moral, seleccionamos cerca de una treintena de textos de El Libertador, relativos al tema de la moral-pública. Incluimos sus draconianos decretos estableciendo la pena de muerte para los corruptos. ¡Recordemos su Propuesta del Poder Moral en Angostura y la Cámara de los Censores en Bolivia! (Ver: LABARCA PRIETO, Domingo A. “Bolívar y el Poder Moral. Revista Científica UNET. Volumen X Nº 1-1998. Págs. 87 s.s)

En definitiva, el mayor anatema que se podía lanzar contra alguien en los inicios del MBR-200, era llamarlo ‘corrupto’.

Debo confesar que el saneamiento moral del país era un topoi fundamental en el sueño auténticamente bolivariano del MBR-200. Por eso me integré, como se diría en alma, vida y corazón, a ese MBR-200; y asumí hasta el cansancio y la fatiga, la coordinación ideológico-política de este movimiento en el Zulia.

Hoy, empero, leemos con tristeza las denuncias de corrupción que se hacen contra altos funcionarios civiles y militares, sin que hasta el presente encontremos algún procesado.

Desde la década del 60 hemos elevado como bandera la moralización de la política en nuestro país. Fuimos fundadores y presidimos el FRENTE ESTUDIANTIL UNIVERSITARIO DE L.U.Z. y cofundadores del MOVIMIENTO MORAL y del MBR-200. En cada una de estas agrupaciones, el problema ético-político fue motor fundamental de nuestras luchas y la de los demás integrantes
Mucha tinta ha recogido nuestras letras atacando las lacras y perversiones del llamado puntofijismo.

El Presidente el 17 de diciembre del 2001 convocó a la reactivación del MBR-200. Esperamos que se convoque también a la reactivación del FUNDAMENTALISMO MORAL BOLIVARIANO que inspiró originalmente a esta agrupación.

Profesor Titular Emérito de L.U.Z

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