Opinión Nacional

El puente o la arepa

Me permito compartir el siguiente relato: Dos candidatos a una alcaldía estaban en plena campaña. Uno de ellos decía: “Sí gano las elecciones les prometo que tendrán un puente”. Uno de los habitantes del pueblo dijo: “Disculpe, pero ¿para qué necesitamos un puente sino tenemos río”. El candidato respondió: “No se preocupe, si gano le colocamos también el río”. El otro candidato, con una postura diferente porque conocía que en ese pueblo la gente era muy pobre, ofreció lo siguiente: “Si gano las elecciones, les prometo que todos tendrán diariamente una arepa de pastel, cebolla y miel”. Otra persona, allí presente, le comenta: “Disculpe, pero a la mayoría no nos gusta esa combinación. No puede darnos únicamente la arepa o los ingredientes por separado”. El candidato respondió: “No te preocupes, si gano les prometo que a todos les gustará la arepa de pastel, cebolla y miel”.

Este relato, adaptado un poco a nuestra realidad culinaria, me llamó la atención porque refleja, de alguna manera, la dinámica política de nuestro país. Por una parte, el candidato que ofrece el puente, es la clara actitud de una oposición que no sabe cuál puede ser su oferta para ser una alternativa política para los venezolanos. Entre otras cosas, porque al igual que el candidato del puente, o desconocen la realidad del pueblo o no quiere asumir que la realidad y necesidades de la población son otras, muy diferentes, a la de los líderes políticos.

El otro candidato, desde mi perspectiva, refleja la postura oficialista. El gobierno, en principio, sabe cuáles son las necesidades de las clases más populares. Cuáles son sus grandes debilidades con respecto a los aspectos básicos de las necesidades humanas, aquellas que no se pueden negociar. El socialismo (al estilo chavista), es la estrategia (la comida, el reconocimiento, la casa, el trabajo), al margen que le guste o no a la población, sin importar los intereses sueños y esperanzas (fundamentadas o no) que sienten los ciudadanos. El gobierno ofrece un tipo de socialismo, pero también, la garantía que tarde o temprano nos gustará su estilo de socialismo. Nos ofrece un partido único socialista y que nos tendrá que gustar ese sistema. Nos prometió una revolución bonita y nos guste o no, tarde o temprano, ¿aceptaremos que es una revolución bonita?. Con estos dos panoramas son muy pocas las alternativas. Quizás necesitamos comenzar a crear consciencia de que no podemos decir amén a todo aquello que nos ofrezcan.

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